El Chelsea marcó el camino y Hodgson lo ha seguido. El veterano entrenador se ha hecho cargo de urgencia de una selección inglesa en descomposición y plagada de lesiones y ha apostado por la solidez y el orden defensivo para no hacer el ridículo en la Eurocopa y buscar el pase. Sin Rooney, que podría disfrazarse de Drogba por sus goles, la opción es arriesgada aunque esta tarde en Donetsk ha funcionado. Inglaterra ha sacado un valiosísimo empate ante una Francia que ha sido la mitad de lo que había demostrado en los últimos partidos. Lenta en defensa y en el eje del medio campo solamente Nasri, Benzema y Ribery, como no podía ser de otra manera, han destilado descaro, desparpajo y peligro. Una versión descafeinada de los Bleus que, sin embargo, ha sido superior a los Pross en posesión y en ocasiones.

"Una versión descafeinada de los Bleus ha sido superior en posesión y ocasiones a los Pross"

Francia era sonrisas, euforia y buen juego antes de llegar al partido. Ribery desbordaba, Nasri asistía y Benzema marcaba. Blanc comandaba a un torbellino de fútbol que quería refrendar los 21 encuentros que llevaba sin perder. En frente se encontraba la depresiva Inglaterra, el cuadro que nunca había ganado el primer partido de una Eurocopa y que destacaba más por los jugadores que le faltaban que por los que Hodgson iba a poner sobre el césped.

En el Dombass Arena el seleccionador inglés colocó al jovencísimo Oxlade-Chamberlain en la banda izquierda para dar frescura al ataque de los Pross. Por su parte, Blanc pobló el medio campo retrasando la posición de Malouda para que el futbolista del Chelsea jugara junto a Diarra y Cabaye.

El guion parecía claro cuando sonaron los himnos pero el verde cambió los papeles. Francia no consiguió dominar por completo el partido en la primera media hora presionada por una ordenada y eficaz Inglaterra. Young cogió el balón entre la defensa y el medio campo francés y filtró un balón preciso entre Rami y Mexes que Milner, a pesar de regatear a Lloris, mandó al lateral de la red.

La pareja de centrales franceses no tenía velocidad y la sala de máquinas de tres piezas que fabricó Blanc no tenía ni fluidez, ni toque ni rapidez. Inglaterra estaba cómoda en su posición defensiva y saliendo a la contra con los pases de Young y Gerrard. El medio del Liverpool sigue teniendo una pierna prodigiosa y de su calidad surgió el centro que Lescott, adelantándose a Diarra, convirtió en el gol de los Pross. Francia, monótona y lenta en defensa, se llevaba el primer golpe e Inglaterra conseguía el gol que necesitaba para reafirmar su ideario futbolístico.

Tras el tanto, Francia optó por pasar del medio campo. Cabaye y Malouda dejaron de tocar y marear el balón en las zonas donde no tiene peligro y se lo entregaron a Ribery, Nasri y Benzema, que flotaban en el borde del área de los Pross, y a Debuchy, que volaba desde el lateral derecho y centraba con precisión. Esta situación, unida al paso atrás y la bajada en la presión de Inglaterra, contribuyó a que el partido se tiñera de azul.

"Nasri probó a Hart en dos ocasiones. En la primera rozó el palo derecho y en la segunda encontró la red"

En una falta lateral Nasri dibujó un centro preciso que el coloso Diarra remató con violencia. Hart despejó acrobáticamente aturdido por la potencia del cabezazo del medio francés y su rechace le cayó a Ribery, que le devolvió el balón a Diarra para que rematara flojo y cruzado cerca del palo derecho del meta del City. Asustaba Francia mientras Nasri probaba su disparo lejano. En el primer intento el mediapunta del City no encontró la portería de Hart pero en el segundo tiro, tras una delicatesen entre Evra y Ribery, Nasri se inventó un chut fuerte y preciso que rozó el palo y la mano de Hart antes de entrar en la portería inglesa y empatar el encuentro.

El mago francés mandó callar al banquillo inglés y a la grada mientras la lógica volvía al Dombass Arena. Los atacantes franceses y Benzema, con sus regates y sus disparos, acongojaban a Inglaterra.

Miedo

La historia que parecía que terminaría en el gol francés se rompió en el segundo acto. El miedo a no perder, a no descolgarse desde el primer encuentro, atenazó a Blanc y a sus futbolistas que no terminaron de lanzarse a por la victoria. Mientras tanto, Inglaterra siguió el plan que Hodgson calcó a Di Matteo. Dos líneas de cuatro muy juntas que cortocircuitaran el flujo de fútbol de los Bleus.

"Hodgson calcó el esquema de Di Matteo. Dos líneas de cuatro muy juntas que cortocircuitaron el fútbol francés"

Francia siguió pasando del medio campo y Benzema se dedicó a lanzar disparos y a flotar entre Terry y Lescott. Probó a Hart hasta tres veces pero el portero del City atajó con firmeza todos los envíos cuando no fue la retaguardia inglesa la que bloqueó los tiros del atacante del Real Madrid. Una nueva actuación sobresaliente del futbolista de Lyon.

Francia no podía superar el muro inglés e Inglaterra solo salía de su fortaleza cuando Parker controlaba el balón, faceta en la que estuvo sublime, y cuando Gerrard lanzaba balones medidos a los futbolistas ofensivos. Los franceses volcaban el juego a la banda de Ribery mientras Debuchy atacaba por la derecha y Nasri, aunque más desaparecido, combinaba entre los defensas y medios ingleses.

El dominio era completamente francés, aunque sin la movilidad que había tenido en la fase de preparación. Era una versión de Francia descafeinada aunque suficiente para dominar el juego y para poner en aprietos a una timorata Inglaterra.

Ribery, sin ángulo, casi rompió el muro inglés por el único punto débil que mostraron los ingleses en todo el segundo tiempo y Cabaye, de una volea fortísima, fabricó un gol que desvió en el último instante Welbeck.

Los cambios tardíos de ambos entrenadores y el conformismo final cerró un encuentro que terminó con la satisfacción inglesa y con la sorpresa francesa. Inglaterra confió en su defensa y consiguió un empate ante una Francia superior pero sin el brillo y la creatividad que había demostrado previamente. El monopolio del balón de los Bleus no pudo derribar la muralla inglesa.