El encuentro comenzó con un ritmo bajo de intensidad, y con dominio de balón de la Juventus de Turín que lo estaba sacando jugado desde atrás, con los tres centrales que estaban abriendo el juego por las bandas, y que lo estaban dinamizando con pases verticales por dentro a los interiores, mientras que el conjunto romano se mantenía replegado, y cuando recuperaba el cuero, trataba de combinar en espacios cortos asegurando el pase para evadir la presión de los locales, que no se estaba traduciendo ni siquiera en llegadas al área de Szczesny. El nivel de intensidad ascendió en el encuentro, aunque el de juego no estaba siendo muy boyante, pues el equipo de Allegri estaba manejando la situación a pesar de que no estaba consiguiendo mantener la pelota en los últimos metros.

Dominio local de inicio, despertar romano

Llegados al cuarto de hora de juego, el conjunto de la capital empezó a tener más balón, y consiguió salir de su campo en alguna jugada, aunque Salah no estaba preciso en el último pase cuando recibía la pelota. El cuadro local siguió controlando el partido, mientras que los de Spaletti se mantenían replegados en 35 metros con las líneas muy juntas en el 4-1-3-1-1, con De Rossi de mediocentro, y Salah de segundo punta ligeramente más retrasado que Dzeko. La Juventus lo seguía intentando, pero no estaba encontrando espacios por el centro, pues el conjunto visitante se defendía con los tres centrales, y con De Rossi que se incrustaba en la zaga para formar una defensa de cuatro.

En el último cuarto de hora, el combinado bianconero perdió la continuidad en ataque, ya que la Roma empezó a tener más el cuero, y los locales dejaron de ser directos cuando tenían la pelota, empezaron a jugar mucho más en horizontal en zonas retrasadas del campo. A pesar de que el jugador giallorosso que recibía la pelota estaba siendo presionado por dos rivales y rodeado por cinco cuando recibía el esférico, él y su equipo se estaban encontrando mejor sobre el campo.

Los de Spalletti estaban saliendo con la pelota jugada sin ningún problema desde atrás, pues la Juve había perdido contundencia en la presión, y se estaba partiendo en dos, cuando los Nainggolan y Pjanic cruzaban el círculo central. El equipo turinés estaba tratando de recuperar la continuidad en el dominio, pero estaba realizando unas circulaciones de balón lentas. 

Dominio inicial de la Loba

El segundo tiempo comenzó con un ritmo alto de intensidad, y con un dominio alterno en el juego de ambos equipos. Tras unos minutos, el cuadro local se hizo con el control del encuentro, aunque estaba teniendo problemas para profundizar cuando combinaba en espacios cortos. Después de un tiempo, la Roma consiguió cortar el ritmo de juego de su rival, y empezó a llegar con varios efectivos a campo rival, con cierto peligro. Cerca del cuarto de hora de juego, la Juventus estaba en un punto muerto, estaba atascado, había pasado ya la euforia de los primeros minutos, y no tenía claro si lanzarse a por el partido, o replegarse y jugar tocando con mucha lentitud.

Después de los primeros minutos, el conjunto de la capital se empezó a hacer dueño y señor del partido, y comenzó a controlar la posesión de balón con buenas combinaciones en campo rival, pero no estaba terminando de profundizar. El equipo turinés se había colapsado en el ataque por ambas bandas, y por ello, Allegri decidió mover ficha: introdujo a  un extremo como Cuadrado, en el lugar de Lichtsteiner, para que volviera a enfocar el peligro sobre la banda derecha, y para que Dybala que estaba cayendo mucho en esa banda, se apoyara en él a la hora de triangular

Con ese cambio, la Juventus consiguió retomar el control del balón momentáneamente a base de volcar el juego sobre ese costado, y volvió a recuperarlo con rapidez y a rondar el área rival. Mientras tanto, los de Spalletti volvieron a tener dificultades para sacar la redonda jugada, pese a que Pjanic estaba jugando muy cerca de la zona de salida de balón.

En los últimos 15 minutos de juego, llegó el gol de Dybala que batió a Szczesny con un disparo cruzado desde dentro del área. Tras el tanto, la Juventus se replegó más en su campo, y la Roma pasó a dominar la pelota bajo una cadencia baja de intensidad, y con una circulación, que a pesar de los intentos de la Loba por dinamizarla, estaba siendo bastante lenta, especialmente cuando pisaba campo rival donde no estaba encontrando espacios.

A pesar de su repliegue, el conjunto bianconero no estaba renunciando al ataque, y todavía siguió llegando al área con bastantes efectivos, incluso con algún centrocampista que se incorporaba a remolque. Los últimos instantes fueron de los de Spalletti que tuvieron ocasiones para empatar especialmente a balón parado con Pjanic en unos libres directos con los que sembró el pánico en la afición de la Vecchia Signora con el recuerdo del partido de la primera vuelta. A pesar de ello, el campeón de Italia aguantó los últimos segundos del encuentro con relativa tranquilidad, y con posesiones largas.