El encuentro comenzó con un ritmo alto de intensidad, y con dominio de balón del conjunto local que estaba teniendo dificultad para avanzar entrelíneas, cuando superaba el centro del campo, pues se estaba encontrando con un conjunto bianconero, muy bien replegado con las líneas muy juntas, y que cada vez que se acercaba al arco rival, lo hacía desplegándose con un grupo importante de jugadores, aunque a pesar de ello, estaba siendo bastante inofensivo profundizando por las bandas. Pasaron los minutos, y el equipo dirigido por Luciano Spalletti siguió llevando la iniciativa del juego, aunque únicamente estaba siendo capaz de atacar con balones largos a la espalda de los centrales, y con escaso éxito, pues estaba siendo muy impreciso en los envíos. La Roma siguió buscando a Dzeko o a Salah en el interior del área, pero la defensa visitante estaba cerrando bien los espacios, y estaba despejando los balones que aterrizaban en el área con contundencia.

Dominio local sin profundidad

Después de los primeros minutos de juego, el conjunto romano empezó a ejercer un dominio más posicional, tocando en campo contrario con más pausa con una circulación más lenta, y con pases más horizontales. Mientras tanto, el conjunto visitante empezó a salir de su campo con mayor frecuencia, en oleadas, y atacando por ambas bandas. Tras un tiempo, el equipo de Spalletti empezó a encontrar a Dzeko entrelíneas, y el equipo empezó a tocar más cerca del área, pese a ello, siguió teniendo dificultades a la hora de dar el último pase, pues la posibilidad de filtrar un balón interior a un hombre de banda que se internara, se complicaba al centralizar tanto el juego.

En los últimos minutos del primer tiempo, el Udinese siguió saliendo en velocidad al contraataque, y el cuadro local se siguió encontrando con muchas dificultades para profundizar en los 30 últimos metros, pues el conjunto dirigido por Iaccherini siguió planteando esa gran tela de araña defensiva, y se siguió desplegando con las líneas bastante juntas, lo que además le impedía a la loba, poder contraatacar, pues las transiciones defensivas de los visitantes estaban siendo rápidas y efectivas, a pesar de que no las realizaban con todos los componentes del equipo. 

Asedio del conjunto romano y desborde visitante

En los primeros minutos de juego, el equipo dirigido por Luciano Spalletti siguió controlando el encuentro, y consiguió profundizar mucho más en sus ataques posicionales, con una circulación de balón veloz, y con una mayor claridad a la hora de dar el último pase. Mientras tanto, el Udinese se siguió desplegando para salir al contraataque, aunque lo hacía con menos hombres, aunque sin embargo estaba llevando un mayor peligro. Aunque el peligro que estaba creando, apenas compensaba todas las acciones de peligro que estaba creando la Roma por la banda derecha con un Bruno Peres muy participativo, que se estaba asociando muy bien tanto con Nainggolan como con Mohamed Salah que estaba produciendo las mayores jugadas de peligro y estaban aportando una gran calidad.

El 1-0 llegó por medio de Perotti que engañó por completo a Karnezis desde los 11 metros. Tras el gol, el ritmo de intensidad cayó en el encuentro, y la Roma siguió controlando el juego, con una circulación de balón bastante más lenta, y estaba aprovechando los espacios que concedía el rival, para buscar la sentencia con sus jugadores más veloces como Mohamed Salah y Perotti que se estaban desmarcando al espacio con bastante asiduidad. El 2-0 llegó por medio de Diego Perotti que volvió a engañar al guardameta Karnezis desde los once metros. Tras el gol, la Roma siguió controlando el encuentro de la misma manera, aunque dejó de buscar la portería contraria con tanta ansia, al gozar de una ventaja más amplia. 

El tercer gol llegó por medio de Edin Dzeko que remató un balón servido por Radja Nainggolan. Poco tiempo después, el egipcio Mohamed Salah logró el cuarto gol. Este gol culminaba un buen segundo tiempo del conjunto romano que con una ventaja tan amplia se agrupó más en su terreno de juego, y cedió el balón a un Udinese que había bajado su tensión competitiva, y que estaba esperando el final del encuentro, para pasar página tras este ejercicio de poder del equipo romano que ha conseguido sentenciar el encuentro cuando más empeño ha puesto en ataque, y cuando más han aparecido en escena, hombres como Salah y Nainggolan.