Hasta la perfección misma puede tener su propio margen de error. Ese margen, precisamente, es el que nos humaniza, nos virtualiza a un plano más normal cuando, en ocasiones, comenzamos a divinzarnos tanto y a confirar demasiado en nuestra autodenominada perfección. Algo así le ocurrió este día al Bayern de Múnich, quien cayó 2-0 en Emirates Stadium ante un Arsenal cuyo 'Plan B' sigue dando mejores resultados que el 'Plan A'. Los gunners, basados en una firme defensa y dándole todo el volumen de juego al rival, supieron sacar provecho de un erro terrorífico de Manuel Neuer en un cobro de falta y un contragolpe mortal que el propio meta alemán estuvo a punto de salvar. Ambas jugadas, aisladas y sin aparente peligro, sobre todo la primera, fueron las que decidieron el compromiso en favor de los londinenses, quienes respiran en Europa y tienen un impulso anímico extra para buscar la clasificación en el tramo final de la Fase de Grupos.

La otra cara de Wenger

El partido arrancó con la apuesta clara de los de Wenger: dejar que el Bayern dominara las acciones y apostarle al error defensivo de un equipo demasiado ensimismado en su vocación de ataque. La muestra fue clara desde el 1' cuando Lewandowski penetró el área y sacó un disparo que Bellerin alcanzó a contener para que Cech controlara las acciones. Luego, al 2', Cazorla le apostaba a saltar líneas, pero Neuer hacía als veces de líbero y cortaba la llegada de Walcott. Sin embargo, al 6', un yerro defensivo de Bernat dejaba solo a Özil en el área, pero su derechazo era bien tapado por Neuer y el rebote era contenido por Boateng ante el intento de Walcott.

El partido arrancó con la apuesta clara de los de Wenger: dejar que el Bayern dominara las acciones y apostarle al error defensivo

Cuatro minutos después, al 10', era el turno de Cech de entrar en escena cuando una sutil y exquisita pared de Thiago y Müller en el área le permitía al español sacar un disparo de frente al meta checo, pero la atajada fenomenal de Cech ahogaba el grito de gol bávaro. Alaba lo intentaba de zurda al 12' y Costa al 18', pero Cech volvería a ser el héroe en ambas acciones bajo palos. El Arsenal buscaría una respuesta sobria al 22' por intermedio de Walcott, pero el zurdazo del cañonero llegaba mansamente a manos de Neuer en el fondo. El Bayern dominaba el esférico y poseía las acciones, pero la velocidad del Arsenal amenazaba la estabilidad bávara en el fondo.

Al 28', el turno sería para Arturo Vidal quien recogería un pase de Thiago para mandar un derechazo colocado pero que encontró la estirada de Cech en el fondo. Alexis lo intentaría al 30' de larga distancia, pero no sería hasta el 33' cuando, una gran jugada de Monreal por izquierda le permitiría sacar un centro al corazón del área para que Walcott cabeceara solo ante Neuer. Sin embargo, en una estira apoteósica y digna de un podio en el Olimpo, el meta alemán sacaba sobre la línea el testarazo de Walcott y dejaba atónitos a todos en el Emirates Stadium. Neuer, siempre Neuer. Pero la paradoja del destino le guardaba una mala pasada para el complemento.

Tras esta jugada, el ritmo de partido y control de las acciones que poseía el Bayern comenzó a desmoronarse lentamente. Dándose cuenta de que su plan se ejecutaba a la perfección, el Arsenal adelantó un poco sus líneas y encontró mejor eficacia en la presión alta sobre los bávaros, aunque se entendía que los espacios podían jugarle en contra a los gunners. Aún así, Walcott volvería a probar a Neuer al 37' y Alexis al 39', mientras Thiago y Xabi Alonso veían como Vidal corría de lado a lado sin mayor sentido y comenzaban a perder el duelo ante Coquelin y Cazorla. El Bayern perdía el esférico en los tramos finales del primer tiempo y la precisión abandonaba los pies de cada hombre de Guardiola en la cancha.

Wenger encontraba oro en la negación de su fe

Sin embargo, al 42', una tremenda jugada individual de Costa, por mucho el mejor del Bayern, exigía lo mejor de Cech para enviar al córner y, luego, al 43', un cabezazo apenas desviado de Lewandowski devolvería la peligrosidad y el control del lado de los bávaros. Con estas acciones, el árbitro sancionaba el final de la primera parte con un Arsenal mejor posicionado en su lado menos conocido que un Bayern acostumbrado a libretos como el que digería, pero sin la precisión ideal para ejecutar mejores jugadas en ataque. Wenger encontraba oro en la negación de su fe. Guardiola, por su parte, no veía el milagro de su perseverancia y sentía una punzada de pánico en el pizarrón del partido.

