Muy pocos apostaban por una victoria del Wolfsburgo frente al Real Madrid, pero quienes conocen bien a este equipo y quienes más saben de fútbol, tenían claras algunas cosas previas, lo primero, que el juego del conjunto alemán, rápido en las transiciones, peligroso en las contras, podía hacerle daño al Real Madrid, y lo segundo, que nunca es bueno lanzar las campanas al vuelo y que hay que saber gestionar la euforia. Ambas premisas se cumplieron en el partido de hoy.                                                

Los fallos en defensa condenan al Madrid

El conjunto de Zidane, al que muchos sectores de la prensa deportiva encumbraron poco menos como el mejor técnico del Mundo tras el partido del pasado fin de semana frente al Barcelona, salió al campo con cierto aire de superioridad, convencidos los jugadores de que la visita a Alemania, sería un cuento con resultado predecible y final feliz. Dominó el partido en los primeros compases, incluso marcó un gol que fue anulado por fuera de juego, y Benzema obligó a lucirse a Benaglio poco tiempo después.

Pero lo que no sabían los jugadores blancos es que en medio de los campos alemanes, aguardan sigilosos ciertos lobos de los que nunca hay que fiarse. Así, el precioso cuento previamente esbozado, empezó a truncarse en el minuto 16, cuando el colegiado señaló un polémico penalti tras contacto entre Casemiro y Schürrle. Ricardo Rodriguez, quien sabe si futuro jugador blanco, transformó la pena máxima, empezando a cavar la tumba del Real Madrid.

A partir de ese momento, los alemanes se despojaron de sus complejos, y ya se sabe que cuando el depredador huele la sangre, su hambre y afán se seguir mordiendo se acrecienta. El otrora presumible paseo idílico del Madrid por el Volkswagen Arena se convirtió a partir de entonces en un reencuentro con sus peores El Wolfsburgo explotó su peligro a la contrafantasmas. La pólvora estaba mojada y la defensa hacía aguas. Los de Dieter Hecking explotaron una de sus mejores armas, el contraataque, e hicieron mucho daño a todos los defensas merengues. Apenas 7 minutos después del primero, llegaba el segundo gol germano, obra de Arnold tras una buena jugada de Bruno Enrique. Ni los más optimistas del lugar se esperaban ir ganando por 2 a 0 al Real Madrid antes de la media hora de partido.

Un buen Wolfsburgo y un Madrid incapaz de marcar

Una de las claves del encuentro fue el acierto táctico de Hecking, quien tomó varias decisiones adecuadas a lo largo del partido, ganando la partida a Zidane. Por un lado dejó libertad a Draxler, quien campó a sus anchas por el campo contrario. Alejando a Schürrle de la punta de ataque, descolocó a los defensas  madridistas, mientras que Bruno Henrique, colocado en la banda derecha, fue una pesadilla constante para un desubicado Marcelo.

Nadie apostaba por ellos, pero los jugadores del Wolfsburgo se hiceron valer. (Foto Getty Images).

Zidane hubo de sustituir a Benzema por Jesé antes del descanso, ya que el francés sentía molestias en una pierna. Tras el receso, el Real Madrid intentó ir a por un gol que les volviese a meter de lleno en la eliminatoria. Kroos fue el primero en probar suerte y al poco tiempo El Madrid volvió a sucumbir en AlemaniaCristiano, pero ninguno de sus disparos encontró portería.  Gareth Bale era el jugador más activo en el inicio de la segunda parte, tomando por momentos los mandos del ataque madridista ante la escasa mordiente mostrada hoy por Cristiano y Jesé. Sin embargo, ninguna de las acciones visitantes inquietaron en exceso a Benaglio.

Los locales supieron jugar sus cartas, y su entramado defensivo funcionó mejor que nunca. Recordemos que el Wolfsburgo venía de caer por 3-0 ante el Leverkusen en Bundesliga, y que tiene en sus defesas uno de sus principales lastres. Pero hoy, en el mejor escaparate posible, ni siquiera Dante estuvo fallón. Arropados atrás y esperando la contra, su arma preferida, los de Hecking no pasaron excesivo miedo. Muy al contrario, llevaron el terror a su adversario en varias ocasiones, pues un tercer gol alemán hubiera supuesto una debacle para los blancos y casi sentenciado la eliminatoria. Primero Schürrle y después, ya cerca del final Kruse, estuvieron a punto de marcar, sobre todo este último, que obligó a Keylor Navas a salvar a su equipo con una gran intervención.

Así pues, el Madrid, que se llevó una importante cura de humildad, tendrá que tirar de épica y ofrecer una mejor imagen en el partido de vuelta, mientras que el Wolfsburgo, que lo está dando todo en la Champions, dio hoy una lección a los pitonisos, demostrando que nunca hay que vender la piel, en este caso del lobo, antes de cazarlo.