Arrancaba una nueva jornada en el grupo “sorpresa, sorpresa” de la Uefa Champions League. Un grupo que desde el primer susto (la victoria del PSV ante el Manchester United), mantiene la emoción de una clasificación que, parece, no se decidirá hasta el final. El turno ésta vez volvería a ser para los holandeses, quienes, tras perder en Alemania, recibían al Wolfsburgo en el mismo escenario donde destrozaron a los diablos rojos. Sin Lestienne en el PSV, ni Kruse en el Wolfsburgo, los holandeses no podían perder para seguir con vida y los germanos ansiaban ganar para meter un pie en octavos.

Afilando los cuchillos

El encuentro arrancó agitado. La urgencia del PSV le empujó a salir con todo y pronto contagió el partido. Los pupilos de Cocu se mostraron ambiciosos desde el comienzo: línea de presión muy alta en campo rival, salida desde atrás con balón dejando únicamente tres jugadores en campo propio y transiciones veloces buscando llegar cuanto antes al arco de Benaglio. Así, Maher no tardó en dar el primer susto, pero el cancerbero lobo estuvo ávido de reflejos para detener su remate.

Los pupilos de Cocu se mostraron ambiciosos desde el comienzoTras la oleada inicial, el Wolfsburgo necesitó unos minutos en entrar al partido, pero acabó haciéndolo. Poco a poco fue sacudiéndose el pressing holandés, acumulando cada vez más minutos de posesión y, en definitiva, igualando las tornas de la contienda. Pasado el 20, el partido estaba totalmente abierto y parejo, tónica que ya se mantendría durante prácticamente toda la primera mitad. Ambos equipos querían el balón, no lo desperdiciaban cuando lo recuperaban, pero denostaban carencias a la hora de abrir huecos en la defensa.

Con dicho escenario, no fue de extrañar que las mejores ocasiones llegaran con envíos directos a la espalda de la defensa y no mediante el juego elaborado. Dost tendría la mejor de los lobos, y poco después Maher se toparía con un Benaglio que se jugó el físico para detener el centro-chut. Una circunstancia que provocó que el partido se parase durante unos minutos, cortando de raíz el ritmo anterior y devolviendo la mejor versión holandesa. El PSV despidió el primer periodo dominando y con un casi gol de Locadia, que de nuevo se topó con Benalgio.

Abuelita, abuelita...

Tras 15 minutos para reponer fuerzas, el segundo tiempo se abrió camino tal y cómo había acabado el primero, solo que ésta vez Locadia si acertaría ante Benaglio. Con las instrucciones de Cocu bien asimiladas, los pupilos neerlandeses saltaron de nuevo ambiciosos al campo. Volvieron a arrinconar a los lobos y desplegaron un juego enormemente vertical y frenético desde el arranque. No fue de extrañar pues que, sobre el 55, de Jong recibiera entre líneas, se diera la vuelta y mandara un envío magistral a Locadia, para que éste le comiera la tostada a Jung e inaugurase el marcador para los suyos.

El Wolfsburgo seguía exento de chispa, incapaz de crear sensaciones reales de peligroEl Wolfsburgo había vuelto a saltar al campo demasiado contemplativo, algo a lo que no ayudó ni mucho menos el tanto local. Y es que tras el gol, los de Hecking permanecieron desnortados, a merced de un PSV más intenso, con las ideas más claras y, en general, más metido en el partido. Solo Luiz Gustavo, extasiado de achicar y recuperar balones atrás estaba dando la talla, por lo que al técnico germano no le tembló demasiado el pulso a la hora de introducir rotaciones.

De Jong durante la celebración de su tanto | Imagen: PSV Eindhoven

Alrededor del 70, Vieirinha, Draxler y Bendtner hicieron su aparición en el campo y el PSV comenzó a replegar filas, lo que propició los mejores minutos de juego lobo. Los de Hecking se hicieron, por fin, dueños del partido y la posesión, y comenzaron a moverla a la espera de abrir espacios entre la cómoda defensa neerlandesa. Pese a la mejora, el equipo seguía exento de chispa, incapaz de crear sensaciones reales de peligro, y solo Naldo, con una cabalgada y posterior remate potente, daría un pequeño susto a la grada. Finalmente, en el minuto 86, el propio Naldo se durmió, de Jong le ganó la carrera a la espalda (pese a no ser ni mucho menos un punta rápido) y puso la sentencia para los suyos, dando por finalizada la contienda.

Victoria final del PSV Eindhoven por 2-0 ante un Wolfsburgo pobre que coloca a los de Cocu segundos en la clasificación, al llevar más tantos a favor igualado el golaveraje particular. En un partido sobresaliente por su parte, los neerlandeses demostraron ser un equipo al que tener en cuenta y, tras un primer tiempo más o menos igualado, acabaron pasando por encima de un Wolfsburgo sin alma. Los lobos no fueron ambiciosos, no supieron cómo hacer daño a su rival y, para colmo, no fueron capaces de cerrar las acometidas contra su arco, por lo que vuelven a Alemania con un duro pero justo 2-0 en contra.

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Sobre el autor
Pacoco Alarcón
Enemigo de la bipolaridad y el fanatismo en el Periodismo deportivo.