El 4 de mayo de 1949 tuvo lugar uno de los acontecimientos más trágicos del fútbol italiano, y que a la postre determinaría el rumbo del balompié en Italia.

Aquel día, la plantilla del Torino tomó un avión de vuelta de Lisboa a Turín con motivo del partido de despedida al futbolista Xisco Ferreira que el Benfica había organizado contra el conjunto granota. Alrededor de las 17:05 horas, el Fiat N. 212 que les traía de vuelta a casa se estrelló contra uno de los muros de la Basílica de Superga, situada en una colina a las afueras de Turín, debido a un fuerte temporal y a la espesa niebla.

En el accidente, en el que no hubo supervivientes, fallecieron 31 personas, todos los pasajeros y la tripulación. Además de los jugadores y el cuerpo técnico, en el vuelo viajaban los dirigentes del Torino con algunos acompañantes y tres periodistas.

Por distintas razones, dos futbolistas de la plantilla granota salvaron la vida al no haber acudido a la disputa de aquel partido. Por un lado el recién llegado a Turín escapando de la guerra en Hungría, Ladislao Kubala. La futura estrella del Barcelona no formó parte de la expedición debido a que decidió permanecer en casa dado que su hijo había enfermado. Mientras que Sauro Tomá no fue convocado debido a una lesión.

El mejor equipo del mundo

"Il grande Torino", como popularmente se le conocía, fue el mejor equipo italiano de la década de los 40. Así lo atestigúan sus 5 Scudettos consecutivos. Además de los títulos, algunas de sus marcas, como los 93 partidos consecutivos en los que el Toro quedó invicto en su estadio, o los 125 goles que anotó en la temporada del accidente, la 48-49, todo ello gracias a un estilo de juego ofensivo, por el cual muchos lo consideraban el mejor equipo del mundo en la época.

Con una formación en 3-4-3, en la que brillaba por encima de todos Valentino Mazzola, padre del gran Sandro Mazzola -bicampeón de Europa con el Inter de Milán-, el Torino dominaba además la combinación de la selección italiana, aportando diez jugadores a su once titular. Por ello, son muchas las voces que declaran que en Superga el rumbo del fútbol italiano cambió por completo, ya que supuso la adopción completa del catenaccio, estilo tradicional italiano consistente en la creación de equipos compactos cuyo estilo de juego se basa en la búsqueda de la victoria a través del control del juego y de la concesión del menor número de oportunidades posibles. Además, el accidente supuso el inicio de la hegemonía de la Juventus en Italia.

El fútbol italiano se declaró en luto

El seleccionador nacional Vittorio Pozzo, quien tenía una gran relación con la plantilla del Torino, tuvo que acudir a Superga para reconocer los cadáveres de los jugadores. Posteriormente, 500.000 personas acudieron a la Piazza Castello para dar el último adiós a sus ídolos, siendo especialmente emotivo el momento en el que se anunció el féretro que portaba a Valentino Mazzola.

Más tarde, la Federación italiana otorgó el título de la Serie A al Torino, el cual era líder a falta de cuatro jornadas por disputarse. Aunque se tomó la decisión de disputar los partidos que restaban a la competición, la totalidad de los equipos decidieron, en señal de luto, jugar esos encuentros con sus equipos juveniles.

Finalmente, a pesar de que la Juventus tomó el testigo del equipo granota en Italia y Europa, la ciudad -el Torino sigue siendo el equipo más querido en Turín-, y en especial la entidad, no consiguieron nunca sobreponerse al accidente que cambió el sino del fútbol italiano.