El último encuentro de Bundesliga de 2015 se saldó con la victoria del Borussia Mönchengladbach por tres goles a dos frente a un Darmstadt que en ningún momento se lo puso fácil, más aún tras la expulsión del capitán local Xhaka antes del descanso.

Posesión sin peligro

El partido se inició con el Gladbach moviendo la pelota de lado a lado y obligando a sus rivales a bascular para tapar todos los huecos posibles. Gracias a sus buenos movimientos en defensa y su altísima intensidad cuando el balón se acercaba a terreno peligroso, el Darmstadt lograba desactivar todos los ataques del contrario, por lo que no se producía ninguna ocasión merecedora de mención.

Los potros caían una y otra vez en ataques robóticos y previsibles que terminaban siempre buscando la espalda de Holland con Hazard dejando el espacio libre para rupturas de Korb o Stindl. Los visitantes lo detectaron y las ayudas de sus compañeros evitaron que el lateral alemán sufriera demasiado.

Relajación defensiva

Primero Stindl lo intentaba con un tiro raso que acababa cómodamente en las manos de Mathenia, y poco después Johnson enviaba desviado desde dentro del área. Tanto balón en su poder provocó que el Mönchengaldbach se relajara cada vez más y pese a que no llegaban con claridad, el Darmstadt comenzaba a dar sensación de peligro.

De este modo y en un saque de banda, el gigantón Wagner peinaba la bola sin tener apenas oposición del inexperto central Nico Elvedi y Heller, libre de marca completamente ante un despistado Korb, remataba de volea en el segundo palo perforando las mayas y haciendo el cero a uno contra todo pronóstico.

La expulsión transforma al Gladbach

En el minuto 38 se producía la jugada que daría un vuelco al encuentro y que cambiaría el guión del partido. Xhaka, en un gesto de desesperación soltaba la pierna a Niemeyer en un forcejeo sin balón y se iba a la ducha por roja directa. Su fuerte carácter le jugaba una mala pasada al suizo que se perderá el primer encuentro tras el parón frente al Borussia Dortmund.

El equipo se quedaba con diez y los presagios de lo que sería el encuentro jamás estarían más lejos de la realidad, puesto que los potros se sobrepusieron perfectamente a su inferioridad numérica y ganaron presencia en ataque, tanto que antes del descanso Wendt sacaba un centro desde la banda izquierda que Caldirola despejaba raso al borde del área. El balón caía a pies de Stindl que con la pierna izquierda hacía el gol del empate poniendo el balón a la cepa del palo. Restaba todavía medio partido, pero los locales habían logrado lo más difícil, sobreponerse a la adversidad.

Intercambio de golpes

En la segunda mitad, un intercambio continuo de ataques convertía el partido en una ruleta rusa en la que solo uno se podría salvar.

Ambos equipos querían el balón y trataban de aprovecharse de su rival a base de moverlo con fluidez. Pero fue el Mönchengladbach el primero en obtener el premio. Raffael recibía una falta en la esquina del área, y Nordtveit, con la tranquilidad que da la experiencia, pasaba el balón por encima de una descolocada barrera y lo ponía en la red ante la incredulidad del portero que esperaba un centro. Por primera vez los locales se adelantaban en el marcador y no estaban dispuestos a dejar escapar el encuentro.

De nuevo sería una jugada a balón parado la que provocaría un cambio en el marcador. Heller devolvería a Wagner la asistencia de la primera mitad cuando el balón le caía en el despeje de un córner. Su centro era rematado de nuevo libre de marca por el espigado delantero haciendo el dos a dos.

Todavía quedaba suficiente encuentro para que alguno de los dos conjuntos desequilibrara el marcador. Lo intentaba primero Rosenthal de cabeza a centro de Holland, pero su remate se iba desviado.

Y a cinco minutos del final llegaba la jugada del tanto de la victoria. Wendt, demasiado cómodo, conducía y se la entregaba a Stindl, que con un brillante pase se la devolvía para que el sueco solo tuviera que definir ante Mathenia. Era el tres a dos y no habría tiempo para más. El Borussia Mönchengladbach se quedaba con los tres puntos y certificaba la cuarta plaza para irse con buenas sensaciones al parón. Por su parte, el Darmstadt termina decimotercero y tres puntos por encima del descenso, lo que son unas cifras más que notables para un recién ascendido.