La tragedia en dos actos

Para el segundo tiempo, el Bayern entendía el tácito acuerdo entre ambos: el balón y las acciones eran de ellos; la contra, del rival. Con el libreto claramente entendido, los hombres de Guardiola se adelantaron completamente sobre sector gunner y monopolizaron las acciones mucho más notablemente que en el primer tiempo. Costa lo intentaba con un tremendo desborde por izquierda al 46' y Xabi Alonso de larga distancia al 49', pero sería el brasileño quien, al 51', sacaría un zurdazo potente que exigiría el vuelo de Cech para mantener el cero en su portería.

El checo recordaba su mejor versión de la final de Berlín. Ahogar al Bayern era su mejor interpretación

Al 53', una pérdida de balón de Alexis en la salida dejaba a Thiago con claridad al frente para habilitar a Lewandowski, pero el derechazo del polaco era bien controlado por la estirada de Cech y enviado a tiro de esquina. El checo recordaba su mejor versión de la final de Berlín. Ahogar al Bayern era su mejor interpretación. Costa lo intentaba al 54' con un zurdazo de larga distancia, pero el envío llegaba manso a manos de Cech en el fondo. Luego, al 59', una vez más Alexis rifaba el esférico en la salida y lo dejaba en los pies de Lewandowski. El polaco enfilaba a puerta y, en lugar de ceder para Costa solo por izquierda, optó por controlar y enviar un derechazo que Koscielny alcanzaba a rozar en su barrida y Cecha enviaba a córner con un manotazo fenomenal a quemarropa.

Con el Arsenal encerrado en su sector y el balón siendo del Bayern, la claustrofobia parecía ser el peor terror de los bávaros. Viéndose encerrados ante un rival del que claramente esperaban lo contrario, las ideas comenzaron a faltar y el oxígeno cerebral comenzó a diluirse en impresiciones dentro del área, toques fallidos en el último pase y una horizontalidad vaga y sin mayores dividendos dentro del campo. Oxlade-Chamberlain hacía su ingreso y, al 68', sacaba un cabezazo solo en el área, pero Neuer capturaba de buena forma en el fondo. Luego, al 75', Müller sacaba un zurdazo cai cayéndose, pero el envío, colocado de forma quirúrgica, era bien atajado por Cech bajo palos y enviado a tiro de esquina.

Con el Arsenal encerrado en su sector y el balón siendo del Bayern, la claustrofobia parecía ser el peor terror de los bávaros

Pero, tanto dominio no vería sus frutos y, por el contrario, el hasta ese momento héroe del Bayern sacaría su peor versión para transformarse en el villano del encuentro. Fue en un cobro de falta de Cazorla, al 76', que el español hizo largo al área. La defensa adelantada del Bayern obligó a Neuer a salir, pero, en su salida, el meta alemán chocó con Müller y no alcanzó a puñetear el esférico, que, al final, impactó en la espalda de Giroud y entró mansamente a la red sin que Boateng pudiera rechazarlo. Error humano y catástrofe divina. Hasta los errores de los mejores tienen consecuencias fatales para los mortales. El gol resucitó las esperanzas del Arsenal. El gol hundió la fe de los bávaros. El gol llegó cuando Neuer parecía ser invencible. El gol llegó cuando el Bayern sufrió una desconexión cerebral impresionante.

Con el gol en contra, el Bayern se volcó sobre la puerta de Cech pero de forma desordenada, impropia de su exquisitez característica y llena del desacierto de un equipo desconcentardo y quebrado en su espíritu propio. Apenas un zurdazo de Costa al 84' y un derechazo de Thiago al 89' fueron todo lo que el Bayern pudo generar en su búsqueda por el empate. Lo que sí encontraron los bávaros fue la escapada de Giroud sobre Bernat al 92', que terminó en un centro a segundo poste para Özil, quien definió de zurda la jugada. Neuer parecía sacar el balón del fondo de la red y Chamberlain se perdía increíblemente el gol en el rebote, pero la jugada ya había sido validad por el juez de línea en el disparo de Özil, con lo que el aprtido se definía 2-0 en favor de los gunners.

El árbitro sancionaba el final tras el gol de Özil y el Arsenal vivía en Champions. El resultado, sumado a la victoria del Olympiacos sobre el Zagreb, deja al Bayern de Múnich empatado en el primer lugar con los griegos con 6 puntos, pero con el Arsenal y el Dínamo Zagreb debajo de ellos con 3 unidades, lo que calienta la actividad del Grupo F de la UEFA Champions League. La próxima fecha, el Arsenal devuelve la visita al Bayern en suelo alemán, con la esperanza de que los bávaros recuperen su perfección divina y no se dejen vencer por el error humano una vez más. Por su parte, el Arsenal buscará la victoria para llegar a seis puntos y afirmarse de mejor forma en su camino hacia Octavos de Final en la competición europea.