La afición siciliana acudía en masa al estadio palermitana como cada jornada. Pero esta vez no era el mismo cuento de siempre, el técnico argentino Barros Schelotto, leyenda de Boca Juniors para quien no le ubique, se estrenaba en el banquillo, acompañado de un staff técnico muy 'Iachinesco', con hombres que lograron la gesta del ascenso hace no demasiado tiempo como Viviani.

Por su parte, el Udinese pretendía conquistar el Barbera para salir de la espiral de fracaso en la que estaban sumidos. Todo sea dicho, han sido dos derrotas consecutivas, pero una de ellas ante la 'todopoderosa' Juventus de Allegri. En el apartado de las bajas, ningún conjunto sufre ausencias de vital importancia, lo que permitirá a ambos entrenadores a ubicar en el terreno de juego sus mejores jugadores.

Un inicio esperanzador para los sicilianos

En cuanto Paolo Tagliavento hizo sonar su silbato para dar comienzo al choque, los locales tomaron el timón del partido con el convencimiento de dar un giro de 180º a su situación, para convertirse en un conjunto dominador en ambas áreas.

El Udinese fue el primero en disponer de un disparo franco, de la mano de Thereau, con un envío que se fue muy próximo de la portería de Sorrentino. Esta ocasión solo fue un alto en el desarrollo del partido, dado que los rosaneri continuaron dominando el encuentro. Gilardino fue el primero en convertir en ocasiones este protagonismo, con un disparo que se fue muy desviado, y un gran cabezazo que estuvo cerca de ser el primer tanto del encuentro.

El gol estaba al caer para los palermitanos, y la pareja sueca de los locales fueron los encargados de cumplir con esta tarea. Tras un envío al área, Hiljemark ejecutó un exquisito tacón para que Quaison definiese a placer para romper las tablas en el luminoso. Tras este tanto el choque empezó a labrarse en el terreno de la igualdad hasta que ambos conjuntos se fueron a los vestuarios.

En la segunda parte comenzó la fiesta palermitana

Tan solo hubo que esperar escasos diez minutos para ver cambios en el marcador. Hiljemark volvía a ser protagonista, esta vez como anotador, al resolver sin mayor problema un balón dentro del área comandado por Karnezis. Rara vez los aficionados allí presentes habían visto un resultado así, y sobre el ambiente de tranquilidad, parecía más cerca el tercer tanto de los suyos que el 2-1, que empezaría a sembrar el nerviosismo en los jugadores palermitanos.

Los jugadores del Palermo celebrando uno de los goles/  Imagen: nacion.com
Los jugadores del Palermo celebrando uno de los goles/ Imagen: nacion.com

Los visitantes no se acobardaron pese al gol del sueco y dispusieron de varios acercamientos al área de Sorrentino. Thereau y Fernandes fueron los protagonistas de estas ocasiones, pero no supieron resolver con claridad. El Palermo aprovechó estos ataques del rival, que dejaban su defensa más desguarnecida, y Lazaar resuelvía con un duro disparo cerca del poste izquierdo un extraordinario pase de Franco Vázquez para situar el 3-0 en el electrónico.

Dos minutos después, Thereau hizo justicia al buen desempeñó por momento de su equipo, y remató de gran manera un córner perfectamente ejecutado por Bruno Fernandes para recortar distancias en el marcador. Aunque poco les duró la alegría, ya que Trajkovski puso el 4-1 para sentenciar definitivamente el partido poco después.

Uno de los grandes protagonistas del encuentro, Oscar Hiljemark se mostro muy contento por la victoria. "Feliz por los tres puntos, pero aún más la victoria". Gerolin, integrante de la cúpula directiva de los rosaneri, afirmó: "Ya se nota la mano de Schelotto".

Ahora los palermitanos deberán visitar Módena, para intentar que esta victoria no quede como algo excepcional frente al Carpi. Por su parte el Udinese recibe a la Lazio con la urgencia de ganar para cortar la racha.