Final que se sabía no iba a ser un monumento ni una oda al juego en comparación a las anteriores dos ediciones. Francia llegaba con la única ventaja de ser mejor en la nómina (la localía y la afición lastimosamente no juegan), más no en la ejecución del juego ante una Portugal que iba a enfrentar su primer gran reto en todo el torneo. Fernando Santos por fin se iba a sentir en el papel que más le gusta, el de hacer que el rival se frustre ante el orden de sus fichas y lo logró a cabalidad, salvo en dos o tres sobresaltos en el partido, por el partido de hoy en el Stade de France merece el título de forma inapelable.

Una ilusión de 17 minutos para Francia

Al igual que contra Alemania los de Deschamps salieron a morder y a presionar alto a Portugal y cabe aclarar que en estos primeros diez minutos de juego lo logró, eso sí, con falta de acierto en los últimos metros porque en ataque estático Francia demostró en todo el torneo que le costaba una enormidad inventar ideas para canalizar su enorme potencial. Griezmann y Giroud fueron contra Pepe y Fonte en los primeros minutos y Payet empezó a tratar de ponerle criterio al manejo del balón, pero en ocasiones los ataques terminaban en desorden y sin crear la superioridad ni por dentro ni por fuera. Quizá Cabaye hubiese podido ser una opción más acorde a la situación que se enfrentaba Deschamps. En la foto de abajo se observa sólo tres jugadores franceses presionando a seis jugadores portugueses con lo cual la presión era más de tareas individuales que colectivas.

Presión leve de Francia a la defensa Portuguesa. Cortesía de Tele 5
Presión leve de Francia a la defensa Portuguesa. Cortesía de Tele 5

Sin embargo, hubo un jugador que en estos primeros minutos quería marcar diferencias y fue Moussa Sissoko, que, a falta de un temporizador en el juego galo, decidió con su potente zancada romper las líneas de presión que proponía Portugal, y es que el del Newcastle, por físico imponía más que Renato Sanches o el mismísimo William Carvalho; cada internada suya terminaba con un mano a mano ante los centrales, pero Francia se volvió dependiente en exceso de este recurso, una vez más los viejos problemas de los partidos en los que los galos tenían la obligación de salir a proponer volvieron a aparecer. Francia, de la mano de Deschamps, le gusta ser más un equipo reactivo que proactivo, por eso salió adelante ante Alemania.

Eso sí, en estos primeros minutos de Portugal poco o nada inquietaba a Francia, porque le costaba doblegar la densidad que hacían los mediocampistas franceses. Matuidi, que tuvo una Euro más destacada en el corte que en la construcción, formaba el mismo doble pivote con Pogba y, con la colaboración de Sissoko y de Payet, formaban una línea de cuatro que le ganaba el dominio de esa zona a Carvalho, Sanches, João Mario y Adrien Silva. En la fotografía de abajo se observa como Sissoko y Pogba le cubren la opción de pase a Guerreiro mientras Umtiti cuida a Crisitano. 

Presión media de Francia sobre los laterales. Cortesía de Tele 5
Presión media de Francia sobre los laterales. Cortesía de Tele 5

Si bien con Cristiano Portugal empezó a mejorar en la presión hacia adelante, con la lesión de su máxima estrella, la actitud del combinado portugués mejoró muchísimo y, como se ha dicho infinidad de veces, el fútbol es un estado de ánimo, y sus compañeros querían brindarle su esfuerzo a su capitán. Por eso empezaron a ir hacia adelante haciendo alargar a Francia y bloqueando a Pogba y Matuidi, encargados de sacar el juego hacia atrás o de juntarse con Payet o Griezmann. La ausencia de un interior cerebral se hizo latente en los franceses, que veían como tenían que pelotear y pelotear sin sentido porque no había líneas de pase claras como se puede observar en la foto de abajo.

Presión intensa a los pivotes franceses. Cortesía Tele 5
Presión intensa a los pivotes franceses. Cortesía Tele 5

Con el ingreso de Quaresma por Cristiano, Portugal decidió juntarse con el balón, al no tener un referente arriba, para causarle daño a Lloris, a cambio iba a degustarse sacando del juego en el plano anímico a los franceses que se sintieron impotentes al ver que Portugal controlaba el partido de forma clara y sin tener la más mínima opción colectiva, sólo arrancadas de Sissoko que cada vez eran mejor tapadas por el escalonamiento entre pivotes y centrales portugueses. Por eso el partido se volvió soso y monótono; a pesar de que, cuando João Mario se juntaba con Quaresma y con Nani, lograban romper el medio francés con facilidad, pero arriba no finalizaban. Eso sí, el desgaste en impedir las recepciones de Pogba, Matuidi, Payet y Griezmann fueron encomiables. En la foto de abajo se ve como Portugal hace un cinco contra cuatro en el medio.

