"Me han estado dando por c... durante siete meses, estoy cansado, he decidido dejarlo todo". Que un tipo como Antonio Cassano, que las ha visto de todos los colores a lo largo de su ya larga carrera, utilice estas palabras a la hora de hablar de su rescisión de contrato, supone una clara muestra de que las cosas no funcionan, ni de lejos, como deberían en Parma. Fantantonio ha acabado tan harto y desmotivado que incluso, a sus 32 años, está planteándose seriamente dejar el fútbol.

Cassano decidió unilateralmente marcharse, renunciando (según dice) a 4 millones de euros, el pasado 26 de enero, sin que el club le pusiera un solo impedimento. Ya venía tiempo quejándose de las mensualidades impagadas, que se remontan a principios de la presente temporada. "No es una cuestión de dinero. La parte más fea es que hay gente que gana mucho menos que yo y no ven un euro desde hace siete meses. Siempre nos decían que nos pagarían mañana, y al día siguiente otra vez repetían mañana. Basta, no aguanto más, esta situación de agonía era insostenible", declaró el delantero al canal de televisión Italia 1 poco después de conocerse la noticia.

De hecho, el talentoso jugador de Bari no ha sido el único en cerrar la puerta por fuera. El central italoargentino Gabriel Paletta, internacional con la azzurra, ha sido traspasado al Milan por los mismos 2,5 millones de euros que costó cinco años atrás. El ghanés Acquah, cedido por el Hoffenheim alemán, también salió, rumbo a la Sampdoria. El delantero brasileño Felipe es otro que ha preferido abandonar el club. Hay casos que dan hasta risa, como el de Pozzi, que se ha marchado gratis al Chievo con opción de compra definitiva por sólo 1.000 euros. La situación se ha compensado parcialmente con la llegada de jugadores a préstamo, como el milanista Antonio Nocerino, el portugués Silvestre Varela, el albanés Lila o el ex atlético Cristian "Cebolla" Rodríguez. Precisamente, el futbolista uruguayo se sorprendió al poco de llegar al constatar que en su nuevo equipo los jugadores no cobran.

Territorio Ghirardi

Y es que los problemas económicos en la ciudad norteña no son nuevos. El sexto puesto de la clasificación del año pasado daba al club emiliano el derecho a participar en la ronda previa de la Europa League, pero la UEFA le negó la licencia necesaria debido al retraso en el pago de los impuestos correspondientes a las nóminas de algunos jugadores de la temporada anterior. La deuda sólo ascendía a 300.000 euros, una cantidad relativamente baja para los estándares que se manejan en la élite de este deporte, aunque suficiente para que la Federación Italiana de Fútbol y el Comité Olímpico Italiano, inflexibles, decidieran entregarle su plaza al Torino nada más acabar el campeonato, el pasado mes de mayo.

El que era presidente y propietario del Parma en aquel momento, Tommaso Ghirardi, anunció su dimisión inmediata como consecuencia del escándalo. según dice por la "decepción" que le causó la decisión federativa. Sin embargo, en septiembre estaba de nuevo al frente del club. Alegaba que "no había encontrado comprador" y que la entidad "corría riesgo de desaparecer" sin él al frente.

Este verano llegaron al club 55 jugadores y salieron 155Ghirardi es un hombre de negocios de Brescia, a mitad de camino entre Milán y Verona, a más de cien kilómetros al norte de Parma. Heredero de una familia de industriales, es desde hace años el gestor de La Leonessa, empresa fundada por su abuelo, una de las más importantes del país en el sector de los engranajes para maquinaria. Su vinculación con la urbe emiliana procede de sus estudios de economía en la facultad parmesana, que concluyeron tras sólo un año. Y su relación con el fútbol, de la compra del Carpendolo, el equipo de su pueblo, al que consiguió llevar de las divisiones regionales a la C2, la categoría más baja del calcio profesional.

Su llegada a los cruzados se produjo en un momento particularmente difícil. En 2003 ocurrió la quiebra de Parmalat, coloso del sector alimentario que había comprado el club a principios de los '90, dando origen a su época dorada (de la Serie B pasó a ganar tres copas nacionales, una Recopa y dos UEFAs). Fue la mayor bancarrota fraudulenta de toda la historia de Europa, por un montante estimado de 14.000 millones de euros; el balompié, que sólo era una pequeña parte del monstruo, fue el primero en caer. Para evitar su desaparición, la antigua Associazione Calcio tuvo que ser refundada en el verano de 2004 y rebautizada como Football Club, legalmente una entidad distinta pero con derecho a conservar los símbolos, la historia y (parte de) la plantilla del viejo Parma.

