Después de la gran ceremonia de inauguración de la Bundesliga, y la interpretación del himno nacional de Alemania, la pelota echó a rodar sobre el verde del Allianz Arena, y el Bayern de Múnich empezó dominando el encuentro desde el primer instante a base de tener la posesión del balón, y de moverlo por todo el campo con mucho toque en horizontal, mientras buscaba espacios por ambas bandas que estaban algo sobrepobladas con la presencia de los laterales que estaban teniendo una presencia ofensiva constante, y los extremos, lo que además obligaba a los interiores Thiago y Arturo Vidal que al principio se posicionaron muy abiertos, a jugar entrelíneas permanentemente. Mientras tanto, el conjunto verdiblanco abogó por replegarse en su campo desde el primer minuto, juntando mucho las lineas de presión en su campo.

Dominio bávaro de menos a más en campo rival

Después de unos primeros minutos de dominio absoluto de la posesión, el cuadro bávaro empezó a tener profundidad con el balón a raíz de la centralización de Ribery y Müller, que dejaron las bandas libres a Lahm y a David Alaba que realizaron un acoso constante sobre los hombres de banda rivales. El equipo de Ancelotti empezó a combinar por el centro, y a raíz de la asociación de sus futbolistas de mayor calidad, el equipo empezó a formular jugadas bien elaboradas. El 1-0 llegó por medio de Xabi Alonso, que recogió desde 30 metros, un balón rechazado tras un centro de Lahm, y batió a Wiedwald con un disparo con el empeine tras cazar el balón en el aire. Tras el gol, los locales siguieron llevando la iniciativa del juego con gran calidad, y cada vez mayor desequilibrio, desplegando así, todo su arsenal ofensivo, tanto por el centro como por la banda derecha donde Lahm estaba siendo un peñal. El 2-0 llegó por medio de Robert Lewandowski, que recibió un balón al espacio de Ribery sin ninguna oposición, y batió al guardameta visitante en el mano a mano, con un disparo de párabola dirigido a la escuadra.

Tras el segundo gol, el campeón alemán decayó en intensidad, y perdió algo de presencia en campo contrario, pues se limitó a dominar la redonda en terreno de juego propio, y a buscar a Ribery y a Thomas Müller que se estaban desmarcando muy bien por ambas bandas, al espacio. Gracias a la tregua que había concedido el cuadro capitaneado por Phillip Lahm, el Werder Bremen tuvo más ocasión de tener la posesión del balón, aunque conforme avanzaba metros en campo del contrincante, cometía más imprecisiones. Tras unos instantes de desahogo para el conjunto dirigido por Viktor Skripnik, la máquina bávara retomó las fases de ataque posicional en terreno de juego contrario, aunque realizó toques muy planos y horizontales, y apenas creó desequilibrio. El encuentro se siguió desarrollando bajo la misma dinámica de dominio local, con un ritmo de intensidad bastante bajo. 

Hasta el momento, la formación que había dispuesto Carlo Ancelotti para el duelo, estaba siendo bastante rígida, aunque estaba ofreciendo alguna variante táctica, como la separación entre el mediocentro Xabi Alonso, y los interiores Thiago y Vidal, que estaban alternando la posición, lo que daba posibilidad al tolosarra de llegar al área en alguna ocasión, otro cambio estaba siendo la posición de Thomas Müller, que en ocasiones actuaba como un interior más, cuando alguno de los centrocampistas tenía el balón, y en otras ocasiones como un segundo punta, moviéndose cerca de la posición de Lewandowski, aunque seguía dejando libre la banda derecha, a pesar del repliegue del equipo, que no le estaba permitiendo aparecer en ataque al lateral Lahm. En los últimos instantes del primer tiempo, el Bayern de Múnich se frenó definitivamente en ataque, y apenas llegó con peligro al área contraria en los últimos diez minutos, pues se concentró en manejar el esférico en el centro del campo, moviendo el cuero de un lado al ptro, arriesgando en alguna entrega.

Segunda parte de control local, con menos constancia en ataque, pero con más acierto

El segundo acto comenzó con el tercer gol del equipo local que llegó por medio de Robert Lewandowski que remató con el exterior de la bota, un centro de Müller desde la banda derecha, tras un buen balón de Xabi Alonso que recogió el balón, tras una recuperación de Thiago Alcántara. Tras el gol, un Werder Bremen desorientado trató de realizar unas fases de posesión larga, aunque se veía incapaz ante la presión del Bayern que perseguía al jugador que tenía el balón con varios hombres, a la que terminaba cediendo por cansancio. Pese a las recuperaciones que estaba realizando en campo contrario, la circulación de balón del combinado del sur de Alemania en campo rival estaba siendo muy atropellada, y únicamente llegaba con claridad cuando atendía un desmarque con un balón largo a la espalda de los defensores rivales. 

Increíblemente, el tercer gol, obra de Lewandowski, revitalizó el ataque del conjunto local que veía su apetito y su ambición anestesiados, ante la seguridad y el conformismo que le producía al equipo la ventaja de dos goles en la primera parte. En esa fase del encuentro, cuando rondábamos la hora de juego, el equipo dirigido por Carlo Ancelotti recuperó la movilidad por las bandas, aunque fue el costado izquierdo el que asumió gran parte del protagonismo en el juego ofensivo, con un David Alaba de lo más participativo y acertado, que estaba asumiendo el mando en la creación de juego del equipo, posicionándose a la altura de un carrilero, cuando su conjunto tenía la posesión.

El 4-0 llegó por medio de Phillip Lahm que batió al portero Wiedwald con un disparo potente y cruzado, después de una gran pared con Thomas Müller. Tras el gol, el Bayern siguió dominando la posesión del balón, aunque cedió algo más de terreno, a un Werder Bremen cuyo mayor arma de ataque estaba siendo las llegadas de Gebre Selassie por el costado derecho, que no llevaban un gran peligro. Con la salida de Xabi Alonso, el equipo tácticamente dirigido por Carlo Ancelotti pasó a formar con un doble pivote en el centro del campo, formado por Thiago y Joshua Kimmich que había entrado en el lugar del mediocentro vasco, con la intención de liberar más a Arturo Vidal que empezó a caer algo más por el costado derecho. El 5-0 llegó por medio de Ribery, que remató un centro de Müller desde la derecha en el punto de penalti. El 6-0 llegó por medio de Lewandowski que batió al portero rival con un disparo suave y rasó que Wiedwald adivina por donde va, pero que no alcanza a blocar.

Después de la media docena de goles, el Bayern de Múnich siguió acercándose a la meta verdiblanca, con una buena frecuencia, y siguió gozando de ocasiones claras para ampliar un marcador que ya de por si estaba siendo sonrrojante para el conjunto hanseático. En los últimos instantes de juego, los locales siguieron teniendo la posesión, y a pesar del resultado, consiguieron controlarlo con una buena circulación, aunque apenas conseguía tener presencia en campo contrario ante un ritmo de intensidad muy bajo, y la falta de alicientes por los que pelear.

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Sobre el autor
Tarek Guerrero
Redactor de fútbol inglés en VAVEL España.