El Palermo se ha impuesto esta misma tarde en el duelo ante el Chievo Verona. El partido, sobre todo en la primera parte, no tuvo demasiadas ocasiones, pero ambos equipos dispusieron de oportunidades antes del entretiempo. 

Dominio del Chievo en los primeros instantes

Desde el saque inicial, la posesión de la pelota estaba muy disputada por ambos conjuntos. El Palermo parecía poder dominar el partido con la presencia en el once de Vázquez, Lazaar y Maresca. El Chievo, sin embargo, era el que comenzó a generar peligro sobre la portería de Sorrentino.

Las primeras ocasiones fueron para Birsa y Mariani, que disfrutaron de una oportunidad uno cada uno en los primeros diez minutos de encuentro. Solo se jugaba en el centro del campo y en el área rosanero, donde Sorrentino recibía cada vez más y más internadas de jugadores Mussi Volanti.

Al final de la primera parte el Palermo despertó de su letargo con Franco Vázquez como batuta del juego y como principal llegador a la meta de Bizzarri. Ni siquiera el ex del Rayo fue capaz de imprimir un carácter excesivamente ofensivo a su equipo, por lo que se llegó en tablas al descanso.

Veteranía bajo palos

Cabe destacar también que, si se llegó con el 0-0 inicial al descanso, es en parte a los dos guardametas. Bizzarri y Sorrentino, ambos experimentados y veteranos, con mil batallas en sus guantes, permanecieron muy seguros y bien colocados durante los primeros 45 minutos. Este hecho contrasta con la titularidad de Donnarumma en la portería del Milan.

De hecho, el argentino tuvo que emplearse a fondo en una estirada realizada para repeler una falta botada a la perfección por Quaison. El disparo del sueco se colaba en la portería de Bizzarri cuando rondaban los 20 minutos de juego de la segunda parte. El Palermo quería y buscaba el gol.

La resurrección de Gilardino

En el minuto 71, un córner botado por el conjunto siciliano lo remató a gol Siniša Anđelković, pero antes de que Bizzarri pudiese blocar apareció la cabeza de Alberto Gilardino. El delantero italiano aparecía en el momento justo para, a sus 33 años, anotar un gol decisivo para su equipo, pues a la postre sería el tanto que valdría los tres puntos y la tranquilidad de Giuseppe Iachini, cuestionado por el presidente Maurizio Zamparini ante los malos resultados esta semana.

La importancia de este tanto se vio al observar la celebración del delantero internacional italiano, que lo celebró quitándose la camiseta con rabia. Esto le provocó la amonestación por parte del colegiado Maurizio Mariani.

La impotencia del Chievo en los instantes finales

La reacción del Chievo Verona, que no había sido ni mucho menos inferior al Palermo, no se hizo esperar. Sorrentino tuvo que emplearse a fondo en varias ocasiones, mostrándose omnipresente bajo palos. La mala suerte de los visitantes quedó evidenciada en el minuto 76, cuando la defensa sacó bajo palos un gol que parecía cantado.

Los cambios introducidos en la segunda parte tampoco pudieron mover el 1-0 imperante en el marcador. De esta manera, el Palermo salva un 'match ball' en su lucha por quedar lo más arriba posible en la tabla clasificatoria de la Serie A.