Apartada la Parmalat de la dirigencia, se hizo cargo un administrador judicial, Enrico Bondi, mientras llegaban nuevas ofertas de adquisición. Fue tan sonado como fallido el intento de Lorenzo Sanz, el que fuera presidente del Real Madrid durante la segunda mitad de los '90. Hubo otras negociaciones que tampoco prosperaron, hasta que en enero de 2007 desembarcó el grupo Eventi Sportivi, creado al efecto para esta operación. Ghirardi y su familia, con el 40,01% de las acciones, se convirtieron en propietarios de la mayoría relativa; un empresario amigo apellidado Meneghini se quedó con el 40% y el 19,99% restante pasó a formar parte de los activos de la Banca Monte Parma. El coste de la adquisición se estima en unos 30 millones de euros.

Ni una lira en la caja fuerte

La gestión deportiva de Ghirardi y compañía no puede considerarse negativa. Hay que tener en cuenta que, pese a la gloria de los '90 (que se demostró fruto de los desmanes financieros de la Parmalat), el Parma jamás ha sido uno de los grandes de Italia; de hecho, su primera participación en Serie A llegó precisamente en 1990. Con la salvedad del descenso de 2008, rápidamente solventado al año siguiente con un subcampeonato en la B, los gialloblu han venido permaneciendo cómodamente en mitad de la tabla, con picos como el ya citado sexto puesto con el que concluyeron el pasado curso. Por el banquillo han pasado nombres ilustres como Ranieri, Guidolin, Cúper o el actual Donadoni, y sobre el césped la hinchada ha podido disfrutar de jugadores como Cassano, Marco Parolo, Amauri, Giovinco, Zaccardo, Bojinov, o incluso la vuelta del mítico Hernán Crespo, que regresó a retirarse y hoy es entrenador del juvenil.

Otro cantar es la tesorería. Las últimas estimaciones, según informa el diario Corriere della Sera, indican que la deuda total del club ascendería a 201 millones de euros a día de hoy. ¿Cómo se ha podido llegar a tal situación? Francesco Nardi, periodista de Voci di Sport, nos da una de las claves: "El Parma tiene más de un centenar de jugadores contratados, la mayoría de ellos jóvenes que se ceden a equipos de serie B o C, o en equipos extranjeros como el Nova Gorica esloveno. En el Ascoli, por ejemplo, todos los años había seis o siete futbolistas en préstamo, que ni siquiera jugaban porque no daban el nivel. Nadie entiende el motivo de esta práctica, aunque muchos sospechan que por detrás haya un acuerdo relacionado con las comisiones de los fichajes". Sólo en el mercado del pasado verano, contando compras y ventas "normales", cesiones, coparticipaciones, intercambios y otras fórmulas, se registró el movimiento de 55 jugadores de entrada al club y 155 de salida. El 95% de ellos jamás llegarán a vestir la camiseta de la cruz negra en partido oficial en toda su carrera.

No es el único motivo, sin duda. Es público y notorio que todo el fútbol italiano, en conjunto, pasa por momentos de grave crisis. Las fuentes habituales de ingresos (taquilla, tiendas oficiales, patrocinios y, sobre todo, televisión) están menguando a pasos agigantados, mientras que los gastos aumentan en virtud de los contratos ya firmados. En el caso concreto del Parma, además, se desplomaron las ganancias por plusvalías de los jugadores, y se multiplicó la partida presupuestaria destinada a salarios, debido precisamente al exceso de futbolistas en plantilla. De hecho, para cuadrar el balance de 2013 ya hubo que hacer una operación legal aunque de eficacia cuestionable: vender los derechos de la marca "Parma FC" a una empresa filial creada al efecto y participada al 100% por Eventi Sportivi. Los 31 millones en que, sobre el papel, se valoró este trapicheo permitieron finalizar el ejercicio sin pérdidas excesivas, pero dan una idea del estado real de las arcas parmesanas.

Chipre, Rusia, Albania...

Ante tan confusa situación, Ghirardi optó por quitarse de en medio el pasado mes de diciembre. El día 8 anunció que vendía Eventi Sportivi a un consorcio llamado Dastraso Holdings Limited, con sede en la ciudad chipriota de Limassol, y aparentemente con capital ruso. Casi nada se conoce de este grupo, del que se dice que se dedica a las extracciones petrolíferas y en el que se rumorea que está implicado Suleyman Kerimov, el multimillonario daguestaní famoso por haber levantado (y luego dejado caer) el imperio de nuevo rico del Anzhí Majachkalá, con Eto'o, Roberto Carlos y compañía. Sí se sabe que la compañía se fundó poco antes, en noviembre, y que su capital social era de apenas 1.000 euros.

