¿Dos mejor que uno?, sí, tal vez… es decir, es algo que va a cuestión de gustos, de preferencias y de contextos dentro de lo que cabe. Es debatible y cuestionable al mismo tiempo, mas lo que no deja duda es que seguramente tres siempre será mejor que uno, pero… ¿tres qué? Pues es fútbol, y justamente de eso se habla, de fútbol. En este caso una de las preguntas más llamativas del tópico va relacionada con la población del carril central: ¿dos centrocampistas? ¿tres centrocampistas? Inclusive entra la duda de ¿y qué tal un solo centrocampista? Difícil de responder. Claramente la respuesta va en orden de las herramientas que dispones para según qué opción aplicar, y obvio, todo queda en conseguir el estilo y esquema dentro de esas opciones –que tampoco es algo fácil que se diga-; por ende, para que la elección de los individuos y el estilo no sea tan complicada debe haber una idea base dentro de todo que te ayude a inclinarte por una variable para esas herramientas.

En Inglaterra, por ejemplo, generalmente se juega con dos centrocampistas, y es que ahí en suelo inglés es importante el cuidado de las bandas más que del medio del campo inclusive. Entonces, los equipos ingleses para jugar dentro de su campeonato parten de esa idea base: poblar bandas. Ya por ahí se sabe que –en este caso- dos mediocentros es mejor o más factible que cualquier otra opción.

Sin embargo, los equipos ingleses no han dado la talla a nivel futbolístico en Europa, donde parece haber otra idea base. Su ‘’dos es mejor que cualquier otra opción’’ no les da resultado. La situación es aún más clara cuando los equipos que han llegado a instancias finales en Champions League o Europa League han sido equipos qué, fuera del sistema en sí, generalmente han poblado el centro del campo con mayor gente. Jugar por el medio parece el camino señalado al éxito, la idea base para triunfar sobre todos en el viejo continente.

Marco Verratti y Marquinhos festejando l Fuente: libero.pe
Marco Verratti y Marquinhos festejando l Fuente: libero.pe

El Paris Saint-Germain era uno de esos que parecía haber captado esto… o tal vez no. La verdad es que en Francia no es necesario portar por un estereotipo de población por sector, hay mayor libertad. Eso, y que el equipo parisino fichó a futbolistas como Verratti, Cabaye y compañía, nos hizo pensar por un segundo que habían entendido el patrón dominador en Europa, y era lógico ya que tanto fichaje tenía que ser acompañado de resultados; nada mejor que ganar una Champions.

La situación no se inclinó por ahí. El contexto que el PSG preparó no fue usado a su favor. Se quedó siempre a medias entre lo que quería el entrenador y lo que el equipo a gritos pedía. Salvaba el talento individual, como siempre.

Eso sí, algún día tenía que haber un giro de rumbo. Tanto talento pesaba y pedía condiciones para su juego, condiciones que no tuvieron hasta hace poco. Cuando menos se esperó, llegó quien, después de varios golpes morales, diese oportunidades a nuevas formas, a reinvenciones. Ese alguien muy sorpresivamente fue –y es- Laurent De Blanc.

Luego de una campaña mala futbolísticamente, y de un inicio de la actual temporada que lo llenaron de calificativos sumamente negativos, el equipo dirigido por Blanc tomó una posición diferente. No más vueltas, no más rodeos: la reinvención del centro del campo era necesaria para dar pié a muchos talentos y variantes que hoy dejan claro que tres volantes sigue siendo la mejor opción para reinar, y obvio, todavía no se ha ganado nada, sin embargo la versión de juego del PSG actualmente ha sido muy superior a la vista en momentos pasados. La principal causa ha sido la unión de tres entes claves en el centro del campo: la garra, la balanza y el puñal. David Luiz, Verratti y Matuidi, respectivamente.

El cambio de curso

Ronda de eliminación directa contra el Chelsea por una plaza entre los 8 equipos más fuertes del continente. PSG llegaba dolido, con lesiones, con falencias de juego, pero obligado, y como ya se sabe: obligación genera o falencias magnificadas o aparición estelar de la capacidad de reacción ante el contexto. Los franceses tiraron de la segunda.

De Blanc cansado de todos los duros calificativos que recibió en relación a su postura conservadora en varias instancias claves de su carrera, decidió no dejarse llevar por las aptitudes del rival y tirar un poco de esa arma tan peligrosa como lo es el orgullo propio. Le salió bien, así el 1-1 ante los blues no hubiera sido el resultado deseado.

No fue todo por Blanc, hay que ser sensatos con la contextualización. Laurent supo acomodar, sí, pero fue la ‘’casual’’ manera en como se complementaron Verratti, Matuidi y David Luiz en la media cancha lo que le terminó de dar acción a una intención. Desde el trivote nació el cambio.

Portadores del estilo

David Luiz l Fuente: diariodonoreste.verdesmares.com.br
David Luiz l Fuente: diariodonoreste.verdesmares.com.br

1. David Luiz 'la garra': ¿pasional? Sin ninguna duda, pero a veces David Luiz parece poco más que eso. Llega a ser controversial su aparición en la escena futbolística de alto nivel, algunos lo calificarían de producto de la expectación, sin embargo, como se dijo, es un tipo pasional, y así no sea lo que prometió ser, él siempre luchará por demostrar lo contrario porque es lo que sabe hacer y de eso se vale.

