El encuentro comenzó con dominio de balón del Milan que desde el principio trató de instalarse en campo contrario, y de establecer un dominio cimentado sobre sus fases de ataque posicional que no estaban creando el más mínimo desequilibrio. Mientras tanto, el conjunto local que se mantuvo replegado en defensa en los primeros minutos, optó por tener más el cuero conforme lo iba recuperando, como fórmula alternativa a las salidas al contraataque, de esta manera el equipo azulgrana consiguió establecer un dominio mucho más sólido en campo contrario a base de buscar las bandas en las jugadas de ataque. A causa de la expulsión de Diawara tras una entrada durísima sobre Montolivo, el encuentro cambió radicalmente, y el conjunto rossonero empezó a convertir el partido en un frontón, a base de mover la redonda y de abrir algo más el juego hacia las bandas. 

Control rossonero, tras un buen inicio local

Después de los primeros minutos, el Milan siguió llevando la iniciativa del juego, y tuvo un tramo de dominio en el último cuarto de campo, a base de tocar mucho y de masticar las jugadas arriesgando de vez en cuando en algún pase, lo que le estaba dando una punta velocidad a la circulación. Mientras tanto, el conjunto local se mantenía replegado en su campo, aunque a pesar de que estaba jugando con diez jugadores, no estaba renunciando en ningún momento al ataque, pues además de buscar en largo a sus atacantes por alguna de las dos bandas estaban llevando bastante peligro, en sus acciones que tan nerviosa estaba poniendo a la defensa del Milan, cada vez que Floccari o Zuñiga recibían de espaldas a portería. Además de los balones largos, el conjunto boloñés también estaba llegando al área rival a base de mover la redonda, aunque estaba llevando bastante menos peligro. 

El 0-1 llegó por medio de Carlos Bacca que batió al portero visitante desde los once metros con un lanzamiento desde los once metros que el guardameta Da Costa que comete un penalti bastante torpe está a punto de atajar. Tras el gol, el conjunto local intentó reponerse adueñándose de la posesión nuevamente, e intentando acercarse al arco contrario, mientras que el conjunto lombardo, que se mantenía replegado en su campo, tenía el enfrentamiento absolutamente controlado.

Dominio visitante con un ritmo soporífero

El segundo tiempo comenzó con un ritmo soporífero de intensidad, y con dominio de balón ocasional del conjunto milanés que estaba alternando tramos de posesión y de repliegue, en medio del gran control que estaba teniendo en el enfrentamiento, especialmente cuando se replegaba que estaba cerrando espacios, y juntando líneas a la perfección en los primeros metros, mientras tanto, el equipo local estaba ejerciendo un dominio vacío con el balón ante la gran dificultad que tenía para profundizar en las fases de posesiones largas en las que estaba buscando las bandas con menos frecuencia. 

Después de los primeros minutos de encuentro, el combinado boloñés siguió teniendo el control del encuentro, y se empezó a acercar al área rival con mucha más facilidad, y con una cierta continuidad ante un conjunto dirigido por Bocchi, cuya falta de contundencia defensiva a la hora de despejar balones era del todo preocupante. Después de unos minutos, el cuadro visitante recuperó la posesión del esférico, y volvió a sitiar el área rival moviéndolo por los alrededores del área, ante un Bologna que perdió bastante poderío ofensivo, y cuyo único arma ofensivo pasó a ser el balón largo al delantero de turno que permaneciera descolgado, con muy poco éxito, pues este era incapaz de mantener el esférico durante mucho tiempo ante la despoblación que había sufrido el ataque. 

En los últimos minutos de juego, todo siguió igual, el equipo milanés siguió controlando el encuentro con mucha autoridad, y el conjunto local seguía teniendo como única vía fiable para atacar, el balón largo, pues cuando intentaban sacar la pelota jugada cometían bastantes imprecisiones en la entrega. Pasaron los minutos, y el equipo rossonero, tuvo un tramo de mucha calma en el que anestesió a su rival con la posesión, y en el que además gozó de ocasiones claras de gol, especialmente a balón parado. Un gol anulado al conjunto local despertó al Milan de su propio letargo, y le hizo ver que el duelo no estaba ganado, y gracias a ello, pudo retomar el control, y perder tiempo moviendo la bola y frenando el enfrentamiento con lances del juego. Finalmente, la escuadra milanesa consiguió finiquitar el partido frenándolo con varios lances del juego.