El fútbol consiste en ganar, ganar, ganar y volver a ganar como solía decir un tal Luis Aragonés. Ganar dos títulos en un año siempre es una buena noticia, por lo que los hinchas del Nápoles tendrán razones latentes para disfrutar las navidades con un buen recuerdo de este 2014 que ya se va. Pues bien, en la boca de muchos hinchas celestes existe un cierto descontento con las sensaciones que ha transmitido el equipo a lo largo del año.

Con la llegada de Rafa Benítez al banquillo napolitano, las expectativas sobre el equipo crecieron de forma considerable. Un equipo con jugadores de talla mundial como Higuaín o Hamsik, con hombres con proyección como Callejón, Insigne o Mertens y también gente con experiencia como Albiol, Maggio, Inler y Pandev. Con esta plantilla, la exigencia del presidente Aurelio De Laurentiis se trasladó a los aficionados y también a los propios jugadores. Una presión que tendrían que administrar durante todo el año y que en algunos momentos les pasó factura.

El año comenzó con un Nápoles apeado de las eliminatorias de la UEFA Champions League. Quedó encuadrado en una fase de grupos junto a Borussia Dortmund, Olympique de Marsella y Arsenal, donde londinenses, alemanes y napolitanos sumaron doce puntos, produciéndose así un triple empate que dejaba fuera a los celestes. Este hecho llevó al equipo de Benítez a disputar la UEFA Europa League, donde tampoco hubo suerte y fueron eliminados por el Oporto en octavos de final. La aventura europea de este proyecto ilusionante se fue por la borda cuando nadie lo esperaba.

En la Serie A, la escuadra del Vesubio vio como Juventus y Roma se distanciaban poco a poco en la clasificación, por lo que el objetivo se empequeñeció hasta el punto de luchar por el tercer puesto de la tabla. Contando que Milan e Inter, dos de los equipos con mayor prestigio de Italia no estaban haciendo su mejor temporada, el tercer puesto tampoco parecía una quimera. La afición azzurri comenzaba a cuestionar la labor de su técnico, pues en vista de la inversión realizada a principios de temporada, las expectativas no se estaban cumpliendo. Fuera de europa y lejos de la lucha por el Calcio, la esperanza se redujo a ganar el título de copa.

En el torneo del K.O la suerte pareció sonreir al equipo sureño. Tuvo que eliminar al Atalanta y a la Lazio para enfrentarse en semifinales a una Roma en plena efervescencia. En esta eliminatoria, el Nápoles pasó por encima de su rival (5-3 en el total) y se clasificó para la final, donde se enfrentaría en Roma a la Fiorentina.

La final de copa estuvo marcada por la sangre. El partido estuvo a punto de no llegar a disputarse debido al asesinato de un hincha napolitano, que fue asesinado momentos antes de darse inicio el choque. Fue una batalla campal entre seguidores del Nápoles y de la Roma, que aprovecharon el lugar de la final para organizar la reyerta. Fueron momentos muy tensos, incluso el capitán celeste Marek Hamsik, tuvo que hablar con los hinchas de su equipo para tranquilizarlos y poder dar comienzo al choque.

En lo que al partido se refiere, el Nápoles hizo un gran planteamiento para así derrotar al conjunto viola por tres goles a uno. Fue el primer título de la "Era Benítez", por lo que la temporada dio un respiro de alivio al técnico español y también a sus jugadores, que soportaron una presión extrema durante gran parte de la temporada.

Con el título bajo el brazo y el tercer puesto finalmente conseguido en la liga, se puede decir que el conjunto azzurri cumplió con su trabajo. La mejor terapia contra el fracaso es una victoria, por lo tanto el título copero alivió el mal trago que produjo la eliminación europea y también la falta de competitividad en el campeonato doméstico.

Durante la temporada, la figura del equipo no fue otra que Gonzalo Higuaín. El "Pipita" asumió el peso goleador del equipo con 24 goles en todas las competiciones. También cabe destacar la buena temporada de jugadores jóvenes como Lorenzo Insigne y José Callejón, que con sus internadas y desborde harían de este Nápoles uno de los ataques más temibles del país de la pasta.