No obstante, en realidad este consorcio no es más que una tapadera para que el nombre del verdadero interesado en la compra del Parma, Rezart Taçi, no figurara directamente en los documentos. Taçi es un empresario procedente de Albania, también vinculado al negocio del petróleo, que se ha convertido en los últimos años en uno de los hombres más importantes de su país. El oro negro le ha dado su fortuna (estimada en más de 1.500 millones de euros), pero sus activiades son de lo más variopintas: es, entre otras cosas, el presidente de la federación nacional de ajedrez. En cuanto a fútbol, posee un club local (el modestísimo Gramozi Ersekë, al que ha llevado a la máxima categoría y ha conseguido incluso organizar amistosos contra el Real Madrid) y es copropietario del Leyton Orient, de la tercera división inglesa. Ya había tratado de hacerse con otros equipos italianos, como el Bolonia, el Genoa o todo un Milan, sin conseguirlo. Como punto oscuro de su biografía, está siendo investigado por la justicia albanesa por sospechas de evasión de capitales.

Bastaría que Putin se sintiera generoso para que los problemas del Parma se evaporaran al instanteTaçi, o el grupo pantalla, abonó a Ghirardi una cantidad que varía según la fuente consultada, pero que nadie cifra en más de 25 millones de euros. Por qué lo hizo es un enigma, ya que la aventura no ha durado ni dos meses. Tras tres testaferros ocupando el puesto de presidente (los italianos Pietro Doca y Fabio Giordano, además de Ermir Kodra, un economista albanés de 29 años), Taçi optó el pasado 8 de febrero por desprenderse del club. La excusa oficial, en boca de Kodra, es que la situación económica real es "distinta a la que les habían comunicado" y que, dadas las circunstancias, todas las previsiones de futuro que habían hecho carecen de sentido. De manera que los albaneses-rusos-chipriotas han vendido el club... por el precio simbólico de un euro.

Naturalmente, tan extraño desenlace ha hecho saltar todas las alarmas. Es incomprensible que un hombre como Taçi, con reputación de buen comerciante, se haya metido en un negocio tan arriesgado, con unos socios tan misteriosos, sin haber hecho antes una mínima comprobación de su viabilidad. ¿Blanqueo de capitales? ¿Ayuda para una salida honrosa de Ghirardi a cambio de algún favor? Cualquier hipótesis, por descabellada que parezca, es legítima ante el carrusel de despropósitos que está viviendo la afición parmesana, y que no acaba ni mucho menos aquí.

De Málaga a Malagón

¿Quiénes fueron los potentados avalistas que financiaron el euro con que se cerró la nueva venta? Se trata de Mapi Group, una sociedad radicada en Eslovenia, concretamente (¿casualidad?) en la misma Nova Gorica donde el equipo local cuenta con más de una decena de cedidos del Parma. Hablamos de un fondo creado por italianos con el objetivo de operar en Italia, pero trasladado al país vecino porque allí las exigencias de capital social son menores: bastó con 7.500 euros para ponerlo en marcha. Según sus estatutos se dedica a los "servicios", aunque lo cierto es que, en la práctica, no es más que una agrupación de inversores en busca de compañías que comprar. De hecho, se constituyó en la primavera de 2013 expresamente para intentar el asalto a la fábrica papelera Pigna, operación que se saldó con un fracaso.

Fallida fue también su primera tentativa de incursión en el fútbol, en el Brescia, apenas ocho meses más tarde. Pero ahora con el Parma sí parece que han tenido el éxito que buscaban para darse a conocer. El administrador delegado de Mapi, Giampietro Manenti, es desde hace un par de días el nuevo presidente del club. Su objetivo, a corto plazo, es garantizar que aparecen los 15 millones de euros que hacen falta para pagar atrasos antes del lunes 16 de febrero, fecha límite que ha puesto buena parte de la plantilla para no denunciar al club y renunciar a seguir jugando.

La plantilla que queda podría luchar por la permanencia, con 51 puntos por disputarseManenti dice estar convencido de que conseguirá superar este match ball y que también logrará su objetivo último, que es evitar que el Parma acabe desapareciendo, a pesar de que ha reconocido que no sabe exactamente cuánto se debe (la última información disponible son los 201 millones citados anteriormente). Habla de potencial y de proyecto a largo plazo, a 10 años. La gente de la ciudad ducal no termina de fiarse, y menos después de saber que en las últimas cuentas presentadas por Mapi el haber era de, exactamente, 2.249 euros, algo escasos para lo que cabría esperar de los salvadores de una escuadra de Serie A.

