En el fútbol, como en muchos deportes, los antecedentes pesan. La historia juega en el presente, que siempre está condicionado por lo que ocurrió tiempo atrás. Algo de esto le pasa al Nápoles cada vez que visita el estadio del Empoli, un campo en el que como máximo pudo obtener empates, como el pasado domingo.

Goles tempraneros

Y vaya si tuvo que trabajar para conseguir ese punto. En el arranque del partido no hubo tiempo ni para que se acomodaran los equipos. A los dos minutos, una pelota larga de Pucciarelli encontró a la defensa visitante mal colocada. Riccardo Saponara, habilitado, partió con espacios y el balón hacia la meta de Reina. El exatacante del Milan contuvo la marca de Raúl Albiol, se perfiló para su zurda y definió al palo derecho del portero español, que tocó la primera pelota del partido cuando tuvo que buscarla dentro de su portería.

El Empoli empezó a ganar cuando no tuvo tiempo para merecerlo, pero rápidamente comenzó a justificarlo. Con Saponara como estandarte, el conjunto de Giampaolo se hizo dueño del juego y dominador de las acciones. Buen control del balón, asociaciones de primera, aperturas por las bandas, terminaciones por el centro. Sarri debió sufrir de su propia medicina, pues fue ese el estilo que le impuso al equipo cuando lo dirigía la temporada pasada.

Pero el fútbol, así como tiene en cuenta antecedentes, también vive de imprevistos. Cuando el Empoli parecía más asentado que nunca en el terreno, un pase largo halló a Manolo Gabbiadini por la derecha. El zurdo, como siempre, enganchó para su mejor perfil. Dio el pase atrás y de primeras, para dejar sin reacción a Skorupski, Lorenzo Insigne le dio de lleno con la cara interna de su pie derecho al balón y lo colocó lejos del alcance del portero polaco. Un gran gol mérito del atacante napolitano.

Justicia en el marcador otra vez

El gol, a pesar de todo, no varió el trámite del partido. El Empoli siguió dominando en el medio, con el pequeño senegalés Assiane Dioussé, que cumplirá 18 años en pocos días, como amo y señor en el centro del campo. A los visitantes les costó en todo momento triunfar en la lucha por la posesión, pues Hamsik y Valdifiori estuvieron totalmente desaparecidos en la primera mitad del encuentro.

A los 18 minutos, Maccarone, quizás el menos contagiado por la fiebre de fútbol de los locales en el inicio, comenzó una jugada por el sector izquierdo. Mandó el pase hacia el medio, donde encontró a Saponara, siempre factor de desequilibrio en el juego. En el cruce con el defensor napolitano, el balón dio en el brazo de Saponara y se le acomodó para avanzar libre. Entregó el pase atrás y ubicó de forma perfecta a Pucciarelli, que llegó en soledad para empujarla de derecha a la portería de Reina.

El Empoli ganaba ajustadamente, aunque merecía más. Las combinaciones se sucedían, siempre con Saponara como motor, pero a los locales les costaba la puntada final para conectar con los delanteros y ampliar la ventaja en el marcador.

El Nápoles, sin un mediocampo activo, se limitó a esperar alguna inspiración de sus atacantes, que nunca llegó. Insigne, después de su gran gol, desapareció del juego. Gabbiadini estuvo muy estático por derecha, padeciendo las subidas por su sector de Mario Rui, mientras que Higuaín se mostró muy impreciso y con poco olfato de gol.

Todo cambió en la segunda mitad

El segundo tiempo, sin embargo, configuró otro escenario. A los cinco minutos, Hamsik luchó un balón y lo ganó. Lo pasó hacia la diagonal de Gabbiadini, quien magistralmente tocó de primera para un Allan, hasta ese momento con nulo peso en ataque, que cortaba hacia el área. El mediocampista definió por encima de la humanidad de Skorupski e igualó nuevamente las acciones. Esta vez el que madrugó fue el Nápoles.

El Empoli, quizás como consecuencia del desgaste que hizo en la primera mitad, con el paso de los minutos empezó a conformarse con la igualdad, el primer punto que consigue en el torneo. Saponara sufrió el despliegue que hizo y fue apareciendo cada vez menos con el correr del reloj.

Sarri trató de darle algo de inyección creativa al equipo con la entrada de Mertens, pero el belga no logró aportar nada diferente. La visita, con terreno y balón en su dominio, pecó de falta de ideas para generar situaciones de gol.

El empate, al final, le acabó dejando un sabor agridulce a ambos. Al Empoli porque jugó mejor y mereció más, pero al menos salió del fondo de la tabla y alcanzó a sumar su primer punto en el torneo. Al Nápoles porque si bien logró remontar un encuentro adverso, todavía no le bastó para ganar en estas tres jornadas y además no entrega todavía una muestra futbolística superior a la que daba la temporada pasada con Rafa Benítez.

VAVEL Logo