El verano se presentaba de cierta forma convulso, debido a la gran cantidad de jugadores que volvían al equipo napolitano tras ser cedidos. Es el caso de Armero, Vargas, Gargano, El Kaddouri, Gamberini, Paolo Cannavaro y muchos otros más que tendrían que buscar una salida. Jugadores importantes para el equipo como Dzemaili, Behrami, Pandev, Fede Fernández y Pepe Reina (cedido por el Liverpool), serían traspasados para así reconvertir un poco la plantilla.

En cuanto a los fichajes, en este verano llegarían al sur de Italia Koulibaly, De Guzmán, David López, Mariano Andújar y Michu, este último en calidad de cedido. Los traspasos montaron un desembolso total de 22 millones de euros, cifra un tanto baja si consideramos que las aspiraciones de este Nápoles son dar un paso al frente en el campeonato liguero y llegar lejos en europa.

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La temporada 14/15 daba el pistoletazo de salida de forma oficial con un doble enfrentamiento ante el Athletic Club con motivo de la previa de la Champions. Aquí es donde el equipo de Benítez tendría que demostrar un paso al frente, pues el no clasificarse para la máxima competición continental sería considerado un nuevo fracaso.

La eliminatoria llegó a San Paolo con un ambiente infernal. Las ganas de fútbol y la ilusión por ver triunfar este proyecto comandado por De Laurentiis, instauró una autoestima en los aficionados que tardaría poco en marcharse. Empate a uno la ida y viaje a Bilbao para vivir uno de los días más tristes de la presente temporada. Tras empezar el partido por delante con un gol de Hamsik, el Athletic remontaría con tres goles en la segunda parte hasta poner en el global de la eliminatoria un cuatro a dos con el que pisaba las esperanzas de todo seguidor napolitano. Fueron 45 minutos donde el equipo celeste fue vapuleado con una defensa endeble y expuesta a ser goleada. Una nueva eliminación, esta vez en verano y con la temporada recién comenzada.

Con el varapalo de caer en la previa de Champions, el Nápoles comenzaba la liga tocado emocionalmente. Muchos puntos se perderían por el camino y las sensaciones no eran nada confortantes. Benítez se encontraba en el disparadero, la prensa cada día se hacía eco del nuevo fracaso europeo y mientras tanto, el equipo no parecía ofrecer muestras de mejora.

El mal menor fue clasificarse para la Europa League, donde ha conseguido pasar a dieciseisavos de final como primero de grupo, un grupo formado por el Young Boys de Suiza, el Sparta de Praga y el Slovan de Bratislava.

En liga, poco a poco se fueron consiguiendo victorias, hasta colocarse en tercera posición con 27 puntos tras la disputa de 16 partidos. La figura del equipo hasta la fecha no es otra que José Callejón, autor de ocho tantos y recientemente convocado por Vicente del Bosque para debutar en la Selección Española.

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Llegados al mes de diciembre, el Nápoles se encuentra en tercera posición de la Serie A, empatado a puntos con la Lazio y lejos del líder, la Juventus de Turín. Aún faltaría un partido para despedir el 2014, y no sería un partido cualquiera. La Supercopa de Italia sería trasladada a Doha por motivos económicos fundamentalmente y la disputarían el actual campeón de liga, la Juventus, contra el Nápoles.

Un partido vibrante, decidido por penaltis tras acabar con empate a dos (dobletes de Tévez e Higuaín) y que a la postre otorgaría un nuevo título a las vitrinas napolitanas.

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Con este triunfo, el Nápoles cerraría el año con dos títulos. Un 2014 donde se mezcla el éxito con el fracaso, aunque bien es cierto que con victorias los fracasos son más propensos a superar. Un equipo del sur que acaba el año en la cima derrotando al teórico (y práctico) mejor equipo de Italia. El 2014 del Nápoles ha sido y será recordado por todos los hinchas celestes como el año de las dos copas.