Werder Bremen y Eintracht de Frankfurt se citaron en la jornada final de la Bundesliga jugándose nada menos que la supervivencia en la categoría para la temporada próxima. Ambos dependían de sí mismos; si ganaban se salvaban, pero el que perdiese quedaría condenado al descenso directo a tener que jugar la eliminatoria de promoción en el mejor de los casos.

Duelo de alta tensión

Que los dos equipos se estaban jugando la vida se notó desde los primeros compases del choque. Mucha era la tensión y cualquier fallo podía costar muy caro. Los verdiblancos, por jugar en casa, ante su público, tenían quizá más presión, aunque también más respaldo. La primera ocasión del partido fue para los visitantes por medio de Ben-Hatira, que se sacó un buen disparo repelido por Wiedwald. El portero del Werder Bremen empezaba a ser decisivo como ya lo fue en el partido anterior frente al Colonia.

Lo cierto es que el Eintracht se mostró superior durante la primera parte, y fue el equipo que tuvo más presencia en ataque. Al equipo local le costaba mucho crear jugadas de peligro y esto enfadaba a su entrenador Viktor Skrypnyk, que se desesperaba en la zona técnica. De nuevo el Eintracht tuvo ocasión de adelantarse en el minuto 20 con un remate de Hesebe, detenido por Wiedwald. Intentó rehacerse el Werder, apareciendo un hombre importante como Januzovic en varias jugadas posteriores, y Pizarro tuvo su primera ocasión a los 28 minutos con un remate de cabeza que se marchó desviado. Oztunali tuvo la última ocasión de la primera parte, pero se llegó al descanso con el cero cero inicial.

Emoción hasta el final

Con todo por decidir en los segundos 45 minutos salieron los dos equipos de los vestuarios. Apoyados por su público, los locales estaban obligados a ofrecer una mejor imagen en la segunda parte y ciertamente se notó esa mejoría desde los primeros minutos del segundo acto. Con un juego más intenso, y mejor plantados en el campo, los de Bremen fueron encerrando poco a poco a los de Nico Kovac. Sin embargo, no podemos hablar de ocasiones claras de gol en muchos minutos.

Djilobodji, pese a la defensa de Abrahm, empuja el balón para conseguir el gol. (Foto nordphoto)

En busca de más mordiente, Skrypnyk introdujo otro delantero más al campo; Anthony Ujah sustituía Maximilian Eggestein. Con el equipo más volcado en ataque, pasada la hora de juego los locales tuvieron algunas ocasiones por medio de Ujah, Oztunali o Januzovic, pero la defensa del Eintracht dificultaba mucho las cosas a los delanteros rivales, especialmente a un bien vigilado Claudio Pizarro. Los de Kovac parecían hasta cierto punto cómodos defendiéndose de su rival. Pero esta actitud era jugar con fuego. Sin duda conocían que el Stuttgart iba cayendo contra el Wolfsburgo, y que el puesto de descenso directo ya estaba ocupado. Con un punto más que el Werder Bremen en la clasificación, les valía el empate para salvarse. De hecho, apenas se prodigaron por en ataque los de Frankfurt. Kovac incluso reforzó su defensa dando entrada a otro zaguero, Carlos Zambrano.

Al Werder Bremen no le valía el empate y siguió empeñado en la búsqueda del gol hasta el final. Y la fe tuvo su premio. Apenas faltaban tres minutos para el final del tiempo reglamentario cuando Januzovic, el hombre que saca todos los balones parados del Werder Bremen, puso en movimiento el balón desde el medio campo del Eintracht, al botar una falta. El austriaco templó el balón al corazón del área, ahí saltó con todo Claudio Pizarro para prolongar el esférico pese a la oposición de los defensas rivales, y el balón lo buscó Ujah para que no se perdiera por la línea de fondo, rematando con la derecha en una complicada posición. La pelota superó a Hadrecky, y fue Djilobodji quien la empujó a la red sobre la misma línea de gol. Explosión de alegría en el WeserStadion. Apenas quedaba tiempo y el partido se terminó con el 1-0. Los locales celebraron la permanencia con los suyos y el Eintracht tendrá que pelear aún por mantenerse en la Bundesliga.