El cielo de Berlín estaba despejado. La capital de Alemania se disponía a elegir a nuevos reyes del fútbol. Ni una sola nube a la vista. Ni un poco de brisa en el ambiente. Barthez defendía la portería y Fabio Grosso caminaba lentamente, con la mirada al suelo, hacia el punto de penalti. Una leve carrerilla del lateral juventino y un fuerte disparo a la derecha, y a media altura. Barthez se venció a la izquierda. Grosso enloqueció. Pirlo, en el centro del campo, cerró sus puños con fuerza y empezó a correr ante el jaleo en el lugar. Italia era campeona del Mundo. 

Italia afrontó aquella Copa del Mundo con mucha incertidumbre. Poco antes de empezar el campeonato, la Fiscalía Nacional había condenado a la Juventus de Turín al descenso irrevocable a la Serie B por el calciopoli. Y un grueso de aquel vestuario de la Nazionale pertenecían a la Juventus (Buffon, Cannavaro, Zambrotta, Camoranesi y Del Piero). Sin embargo, bajo todo pronóstico, la Azzurra se recompuso y tras una mala primera fase, fue superando obstáculos en tierras germanas -tedeschi, como dirían ellos-, hasta coronarse como campeones del Mundo en el Estadio Olímpico de Berlín, un 6 de julio del 2006. 

Quizá todo esto no viene a cuento. O sí. Porque en aquel equipo que obró el milagro de la cuarta estrella en el pecho de la maglia estaban Buffon y Pirlo. El primero, pasaría de ser campeón del Mundo a jugar en el infierno de la B, por el amor a unos colores. Al segundo aún le quedaba una larga listas de éxitos como jugador del Milan. 

Pero casualidades de la vida, el fútbol juntó a Buffon y Pirlo en el mismo equipo. Nunca habían estado del todo separados, pero esta vez, estarían más unidos que nunca. Ambos tenían sus vitrinas llenas de trofeos. Gianluigi era, quizás, uno de los mejores arqueros de la historia de Italia. Y Pirlo un auténtico ídolo para todo el país. Tres años juntos en la Juventus, en el frío Piamonte, para que el destino les volviera a ofrecer la oportunidad de acariciar el cielo de Alemania. 

Buffon, Zambrotta, Materazzi, Cannavaro, Grosso, Gattuso, Pirlo, Camoranesi, Perrotta, Totti y Luca Toni verán la final de la Champions 2015 con cierta nostalgia. Con el recuerdo de un día grande para Italia de lo que fue algo inolvidable. Pero dos de ellos, Pirlo y Buffon, volverán a ser protagonistas activos del evento. Su Juventus se jugará la tercera contra el FC Barcelona. De nuevo, aunque con algo de retraso, la historia se repite. 9 años después, Buffon y Pirlo podrían ser reyes del fútbol y aumentar así una leyenda que no se sabe que final tendrá. 

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