Desde que la Juventus de Turín descendiese a la Serie B (2006) por el ‘Caso Moggigate’ hasta la temporada 2011/12, sus años de fútbol tras su regreso del infierno no fueron para nada exitosos si nos atenemos a la historia de la entidad bianconera. El rumbo de este equipo empezó a tomar forma cuando, el entonces presidente, Giovanni Cobolli Gigli y su junta directiva, aprobaron la construcción de un nuevo estadio (2008) dotado de todas las comodidades posibles, con un estilo inglés y con áreas y servicios que explotasen de forma positiva los ingresos. Además, otro de los objetivos del nuevo estadio era el de reducir el consumo de energías no renovables a través de nuevas tecnologías, lo que situó al nuevo feudo bianconero como el único acorde al cumplimiento medioambiental. Un Juventus Stadium algo más pequeño en cuanto a capacidad si lo comparamos con la antigua casa, el Delle Alpi (de 70.000 a 41.000), pero donde el público tiene una mejor visión del juego (se eliminaron las pistas de atletismo), estando más cerca de los jugadores.

Y con un primer paso dado, se dio el segundo cuando Andrea Agnelli (presidente) tomó las riendas de la Vecchia Signora y formó un organigrama que, con su innegable trabajo, ha sido parte del éxito que vive el club: Giuseppe Marotta (director general), Fabio Paratici (director deportivo), Maurizio Lombardo (secretario general), Matteo Fabris (team mánager) y compañía.

Con la llegada de la nueva junta directiva, el objetivo de devolver a la Juve a lo más alto fue inmediato. Pero, aunque no contaban con un presupuesto equiparable al de las grandes potencias del viejo continente, a base de un buen trabajo de scouting, de contrataciones a bajo coste, de cesiones con opciones de compra, de copropiedades con otros clubes y de fichajes a coste cero, el equipo turinés ha vuelto a reinar sobre Italia y mirar al resto de clubes europeos a la cara.

En el primer año de la ‘Era Agnelli & Marotta’ se le dio el mando del equipo a un joven técnico, Antonio Conte, que venía de ascender de la Serie B al Siena con un segundo puesto en la clasificación general. Se trataba de un ex jugador de la casa con una insuficiente experiencia en los banquillos, pero con un carácter, ambición y sentido del club que terminó por convencer en las altas esferas. Y con una mínima base del equipo del año anterior y gracias a una serie de incorporaciones inteligentes, la Juve reinó ese curso en Italia sin perder un solo partido. Comenzaba la dinastía de un equipo que no adquiriría ningún jugador por un valor superior a los 15,5 millones de euros durante la exitosa ‘Era Conte’:

· 2011/12: Alessandro Matri (€15,5M).
· 2012/13: Sebastian Giovinco (€11M).
· 2013/14: Angelo Obonna (€13M).

Sin embargo, estos últimos datos son engañosos, pues hay jugadores que han llegado a la Juve en forma de copropiedad, como Asamoah y Mauricio Isla, por los cuales se pagaron 9 y 7 millones respectivamente por el 50% de su pase, y que posteriormente pasaron a ser de total propiedad de los bianconeri pagando la otra mitad, es decir otros 9 y 7 millones. Y lo cierto es que, aunque de primeras parezca que han costado 18 y 14 millones, la realidad es que las cantidades se abonaron en cursos diferentes y los pagos van por separado.

De este modo, con la llegada de Conte, la Juventus se fue reforzando año si y año también siguiendo el patrón elegido por los mandamases. Y precisamente, de los jugadores de más importancia que hayan pasado por ese vestuario, o que hayan jugado un papel un poco más secundario, llegaron libres a Turín Andrea Pirlo, Paul Pogba y Fernando Llorente, por Lichtsteiner se pagaron 10 millones de euros, por Barzagli 300.000 euros, el montenegrino Vucinic costó 15 millones, un jugador como Tévez llegó por la irrisoria cantidad de 9 millones y Arturo Vidal dejó el Bayer Leverkusen por 10,5 millones.

Pirlo, Pogba y Llorente llegaron a coste cero | Foto: UEFA.com – Edición: Jaime Ojeda

Pronto, con la acumulación de victorias, de un buen juego colectivo y de fogonazos de calidad individual en los jugadores, el valor de la plantilla de la Vecchia Signora fue aumentando, y con ello las llamadas de clubes preguntando por los nombres de más relevancia en la plantilla. Y pese a que el equipo presidido por Andrea Agnelli no puede competir, económicamente hablando, con los Real Madrid, Barcelona, Bayern Munich, PSG, Manchester City, etc., el no rotundo de cara a vender a sus estrellas ha sido claro siempre. Y pese a no vender a sus grandes valores, la economía de la Juventus ha ido estos años por muy buen camino, reduciendo su deuda año a año gracias a que las pérdidas han ido decreciendo.

Sin embargo, el verano de 2014 Antonio Conte decía adiós al banquillo juventino por discrepancias con la directiva en cuanto a la confección de la plantilla. De hecho, llego a declarar que no podía comer con "10 euros en un restaurante de 100", en clara referencia a lo poco que estaban dispuestos a gastar Marotta & Paratici en fichajes para pelear en Champions League. Así las cosas, se fue el técnico que devolvió el gen ganador a la institución y llegó Massimiliano Allegri, un entrenador que generaba dudas entre la masa social transalpina, pues su último año en el Milan fue tan malo que ni acabó la temporada. Pero el tiempo le ha dado la razón al preparador toscano, que ha demostrado que sus conocimientos como entrenador son excelentes y que el problema en su última temporada rossonera era la plantilla.

Para el ejercicio 2014/15, la junta directiva de la Juventus de Turín decidió abrir un poco más la caja fuerte y hacer un desembolso más pronunciado que las temporadas anteriores, para de una vez pelear por la Champions. Y fue cuando decidieron apostar por Álvaro Morata, un delantero de 21 años recién coronado como Campeón de Europa con el Real Madrid, por el que pagaron nada más y nada menos que 20 millones de euros, sobrepasando la barrera de los 15,5 en la que se había estancado la Juve en los últimos tres años. Si bien, el delantero firmaba un contrato en el que el equipo blanco se guardaba una opción de recompra de 30 millones en los dos próximos cursos.

De esta forma se daba otro salto de calidad a la delantera, que en apenas tres años había pasado de ser una formada por Vucinic-Giovinco a la de Llorente-Tévez y que ahora ha cambiado a Morata-Tévez. Un fichaje el del internacional español que es el más caro de la Signora en el último lustro (anteriormente, en 2009, se compró a Felipe Melo por 25 millones y a Diego Ribas por 24).

Y como el delantero español, son otras las incorporaciones de la Juve que no por haberse concretado a muy bajo coste o por la fórmula de las cesiones tienen menos importancia. De hecho, las llegadas de Roberto Pereyra (cedido con opción de compra de Udinese) y de Stefano Sturaro (propiedad bianconera, cedido hasta enero en Genoa) han sido exitosas, y ambos jugadores han resultado fundamentales en los planes de Allegri.

Y es a base de esta inteligencia económica, como la Juventus ha logrado formar una plantilla que sea capaz de ganar por cuarta vez consecutiva el Scudetto, levantar la décima Coppa Italia de su palmarés y plantarse en una final de Champions sin llevar a cabo desembolsos astronómicos como Real Madrid, Barcelona, Manchester City o PSG. Un mérito solo al alcance de privilegiados en el sector financiero. Unos que han llevado a la Signora Omicidi a lo más alto de nuevo.