Triunfo balsámico de los de Allegri para recuperar sensaciones y no descolgarse en demasía del tren de cabeza. Un único gol de Birsa, que parece acoplado a la dinámica milanista, a cuatro minutos del comienzo de la primera mitad sirvió para volver a sumar tres puntos, después de demasiadas jornadas sin hacerlo.

El Milan demostró desde el principio que su único propósto era el de hacerse con el partido, y las ocasiones se declinaron más del lado local, aunque sin éxito a la hora de rematar a puerta. Las bajas en el cuadro 'rossonero' se notan mucho, y esas carencias duramente las pueden tapar Matri o Robino, al menos, a este nivel. 

Con un centro del campo correcto pero sin un timón que guíe el juego, el equipo no puede formar jugadas ordenadas desde ahí, a pesar del empuje constante de Andrea Poli. La primera mitad apenas despertó tensión en los aficionados de San Siro, y es que transcurrió con más pena que gloria. Los segundos 45 minutos mostraron un poco más de fútbol, pero sin estar a la altura de lo que se debería esperar.

El gol -golazo- llegó pronto, con un duro disparo de Birsa desde la frontal que no pudo detener Da Costa. Birsa, por méritos propios, se está conviertiendo en una de las revoluciones del inicio de temporada y un hombre importante para Allegri. Justo tras el gol, Robinho dispuso de una ocasión inmejorable al rematar inexplicablemente fuera un balón sobre la línea de gol y sin oposición. 

Los minutos le daban mayor peso territorial al Milan y un par de buenos disparos de Allegri y Niang que atajó bien Da Costa y pudieron haber otorgado tranquilidad en el Milan. No obstante, la falta de calidad arriba era evidente, y sin las máximas referencias al equipo le siguió costando finalizar las llegadas.

La insistencia de la Sampdoria en los minutos finales pudo ser neutralizada por la defensa local y acabar de adueñarse de tres puntos que deben ser el anticipo de muchas más victorias.

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