Superioridad posicional de Portugal. Cortesía de Tele 5
Superioridad posicional de Portugal. Cortesía de Tele 5

Segundo tiempo con intenciones individuales

Para el segundo tiempo se vio de nuevo a Francia, al igual que contra Alemania, con la actitud de salir a por el partido. De nuevo los medios franceses pudieron adelantarse en los primeros minutos buscando de nuevo por fuerza, mas no por idea, atacar a Portugal. Las individualidades de los galos en algún momento tenían que aparecer, o eso creía Deschamps. Mientras, Fernando Santos gesticulaba en cada momento para que su acordeón portugués se contrajera y se expandiera rápidamente. De nuevo Francia tenía el balón, pero su único recurso era dársela a Griezmann o a Coman, que entró por un inédito Payet, para que ellos resolvieran por sí solos, Francia no avanzaba junta. En la foto de abajo se observa como los medios franceses contienen bien a los medios lusos pero no se les ocurría una idea para superar a la defensa portuguesa. 

Cerco al medio Portugués. Cortesía Tele 5
Cerco al medio Portugués. Cortesía Tele 5

Y ante esta situación pasado los diez minutos de nuevo Portugal volvió a cercar el mediocampo Francés, no había por donde y sólo Coman en el uno contra uno contra Cédric podía imponerse, pero por lo general el centro terminaba en la cabeza de Pepe o de Fonte. Le costaba a Francia juntar jugadores en el área, Giroud estaba cansado de perder, Griezmann no sabía si jugar al pie de Pogba, Sissoko o Matudi y terminaba en medio de Renato y de William Carvalho. En contrapartida Portugal con el balón seguía con su buena tenencia, con un Joao Mario inmenso que hacía bascular con sus cambios de frente a la defensa francesa aprovechando la profundidad de Cédric y Guerreiro, los cuales a su vez ocupaban alturas significativas al momento de presionar a los medios franceses. En la foto se obseva como Joao Mario, Adrien y Guerreiro cortan una salida de Sagna a Sissoko. 

Mediaset

Francia se cansó de presionar, posiblemente por cansancio por el esfuerzo ante Alemania, o porque no había una noción de colectividad, y Portugal iniciaba el juego con mejor seguridad a la vez que Santos ingresaba a Moutinho para tener más el balón. Este se ofrecía como tercer central para que la salida fuese limpia y, como peloteador clásico, habilitaba a los laterales o a los extremos lusos con mucha facilidad. A Deschamps pareció importarle poco o nada esta situación porque lo único que hizo fue sacar a Gignac por Giroud cuando pudo complementar este cambio con el único mediocampista que podía darle control a Francia: Cabaye. En la foto se observa a Rui Patricio salir con el balón sin la presión de ningún delantero francés.

Salida fácil de Portugal desde atrás. Cortesía Tele 5
Salida fácil de Portugal desde atrás. Cortesía Tele 5

Últimos minutos y prórroga

Francia pudo ganar desde lo individual el partido, pero apareció Rui Patricio para detener los remates de Sissoko y ya, sobre el final, en una jugada de ensueño de Gignac con enganche a Pepe y remate al poste evitaron que los galos alzaran el trofeo. Fernando Santos sacó a Éder por Renato Sanches para ver si ganaba presencia ofensiva y este se cansó de pivotear para Quaresma, Nani y João Mario. Koscielny y Umtiti lo iban a pasar mal en la prórroga.

El cansancio ya hacía mella en los jugadores y las imprecisiones aumentaron, haciendo que el partido se hiciese más de ida y vuelta pero sin claridad en los metros finales. Francia, de nuevo empujando pero sin orden, trataba de entrar por las bandas; pero Cédric y Guerreiro los bloqueaban con la ayuda de Moutinho, João Mario y Nani. En la primera parte del tiempo extra apenas hubo opciones claras y todo parecía que se iba a decidir en la segunda parte de la prórroga o en los penales.

Finalmente todo se decidió a los 109 minutos, cuando Éder fabricó una falta que Guerreiro lanzó al poste, y, en la jugada siguiente, el delantero se fue de Koscielny y, ante la confianza de Umtiti que no le marcó, remató para vencer a Lloris. La respuesta de Deschamps fue aglutinar delanteros ingresando a Martial, que pasó inédito en los restantes ocho minutos mientras una Portugal con orden proponía contragolpes de manera peligrosa, aunque la falta de fuerzas evitaba una mayor intensidad en la resolución. Al final, triunfó el equipo que entendió el significado de colectividad y no una Francia que lo basó todo en las individualidades o en los errores del rival, faltó mayor inteligencia en el medio campo y, jugadores como Pogba o Matuidi, se vieron siempre descolocados mientras los João Mario, Renato Sanches y William Carvalho gobernaron el juego desde su atalaya.