Andrea Pirlo deja huella donde va. Y esa marca es imposible de borrar. El crack italiano se cansó de desplegar su juego a lo largo de su carrera, vistiese la camiseta que vistiese. Su salida a la Major League Soccer estadounidense dejó huérfano a un fútbol italiano que lo lloró en cada ausencia, como en el Mundial de Sudáfrica 2010 cuando su falta en el terreno de juego derivó en una eliminación temprana de la Azzurra; o la crisis futbolística en la que se metió el Milan desde su salida del club en 2011. Hoy quien sufre su ausencia es la Juventus, que el domingo se enfrentará al Inter en el clásico por excelencia de Italia, un derby que Pirlo vio desde ambos bandos.

Nueve son los clásicos que disputó el reggista nacido en Flero hace 36 años. Su paso por ambas escuadras ocurrió en momentos opuestos de su carrera y devino en resultados diferentes. Con la casaca neroazzurra jugó 40 partidos sin convertir goles en dos ciclos, entre 1998 y 2001. Su llegada desde el club que lo formó, el Brescia, al Inter, estuvo teñida de ilusiones que al fin y al cabo no se concretarían en la realidad. Una temporada inicial discreta culminó con un préstamos por un año al Reggina. A su vuelta, otra temporada en la que jugó poco y nada lo colocaría nuevamente en el Brescia por otro año, antes de recalar finalmente en el Milan. Paradojas del destino, el clásico de la ciudad del Inter sería el club en el que Pirlo desplegaría lo mejor de su arsenal futbolístico. Con los rossoneri ganaría dos Scudettos y dos Ligas de Campeones, además de una Copa Italia y una Supercopa local.

Tras una década en el Milan, Andrea decidió partir al otro gran club de Italia en el que le faltaba jugar. La Juventus lo recibió con los brazos abiertos en plena reconstrucción tras el escándalo del Calciopoli que lo relegó a la segunda división del fútbol italiano y le hizo perder dos títulos de Liga. Desde su llegada, Pirlo se convirtió en el jugador clave del equipo turinés, fundamental para conseguir cuatro campeonatos consecutivos en los cuatro años que permaneción en el equipo bianconero, institución con la que además cosechó dos Supercopas italianas y una Copa Italia, además de acceder a la final de la Liga de Campeones en 2015. 

La diferencia de rendimientos de Pirlo entre su paso magro por el Inter y su desfile de gloria en la Juventus se acentúa por la importancia de los clubes. Quizás el mejor jugador italiano de las últimas décadas, junto a Francesco Totti, Alessandro Del Piero y Roberto Baggio, Andrea quedó marcado por haber triunfado en el Milan y la Juve mas no en el Inter, la escuadra en la que le faltó brillar para completar la tríada de equipos históricos de Italia. 

Al final de la temporada pasada anunció su abondono de la Serie A y su arribo al fútbol de los Estados Unidos. La estela de magia que dejó a su paso en cada terreno de juego que pisó se evapora ahora ante la presencia incómoda del fantasma de lo que fue. Este domingo el Inter y la Juve afrontan un duelo particular. Los bianconeri luchando por remontar un mal inicio liguero e igualar la prestación positiva del arranque en la Liga de Campeones. Los neroazzurri tratando de volver a la senda de la victoria del comienzo de la liga, cuando habían obtenido cinco triunfos al hilo. Dos equipos que buscan recuperar algo del fútbol añorado de otro tiempo. Ese fútbol que estaba ganatizado cuando en la cancha se encontraba Andrea Pirlo.