No pudo ser. La Sampdoria viajó a Novi Sad con la intención de remontar el 0-4 encajado en la ida en Italia, conscientes de la dificultad del reto y de que solo un milagro les permitiría estar en la siguiente ronda. Ya lo avisó Walter Zenga tras la debacle, que irían a Serbia a tirar de orgullo en una noche difícil, y al menos consiguieron una victoria con goles de Éder y Muriel, que finalmente no sirvió para arreglar el despropósito del primer partido y clasificar.

El encuentro comenzó bien para los blucerchiati, con un gol de Éder en el primer cuarto de hora. El italobrasileño llegó desde atrás para disparar desde la frontal del área tras un pase del colombiano Muriel. Pero la ventaja no se ampliaría hasta que ya fue demasiado tarde. Avanzada la segunda mitad, el mismo Éder se inventó un taconazo de fantasía para poner un balón medido a la llegada de Muriel, que remató al primer toque y batió al meta serbio. 

Con el pitido final, se confirmó una de las grandes sorpresas de la previa de la Europa League. La Sampdoria cayó a las primeras de cambio en su vuelta a los estadios europeos, fracasando en el primero de sus objetivos esta temporada. El entrenador Walter Zenga, que fue ratificado en el puesto por la directiva pese al batacazo europeo, dijo que la Sampdoria, pese a la eliminación, "había recuperado el orgullo con la victoria", y que "habían intentado centrarse en el por qué de una actuación tan mala como la de la ida", pero que ahora deben tratar de "recuperar lo que perdieron por el camino". Ahora el club genovés deberá centrarse en el inicio de la Serie A, en la que por potencial deberían luchar por entrar de nuevo en los puestos europeos.