La AS Roma recibía al 'todopoderoso' Real Madrid en la ida de los octavos de final de la UEFA Champions League. El estadio Olímpico de la capital italiana se puso sus mejores galas para acoger el partido frente al equipo madrileño. La ciudad, endomingada para la ocasión, tenía la esperanza de que los pupilos de Luciano Spalletti dieran "la sopresa", como deseaba el técnico giallorosso.

Los dos combinados habían pasado por situaciones similares antes de verse las caras. Las salidas de Rudi Garcia y Rafa Benítez dejaron hueco a Luciano Spalletti y Zinedine Zidane en los banquillos. En ambos casos, dos conceptos de fútbol contrapuestos a los de sus predecesores. Con los nuevos inquilinos, tanto la AS Roma como el Real Madrid  han conseguido un salto cualitativo y sobre todo, una enorme mejora en el plano psicológico.

El himno de la Champions dejaba de sonar por la megafonía del Olímpico de Roma y acto seguido comenzaba el griterío de las gradas. El estadio romano estaba preparado para alentar a los suyos, como si de una batalla entre gladiadores se tratase. La emoción estaba asegurada.

El checo Pavel Královec marcó el inicio del encuentro y el esférico comenzó a rodar. Los locales empezaron el enfrentamiento muy enchufados, sabedores de que sacar un buen resultado en su feudo era fundamental para sus aspiraciones europeas. Pronto se vio reflejada la idea de Luciano Spaletti, presionar la salida de balón. Los romanos dieron un paso al frente y al Real Madrid le costaba sacar el cuero jugado desde  su campo.

Mohamed Salah en una acción frente a Varane | Foto: asroma.com
Mohamed Salah en una acción frente a Varane | Foto: asroma.com

Con dos puñales por banda y sin la referencia de un nueve puro, la AS Roma puso en apuros a la defensa merengue. La velocidad de sus delanteros, en general, y la de Mohamed Salah, en particular, supuso un quebradero de cabeza para el equipo merengue que vio como los giallorossi pudieron adelantarse en el marcador al contraataque. Pese a ello, el Real Madrid supo manejar la situación. Los de Zidane pausaron el juego y el arreón incial de los romanos se diluía con el paso de los minutos.

Tras el paso por el vestuarios, los romanos tuvieron más la posesión del esférico. Pero ante este Real Madrid no te puedes confiar. Cuando mejor estaban los de Spalletti, Marcelo, que jugó infiltrado, se inventó una pase magistral a la espalda de Florenzi que Cristiano Ronaldo aprovecharía para, después de recortar al defensa,  subir el 0-1 al marcador. El gol merengue supuso un jarro de agua fría para la AS Roma y para todo el Olímpico que pronto vería como Jesé, que había entrado por un lesionado James, anotaba el definitivo 0-2.

Este resultado deja a la Roma en una situación muy compleja para eliminar a los blancos y avanzar hasta los cuartos de final. Spalletti lo tendrá muy difícil para rememorar lo conseguido en 2008. El sueño se esfuma en la Ciudad Eterna.

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