El Nápoles intentó llevar la iniciativa del juego desde los primeros minutos, pero se estaba confrontando a un rival que estaba adelantando bastante las líneas de presión, y que estaba siendo bastante agresivo cuando recuperaba un balón, atacando por el costado derecho con un Pablo Armero muy participativo. El equipo dirigido por Maurizio Sarri retrasó las líneas optando por jugar al contraataque, pero estaba teniendo bastantes dificultades para recuperar el cuero y enlazar una buena jugada para salir en velocidad, pues no conseguía superar el primer tercio del campo, y los jugadores de mayor calidad del equipo estaban pasando desapercibidos en la zona de ataque, y no estaban haciendo amago de bajar a recibir. El 1-0 llegó por medio de Bruno Fernandes que batió al portero Gabriel con un disparo potente desde los once metros. Después del gol, el encuentro mantuvo el mismo ritmo alto de intensidad, y el combinado bianconero dominó el encuentro y siguió llegando con mucha claridad al arco rival por los costados. 

Dominio partenopeo tras un inicio titubeante

Después de los primeros minutos de juego, el ritmo de intensidad bajó bastante, y el equipo partenopeo empezó a controlar más el encuentro, y ha llegar con peligro al área rival a base de tocar y triangular en los últimos metros, frente a un Udinese que empezaba a replegarse más en vista de la ventaja en el marcador que tenía, y al haber perdido la euforia inicial tras el gol. El empate a 1 llegó por medio de Gonzalo Higuaín que batió a Karnezis con un disparo desde fuera del área, tras recojer un rechace. Después del gol, el Nápoles tuvo un tramo de mucho desorden, en el que tuvo el esférico, pero no fue capaz de crear ninguna jugada fluidamente, y eso le estaba lastrando bastante ante una defensa contraria a la que ya se le habían visto las costuras.

A pesar del dominio del conjunto visitante, los locales todavía seguían encontrando espacios, y en algunas ocasiones seguían saliendo al contraataque por el costado izquierdo que estaba bastante descubierto por parte del conjunto azzurro. A raíz de las faltas y de los continuos lances del juego, el Udinese consiguió frenar el ritmo de juego del equipo de Sarri que perdió mucha continuidad en el dominio, y que ya no llegaba con tanta facilidad al área rival a pesar de la aparición de jugadores de gran habilidad creativa como Insigne que estaba arrancando permanentemente desde la banda izquierda, y Hamsik que se estaba moviendo muy bien entrelíneas, pero el Nápoles estaba abusando del juego en horizontal y eso le estaba cerrando todas las vías de ataque. El 2-1 llegó antes del descanso, gracias a Zapata que aprovechó un error garrafal del portero, y centró un balón al área, para que Bruno Fernandes rematara de chilena a portería vacía. 

Dominio estéril de los visitantes, ante un Udinese que ha controlado la situación en todo momento

El segundo tiempo comenzó con dominio del balón del conjunto napolitano, que estaba realizando circulaciones de balón lentas, mientras que los locales se dedicaban a replegarse y a salir en velocidad tras una recuperación. La cadencia de intensidad había bajado notablemente tras un par de parones por faltas, y por jugadores que han requerido de asistencia médica. Después de un tiempo, el cuadro dirigido por Mauricio Sarri siguió teniendo la posesión, pero estaba siendo realmente impreciso cuando se sumergía en el bosque que estaba siendo el campo del Udinese, donde era incapaz de avanzar por dentro, pues Hamsik estaba fuera de combate, y el equipo no encontraba una opción de pase fiable. El combinado bianconero se encontró con el 3-1 por medio de Thereau, que remató de volea en el aire, un centro desde la banda derecha. 

Después del tercer gol, el Nápoles siguió dominando el cuero, pero no estaba consiguiendo enlazar varios pases fluidos seguidos, y los ataques estaban siendo tan estériles como atropellados. Mientras tanto, el conjunto de Udine se replegó más, y había renunciado bastante a jugar al contraataque, pues cuando recuperaba la posesión apostaba por realizar posesiones largas en campo contrario. Pero a pesar de todo, seguía teniendo ocasiones para llegar a la portería contraria por los costados con bastante peligro. Tras un tiempo, el conjunto napolitano siguió dominando el balón, pero seguía sin encontrar ningún espacio entrelíneas. El equipo estaba teniendo ocasiones para salir en velocidad con espacios, pero la conexión con los delanteros era nula, y ellos manteniéndose en su posición tampoco ayudaban. 

En los últimos minutos de juego, el Udinese manejó el partido a la perfección, pues tuvo algunos tramos de posesión en campo del contrincante con los que le arañaba segundos al reloj y además estaba cerrando a la perfección en defensa, mostrando una gran solidez frente a un Nápoles muy inofensivo cada vez que encaraba por el costado izquierdo, y cada vez que salía al contraataque, donde se encontró con un conjunto que estaba realizando bastante bien las transiciones defensivas. En los últimos segundos del enfrentamiento, el conjunto visitante siguió buscando el gol hasta el final luchando con bastante casta, pero el corazón le estaba guiando por la senda de los ataques atropellados, y las defensas rocosas.