Adler, Spahic, Lasogga, Tah, Calhanoglu… jugar contra tu exequipo no es una circunstancia cualquiera, y cómo tal, el partido de los ex de la Bundesliga no podía ser menos. Hamburgo y Bayer Leverkusen se citaban en un partido especialmente cargado en lo emocional y repleto de caras conocidas. Más allá de las rencillas personales, hanseáticos y aspirineros llegaban con cierta necesidad de sumar un resultado positivo. Los unos, para cortar la racha negativa de las últimas jornadas; y los otros, para seguir escalando puestos en la clasificación.

Del cielo...

El partido arrancó a toda velocidad. Ambos equipos saltaron al verde con ganas de que ocurrieran cosas y las amenazas empezaron a sucederse pronto. Los pupilos de Schmidt fueron fieles a su estilo. Vertiginosos, intensos y muy móviles, se hicieron pronto con el esférico y se pusieron a circularlo con velocidad por las inmediaciones del área hanseática. La movilidad de los Bellarabi, Brandt y compañía era un auténtico quebradero de cabeza para la zaga local y solo Adler supo poner freno a las intentonas aspirineras en el arranque.

Solo Adler supo poner freno a las intentonas aspirineras en el arranquePapadopoulos dio el primer aviso, gracias a un cabezazo que obligó a la intervención del cancerbero, y pocos minutos después, Toprak (actuando hoy de mediocentro) mandó la bola arriba por poco. Pese al asedio visitante, el Hamburgo, que resistía con uñas y dientes, y no renunció a tratar de crear peligro. Un hecho que, por momentos, convirtió el primer tramo de partido en un verdadero correcalles, donde los mediocentro de uno y otro eran una mera comparsa.

Traspasada la media hora, el Leverkusen bajó revoluciones y el choque se estabilizó. El Hamburgo se sacudió así la presión, adelanto filas y le disputó la posesión del cuero a los aspirineros. No obstante, las contadas intentonas hanseáticas iban cargadas de excesiva precipitación, lo que les impidió tener cierta regularidad en el juego. Las imprecisiones fueron en ese momento las dueñas de un partido en clara línea descendente que, tras una última intentona aspirinera y la consiguiente intervención de Adler, se marchó al tiempo de descanso.

... al infierno

El segundo tiempo arrancó desordenado. Ambos equipos andaban desorganizados y el juego dividido fue el protagonista de estos primeros instantes. Aprovechando esa circunstancia, Hunt provocó la mejor ocasión de los suyos en el partido, pero Leno estuvo firme en su primera intervención. Pasados los instantes de incertidumbre, el Leverkusen se rehízo con la batuta del juego, pero sin asustar tanto como en la primera mitad. El juego de las aspirirnas ya no era rápido, ni vertiginoso y la defensa hanseática no tuvo problemas para desembarazarse del mismo.

Los cuatro centrales se erigieron en grandes protagonistas del encuentro

El derroche físico por parte de ambos en la primera mitad había sido notable y el partido prosiguió con su línea descendente. Alrededor del 70, las imprecisiones volvieron a apoderarse del juego, con las defensas imponiéndose a los ataques una vez tras otra. Buena muestra de ello fue el magnífico choque completado por los cuatro centrales sobre el verde, grandes protagonistas en la fría tarde norteña. Sólo Djourou, al borde del final, pondría en aprietos al oponente, pero su cabezazo se marchó fuera por poco.

Schmidt trató por todos los medios dar un nuevo aire al partido con la entrada de Calhanoglu, pero ya demasiado tarde. El juego duro, las faltas y las imprecisiones poco a poco fueron descubriendo un 0-0 que, traspasado el 90, se hizo inevitable. Empate final entre Hamburgo y Bayer Leverkusen en un partido que empezó divertido, pero que poco a poco se fue tornando gris. Las ocho tarjetas mostradas a lo largo de todo el choque hablan por sí solas de un partido tan intenso, como vacío de contenido futbolístico.