Un ‘biscotto’ es, según la Fundéu, un pasteleo, tongo o amaño. Es lo que pudo haber sucedido en el año 2012 en la Eurocopa de naciones organizada en Polonia y Ucrania, cuando un resultado en forma de carambola, el 2-2, pudo dejar fuera a Italia de la fase de grupos.

Pero para entender esta historia hay que retomarla desde el principio. Tras el fracaso estrepitoso del Mundial 2010, una Italia con aires de renovación (lejos de lo que es hoy en día), se presentaba en el Arena Gdánsk polaco aquel 10 de junio de 2012 con ganas de vengarse de España por lo ocurrido en la Eurocopa de 2008.

El miedo al 2-2 se expandió por Italia

El encuentro inaugural dejó sensaciones positivas a la par que contradictorias en ambos equipos, el español y el italiano, tras el resultado final de empate a uno (gracias a los tantos de Di Natale y Cesc Fàbregas). Ambas selecciones, por tanto, debían hacer la guerra por su cuenta para lograr hacerse con el liderato del grupo.

Los resultados acontecidos en la segunda jornada, en la que España goleó a Irlanda (4-0), y Croacia e Italia empataron a uno en Poznan dejaba una curiosa situación para la tercera y definitiva jornada: si España y Croacia empataban a dos goles, ambos conjuntos se clasificarían para la ronda de cuartos de final, dejando fuera del torneo a una de las principales potencias como era en aquel momento Italia.

Desde la prensa italiana se especuló con que España y Croacia arreglarían aquel partido, hablando de “biscotto” por parte de España para dejar fuera a Italia. En el país transalpino, además, ya habían vivido esta situación en la Eurocopa de Portugal (2004), ya que el mismo resultado entre Dinamarca y Suecia dejó fuera a italianos y búlgaros. Vicente del Bosque, sin embargo, se defendió diciendo que no sabía cómo se salía a empatar a dos a un campo de fútbol y que España iba a salir a ganar al partido porque aún no estaba clasificada como primera. Así fue, de hecho, ya que España ganó con gol de Jesús Navas en los últimos minutos, pero un gol de Croacia habría mandado a casa a ‘La Roja’ con la victoria de Italia sobre Irlanda por dos tantos a cero.

Un camino duro que se quedó sin recompensa

Tras este accidentado pase a cuartos, Italia lograría avanzar hasta la final de la Eurocopa gracias a las victorias ante dos selecciones todopoderosas como Inglaterra y Alemania. A los ingleses, la derrota les vino en penaltis, tras el cero a cero de los 120 minutos. Aquel Panenka de Pirlo catapultó a Italia hasta las ‘semis’, donde se encontraron con la Alemania de Joachim Low.

Alemania partía como clara favorita ante Italia, pero la ‘Mannschaft’ se estrelló ante un gran Mario Balotelli, que cuajó la que hasta la fecha se puede considerar como su mejor actuación en un campo de fútbol. Dos golazos del controvertido delantero, acompañados de sendas celebraciones de auténtica locura, hicieron inútil el gol de Özil en el tiempo de descuento.

Italia lo había logrado, estaba en la final para vengarse de España de una vez por todas. Después de haber ganado solo dos partidos, y haber pasado tras tres empates más, era el momento de medir si la reconstrucción de Italia era real o no. Sin embargo, España y su tiqui-taca destrozaron a la ‘Azzurra’ con un contundente marcador final de cuatro goles a cero, gracias a un testarazo de David Silva, una cabalgada impresionante de Jordi Alba, y dos tantos obra de Fernando Torres y Juan Mata que pusieron la puntilla final sobre los italianos. No hubo ‘biscotto’, pero tampoco pudo hacer nada Italia por conseguir aquella copa.