El encuentro comenzó con un ritmo alto de intensidad, y con una presión alta del Nápoles a la Roma, la cual le impedía dominar al equipo de la capital al que no le duraba la pelota en los primeros minutos. El cuadro local estaba teniendo bastante balón, y estaba tratando de abrir el juego hacía la banda izquierda donde Insigne estaba participando mucho cada vez que recuperaba la pelota. Dzeko tuvo que ser vendado, y el ritmo de intensidad descendió mucho, a partir de entonces, el equipo visitante empezó a tener más balón, e Insigne centró su posición para recibir la pelota con mayor facilidad, y darle fluidez al juego de los locales. En esos minutos, el equipo de Sarri estaba siendo muy previsible con la pelota y el equipo de la capital ya estaba asentado en el partido.

A lidiar con un rival directo

Después del primer cuarto de hora, el equipo azul siguió dominando, aunque lo hacía con circulaciones de balón muy lentas que no le permitían desequilibrar a pesar de que Hamsik e Insigne estaban entrando en contacto con la pelota, pero la loba se estaba defendiendo mejor por las bandas con las ayudas de los extremos. Cuando el equipo tenía la pelota, Jorginho estaba bajando a recibir solo, mientras Allan y Hamsik se descolgaban al ataque, algo que no terminaba de beneficiar al equipo. 

En el último tramo del primer tiempo, el ritmo de juego estaba siendo muy bajo, aunque la Roma no terminaba de dominar el partido, y estaba mostrando una versión muy defensiva cuando se replegaba y renunciaba a dominar, ante un Nápoles que empezaba a salir a la contra. Tras unos minutos, el ritmo de intensidad volvió a subir en el partido, pues el Nápoles estaba saliendo al contraataque con bastante frecuencia, aunque no terminaba de desbordar por la banda, mientras que la Roma, que se replegaba en los últimos metros con dos lineas de cuatro, seguía sin poder encadenar tres pases seguidos. 

A resolver el partido

La segunda parte comenzó con dominio de balón del Nápoles que estaba pisando campo rival, ante una Roma “que seguía en sus quince”, de mantenerse replegado y jugar a la contra, aunque con ese sistema, el equipo no conseguía mantener la pelota controlada mucho tiempo. El encuentro tenía un ritmo muy bajo de juego y el Nápoles estaba empezando a tener problemas para sacar la pelota jugada. Con la pelota, el equipo de la capital italiana estaba desequilibrado, pues tenía a todo el equipo agolpado en la zona de la defensa, y apenas tenía efectivos arriba.

Después del primer cuarto de hora, el conjunto local seguía dominado la pelota, aunque el encuentro se estaba empezando a abrir y los dos equipos estaban llegando a la portería rival con mucha facilidad, y estaban aportando alternativas, lo que estaba enriqueciendo al partido. Insigne estaba siendo el hombre más peligroso en ataque del los locales y estaba realizando buenas jugadas, pero estaba falto de claridad en los últimos metros. Tras unos minutos, el ritmo de intensidad bajó en el partido, y el equipo azzurro volvió a controlar el partido y a buscar el 1-0 con cierta cautela. 

En el último tramo de juego, el cuadro de Rudi Garcia siguió mostrando una apatía desesperante, mientras que el Nápoles era un quiero y no puedo a pesar de que transmitía sensación de peligro cuando le centraba el balón a Higuaín en el área. El nivel de intensidad estaba siendo muy bajo, y el equipo de la capital italiana estaba intentando progresar por el último tercio de campo a trompicones sin ninguna fluidez. El equipo de Sarri buscaba el gol volcado con todo, mientras que el conjunto visitante estaba dando por bueno el empate. Los locales lo intentaron con todo en los últimos minutos, pero no lograron materializar sus ocasiones.