Thomas Müller es, sin duda, uno de los exponentes del fútbol alemán, una de las figuras que ha llegado a la cima del balompié sin demasiado ruido mediático. Su carácter, su ambición, sus goles y su estilo lo han convertido en una gran estrella, un referente que lidera a sus equipos dentro y fuera del campo. Capitán sin brazalete, goleador insaciable, generoso y con una gran visión de juego. Con 26 años, Müller ha aprovechado cualquier aparador para demostrar su valía, encarnando la transformación del fútbol teutón y con unas ganas y una manera de disfrutar que lo han llevado a dar caza y establecer marcas a tener en cuenta.

Delantero todoterreno. Müller puede jugar de delantero centro, de segundo delantero, caer a banda para desbordar o incluso retrasar su posición, dejarse ver por la zona del mediapunta para asociarse y generar espacios. Con un gran fondo físico, buena visión de juego, calidad para asociarse e inteligencia, el jugador bávaro entiende a la perfección el ataque posicional. Sin embargo, con espacio y campo para correr, controlando o rematando dentro del área, Müller es aún más letal. Su hábitat, donde se siente más cómodo, es donde puede oler el gol.

La encarnación del estilo de fútbol alemán

Müller ejemplifica el nuevo estilo de fútbol alemán, la perfecta combinación del ataque en estático, la velocidad a la contra y la voracidad dentro del área

Quizás las llegadas de Guardiola al Bayern y de Joachim Löw a la Mannschaft ejemplificaron y evidenciaron aún más la transformación del estilo teutón. Los equipos germanos dejaron de ser toscos, fuertes defensivamente y faltos de estrategia. Evolucionaron y se convirtieron en máquinas que se adaptan, adoptaron el estilo que marcó España con el ataque en estático y lo convirtieron en una poderosa arma alemana. Jugadores con gran visión de juego y gran calidad para combinar, mente fría, pausa, el pase preciso en el espacio generado y la artillería infalible. Alemania consiguió combinar a la perfección el nuevo modelo de fútbol europeo y su seña de identidad: velocidad para salir a la contra y una llegada letal a la zona decisiva del terreno de juego.

Sin duda, uno de los jugadores que mejor ejemplifica este cambio es Thomas Müller: Alto, con poderío por arriba, letal dentro del área y algo tosco; a la vez que rápido, hábil con el balón, capaz de asociarse y de generar espacios combinando o sin balón. Müller se adapta sin problemas a las necesidades del partido, a veces sin darse cuenta. Con defensas cerradas, cuando Alemania o el Bayern dominan la posesión, el ariete se convierte en una boya, baja a recibir, conduce, se asocia y crea el espacio. Si es necesario, se deja caer a la banda para poder desbordar y generar superioridad; o se encarga de adelantar la defensa recibiendo, girándose y con un potente disparo.

Müller es un delantero capaz de sentenciar en el área y de retrasarse para ayudar en estático.

Müller no deja de ser un delantero y es ejerciendo de tal cuando se siente más cómodo y cuando genera más peligro. Rápido a la contra, conduciendo el balón o atacando el espacio, el bávaro muestra su habilidad a pesar de su envergadura. Cuando llega a las inmediaciones del área, cuando huele el gol, es cuando más letal es Müller: con su cuerpo se crea el espacio, recibe y dispara antes de que la defensa pueda hacer nada. Dentro del área se mueve como pez en el agua, busca si sitio y fulmina al rival. De cabeza, con la derecha, con la izquierda o como pueda, su misión es mandar la pelota al fondo de la red.

Un capitán sin brazalete, líder indiscutible

El delantero del Bayern es uno de esos jugadores que amas cuando tienes en tu equipo pero que puedes llegar a odiar si eres el rival. Además de su peligro futbolístico, Müller es más que necesario en cualquier equipo por lo intangible que aporta al vestuario: se carga el equipo a la espalda si es necesario, es un referente, un líder sin balón dentro del campo y fuera.

El carácter de Müller lo convierte en un capitán sin brazalete, un auténtico líder (Foto: depor.com).

Müller es todo carácter, protesta, gesticula, se enfada, es el primero en reír y no le importa si tiene que recriminar algo a un rival, al árbitro o a un compañero. En este aspecto, actúa como un capitán dentro y fuera del campo pero, a la vez, como si llevara toda una vida jugado a fútbol, como si fuera un jugador con una dilatada carrera y unos galones de esos que marcan generaciones. Müller los tiene y solo tiene 26 años.

Goleador demoledor de récords

Thomas Müller debutó como jugador de primer nivel en 2008 con el Bayern de Múnich. Poco necesitó para debutar con la selección germana, formando parte de la lista del Mundial de Sudáfrica en 2010 en el que se convirtió en una de las gratas sorpresas. Ocho temporadas con el conjunto muniqués, dos participaciones mundialistas y una Eurocopa. El bagaje de Müller como futbolista profesional incluye una larga lista de aparadores y competiciones conquistadas.

Con ocho temporadas como profesional, Müller se ha convertido en un cazador de récords

Con el conjunto muniqués Müller se ha convertido en el jugador más joven en conseguir 50 victorias en Champions, además de ser el jugador en anotar el gol 2.300 de los bávaros en su estadio. Su mejor registro goleador en la Bundesliga estaba en 13 tantos, algo que consiguió en cuatro ocasiones. Esta temporada no solo rompió ese registro, sino que lo prolongó hasta los 20 tantos. Curiosamente, Müller nunca se ha alzado con el trofeo de máximo goleador de la competición germana.

El gol de Müller al Hertha de Berlín se convirtió en el 2.300 del Bayern en Múnich (Foto: FCBayern).

Con el Bayern de Múnich, además de las competiciones locales como la liga y la copa, ha disputado la Champions Leauge, el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. En total, 156 goles en ocho años. Con Alemania su sed goleadora también ha dejado los registros propios de un gran goleador. Entre competiciones oficiales y clasificatorias, Müller ha anotado ni más ni menos que 26 goles en seis años. Además, se ha convertido en uno de los máximos goleadores germanos de la historia mundialista. Entre Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 el delantero bávaro ha anotado diez goles, cinco en cada edición. Siguiendo con estos números su proyección le permite soñar con un récord: alcanzar a Miroslav Klose en lo alto de la historia de los Mundiales, un techo fijado en 16 goles conseguidos en cuatro participaciones. Como mínimo a Müller le queda un Mundial más y está a “solo” seis goles de empatar el registro, ya mítico, establecido por Klose.

Müller podría alncanzar el registro mundialista de 16 tantos establecidos por Klose (Foto: dailymail.co.uk).

Müller solo acumula una única experiencia en la Eurocopa, en la edición de 2012. El delantero solo pudo disputar cinco partidos, tres como titular, antes de que Alemania cayera eliminada en semifinales ante Italia, actual subcampeona del torneo. Müller, que en su último gran torneo con la Mannschaft había anotado cinco goles –en el Mundial de Sudáfrica dos años antes- no vio portería en ninguna ocasión. Sin embargo, dos años después en Brasil se rehízo, anotó otros cinco goles y conquistó la cuarta estrella mundialista para Alemania. Después de haber cerrado la temporada con el Bayern con 20 goles, conquistando Bundesliga y DFB Pokal, seguro que el carácter y el olfato goleador de Müller volverán a brillar en la Euro 2016.