Su capacidad de lectura defensiva no es para nada destacable, pero anticipa y tiene físico como para chocar contra los delanteros cuando estos intentan jugar a espaldas del arco del PSG. Eso, y que el brasileño tiene cierta ductilidad y velocidad en la conducción, se traduce en participaciones decentes, que cuando se juntan con la motivación adecuada para David, generan apariciones destacadas –véase de aquel mítico 3-0 de Brasil contra España-.

Todo esto, y el tener a Cahill y Terry en la defensa, dieron en su momento a Benítez la posibilidad de dar minutos al ex Benfica, pero, esta vez como mediocentro. Funcionó.

Ahora con PSG la situación no fue tanto de posibilidad, sino necesidad, ya que el equipo parisino estaba en circunstancias de la temporada donde ni Motta ni Cabaye daban la talla de mediocentros. El primero dejaba muchos espacios entre los interiores y su figura misma; el segundo no tiene casi labor táctica, y de paso, ambos estaban lesionados para el encuentro de ida ante el Chelsea. Afortunadamente para los franceses, David Luiz estaba ahí, para dar conducción energética entre interiores y conectar así los diferentes sectores de ataque. El brasileño se motivó, y dio una gran actuación contra su ex equipo. Va cuesta arriba.

2. Marco Verratti ‘la balanza’: David Luiz conduce, rompe, se tira y busca líneas de pase. No es el tácticamente más ordenado, de hecho, se podría decir que De Blanc aprovecha su ‘’desorden’’ y lo potencia, dándole la libertad de transitar entre líneas, de unir sectores al atacar y de buscar anticipar al defender. Sin embargo, cuando el brasileño pierde el balón, tanto Thiago Silva como Marquinhos saben corregir, eso se sabe, pero, ¿qué o quien complementa a David en las fases más básicas de la iniciación ofensiva? Pues sí, la perla del Pescara de Zeman, Marco Verratti.

Marco Verratti l Fuente rtl.fr
Marco Verratti l Fuente rtl.fr

Marco es de esos magistrales jugadores que dan tiempo. Es corto de estatura, rápido, muy ágil, y sobre todo, muy acertado con el balón en los pies, por ende, casi como automatismo se puede decir qué: todo balón conducido por David Luiz o por algún ente que salga desde el fondo, debe tener como primera opción de pase a Verrati, ¿por qué? Porque Marco da muy pocos pases a un toque, y eso lejos de ser un defecto en este caso, es una virtud.

El campo del PSG es muy amplio, los rivales seguramente presionaran al italiano consciente de su habilidad y, además, él busca que esto se magnifique; todo para atraer atención, posteriormente escaparse de la misma con su mágico toque que luego desemboca en pase al espacio con tiempo y comodidad para quien recibe. Es el balance de tiempos del equipo de De Blanc, aquel jugador que mientras más persigues, más daño hace.

3. Blaise Matuidi ‘el puñal’: Uno de los pocos franceses fijos en el PSG, ¿y como no? Blaise presiona, achica, molesta, corre toda la cancha, y lejos de ser cercano a un calificativo como el de ‘garra’ que recibe David Luiz, Matuidi es más digno de aquel que haga referencia a la magnitud de su pulmón; justamente porque es omnipotente, porque es móvil y dinámico sin nunca ser desordenado, y sobre todo, porque es tanto iniciador, como finalizador.

Un puñal absoluto para quien lo enfrenta. Inicia las jugadas y presiona a los volantes rivales, se coloca para que estos se complementen y beneficien, porque si algo es difícil es ver a Matuidi en una posición que no sea factible para el robo de la esférica a su favor.

Cuando esto no se cumple, es porque él, luego de pasar el balón, termina desembocando en el corazón del área, donde dispone de capacidades suficientes como para anotar de cabeza. Inclusive, si la jugada se lo permite, éste cae en banda para hacer un 2x1 ante el lateral rival, generando nuevamente peligro. Es simplemente la extensión del ataque, aquel puñal filoso y cortante.

Matuidi, Cavani y Maxwell celebrando el tanto del uruguayo ante e Chelsea a pase de Blaise l Fuente: diariodonoreste.verdesmares.com.br
Matuidi, Cavani y Maxwell celebrando el tanto del uruguayo ante el Chelsea l Fuente: md1.libe.com

Aun con todo expuesto queda a imaginación de cada quien la capacidad que los volantes del Paris Saint-Germain pueden emplear según qué opciones. Pero si algo está claro, es que esta escuadra dejó de ser uno de los equipos más pobres en Europa, para hoy acercarse a la primera plaza en Ligue 1, y además, firmar una dominante eliminatoria ante el fuerte Chelsea de José Mourinho; porque a fin de cuentas, el PSG pareció sí entender lo que sus jugadores necesitaban. Al final de la historia, tres han sido mejor que cualquier otra opción; un trivote balanceado, eso sí. Una mágica unión de tres donde la garra da euforia, la balanza da mesura y el puñal da el golpe final.