Para tranquilidad (relativa) de la hinchada, es cierto que Mapi en sí misma es poca cosa, pero aparentemente tiene detrás numerosos inversores. De hecho, no son pocas las páginas web que hablan del grupo esloveno como una entidad "en la órbita" del gigante ruso Gazprom, el mayor productor mundial de gas natural y, en términos absolutos, la tercera corporación más grande del planeta. De ser cierto, bastaría que Vladímir Putin se sintiera generoso para que todos los problemas del Parma se evaporaran al instante. Se especula también con que empresas autóctonas italianas, como Barilla, podrían aportar liquidez a Manenti y los suyos. De momento, de dónde saldrá el dinero, si es que sale a tiempo, es una gran incógnita.

¿Y sobre el césped?

Hay equipos que viven en una situación institucional tan calamitosa como esta o más, incluso con tintes delictivos, y que sin embargo pueden disfrutar de fútbol de alto nivel. Los seguidores del Atlético de Madrid comprenderán perfectamente a qué nos referimos. El Parma no ha tenido tanta suerte. Más bien se le han acumulado las desgracias; algunas son consecuencia directa de la negligencia, mientras que otras no se pueden atribuir más que a la diosa Fortuna y su arbietrariedad.

El mismo Parma que contribuyó con tres jugadores a la Nazionale que viajó a Brasil se vio obligado a desprenderse de algunos de sus hombres más destacados ese mismo verano. Amauri y Molinaro se marcharon al Torino, Parolo a la Lazio, Marchionni a la Sampdoria, Benalouane al Atalanta, muchos de ellos gratis o a precios ridículos, pero sólo con el fin de ahorrarse su alta ficha. Schelotto volvió al Inter tras su cesión, igual que Gargano al Nápoles. Los llegados (Lodi, Belfodil, De Ceglie) no han dado ni de lejos el mismo nivel.

Por si fuera poco, al centrocampista francés Biabiany, titular indiscutible las últimas tres temporadas, se le detectó una arritmia cardiaca tras el primer partido del campeonato que le ha obligado a darse de baja de forma indefinida. Otros jugadores de primera fila, como los defensas Paletta y Cassani, también sufrieron lesiones de larga duración. El equipo dependía por entero de las genialidades de Cassano, quien ya dejó atrás su juventud y tampoco pasaba por su mejor momento.

Los jugadores que quedaban para defender la camiseta no eran precisamente los mejores, y además no habían cobrado en toda la temporada. Más que intentar jugar bien al fútbol, el trabajo del entrenador Donadoni, más allá de tácticas y esquemas, era, y está siendo, convencerles para que, al menos, acepten salir al campo cada fin de semana. Él mismo dice que, por honor y profesionalidad, está dispuesto a seguir al frente de la nave, pero que "todo tiene un límite" que parece cercano a alcanzarse.

Las consecuencias son previsibles: con 21 jornadas de Serie A disputadas, el Parma lleva tres victorias, un empate y 17 derrotas, algunas tan humillantes como el 7-0 encajado en el Juventus Stadium o el 1-3 que sacó el Sassuolo del Ennio Tardini. Son 10 puntos, 9 en realidad debido a una sanción recibida en diciembre precisamente por no haber pagado los sueldos correspondientes al verano. El penúltimo clasificado, el Cesena, tiene 15. El 17º, el Cagliari, el último de los que se mantendrían, va por 19: más del doble.

El futuro para el equipo es muy incierto. Han llegado refuerzos, todos cedidos, como el Cebolla. También se han ido los que han tenido ocasión, cansados de la incertidumbre. La plantilla que queda no daría para coserse un scudetto, pero tampoco es tan mediocre como para no luchar por la permanencia, con 51 puntos aún por disputarse. Este mismo miércoles tiene un compromiso clave, contra el Chievo en casa, que le podría volver a meter en la pelea por la salvación. Todo dará igual si no se encuentran esos 15 millones que tanto urgen antes del lunes 16 y los futbolistas cumplen con su amenaza de negarse a seguir jugando. La desbandada sería general y, en principio, se terminaría la liga con los juveniles, a riesgo de recibir una paliza tras otra. A los 12.000 valientes que todavía medio llenan la tribuna Petitot y la curva Bagnaresi les da lo mismo la permanencia: lo que les preocupa es que el Parma sobreviva. Y eso no está asegurado.

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Sobre el autor
Luis Tejo Machuca
Mi mamá me enseñó a leer y escribir; a cambio yo le di mi título de Comunicación Audiovisual de la URJC para que lo colgara en el salón, que dice que queda bonito. Redactor todoterreno, tirando un poco más para lo lo futbolero, sobre todo de Italia y alrededores. Locutor de radio (y de lo que caiga) y hasta fotógrafo en los ratos libres. Menottista, pero moderado, porque como dijo Biagini, las finales no se merecen. Se ganan.