La Fiorentina recobró la sonrisa. Los de Paulo Sousa llegaban al partido contra el Hellas Verona después de tres derrotas consecutivas ante Nápoles, Lech Poznań y Roma, que le habían quitado el liderato de la Serie y le dejaron último en su grupo de Europa League. A pesar de estas derrotas, el partido ante los de Andrea Mandorlini se presuponía a priori sencillo por el nivel que ambos equipos están demostrando esta temporada. Y así fue. El gol de Rafa Márquez en propia puerta a mitad de la primera parte y el gol de Kalinić al principio de la segunda decidieron un partido que estuvo controlado por los violas de principio a fin.

El entrenador portugués decidió sacar toda la artillería desde el principio con una alineación con Giuseppe Rossi, Kalinić e Iličić en el terreno de juego. La elección de Sousa fue la adecuada y los futbolistas violas le dieron la razón con el paso de los minutos.

La mala suerte condenó al Hellas Verona

Como era de esperar la Fiorentina se hizo rápidamente con el control del juego y el balón, pero las ocasiones tardaron en llegar. La misma historia viola de siempre parecía que se iba a repetir, pero Kalinić avisaba con un disparo que salía rozando el poste. Sin tiempo para que los veroneses se repusieran de la mejor oportunidad que había habido en el partido, llegaba el primer gol del encuentro. Pasqual centraba al corazón del área pequeña a Kalinić, que no conseguía a rematar. Sin embargo, Goullini intentaba despejar el balón, pero Rafa Márquez, que se había lanzado a rechazar el pase del defensa viola, se interponía en la trayectoria y se marcaba en propia puerta.

La Fiorentina quizá estaba jugando mejor, pero la forma en que había llegado el gol de los de Paulo Sousa fue demasiado dura para un Hellas Verona que había estado intentando tratar bien el balón, aunque sin mucha efectividad. El primer tiempo llegaba a su fin con una Fiorentina que había dominado, como casi siempre, el juego, pero sin crear demasiado peligro. Por su parte, los de Andrea Mandorlini habían intentado llegar al área de Tătărușanu combinando, pero no habían tenido ningún éxito.

El gol de Kalinić decidió finalmente el partido

La segunda parte siguió con lo ya establecido durante la primera parte. Al contrario que en otros partidos, la Fiorentina consiguió cerrar el partido a los pocos minutos de comenzar la segunda mitad. En el minuto 57 Rossi se internaba por banda izquierda hasta dentro del área para dar el pase de la muerte a Kalinić, que marcaba a puerta vacía y prácticamente cerraba el encuentro.

Los de Andrea Mandorlini no supieron reaccionar al gol del delantero croata y se fueron diluyendo poco a poco. La intensidad de los de Verona fue de más a menos, lo que ayudó a que la Fiorentina controlase todavía más el juego y el ritmo del partido. Los violas durmieron el partido con una posesión de balón insultante. Además, tras el gol de Kalinić, Paulo Sousa decidió fortalecer el centro del campo de la Fiorentina al meter en el campo a Badelj por Giuseppe Rossi.

Lo peor, la lesión de Astori

Andrea Mandorlini intentó que su equipo se repusiese a los dos goles en contra dando a entrada a jugadores como Siligardi o Zaccagni, pero el Hellas Verona estaba fuera del partido. La Fiorentina controló el juego durante todo el resto de partido y la única mala noticia de los violas fue la lesión de Astori a falta de diez minutos del final, que tuvo que ser sustituido por Tomović.

Finalmente, la Fiorentina se reencontró con el triunfo después de una semana difícil de digerir para el aficionado viola. Esta victoria ante el Hellas Verona lo aúpa a la tercera posición, con los mismos puntos que el Nápoles y a dos de la Roma. Por su parte, los veroneses se ahogan en los puestos de descenso con esta derrota y con la victoria del Frosinone ante el Carpi y se quedan a cinco puntos de la salvación.