Una de las grandes verdades en el fútbol, salvo contadas excepciones, es que el perfil del mediocentro define el estilo del equipo. Podemos verlo en el Barcelona, con Xavi Hernández, Andrés Iniesta y su juego de toque; en el Real Madrid, con la capacidad de Xabi Alonso para lanzar contragolpes con sus precisos envíos en largo. Y sobre todo, en la Selección española, el compendio de todas esas virtudes en la creación de juego. Adam Maher (Ait Izzou, Marruecos, 20 de julio de 1993), centrocampista neerlandés, si bien nacido en Marruecos, el jefe de operaciones del AZ Alkmaar, es otro caso más de una lista interminable. Y ayer, en la final de la KNVB Beker, en el mítico De Kuip, dio su primera gran exhibición en un día clave.

Adam Maher dio una exhibición. Marcó un auténtico golazo y dominó los tiempos del partido a su antojo

Fue la final del AZ de Verbeek, sí, pero por encima de todo y de todos, la tarde, el partido, el lugar y el momento perfecto para Adam. Aparte de abrir el marcador con un fantástico golazo, más que gol, obra de arte, en una brillante conducción de 40 metros, definiendo cruzado ante la salida de Waterman, tras recortar a Bouma, dominó el encuentro en todo momento. Verticalizó en los primeros minutos, cuando era necesario, pisando el último tercio con frecuencia y acelerando el ritmo de su equipo. En la segunda mitad, con el asedio del PSV, contemporizó el partido, asumió peso en el encuentro y retuvo el balón, minimizando las fases ofensivas de los de Eindhoven. Hizo todo, dominó todos los registros y efectuó todas las decisiones en el momento correcto. Una auténtica exhibición, culminada, como no podría ser de otra manera, levantando la copa al cielo y casi sin soltarla en la celebración.

Formado en la cantera del AZ, otro ejemplo de las magníficas escuelas de los Países Bajos, el centrocampista neerlandés, de raíces marroquíes, es ante todo un mediocentro creativo. Es un '6' al uso, pero también puede ser el '10' por momentos, como se vio en la final de la KNVB Beker, apareciendo en muchas fases del partido en la mediapunta. Poseedor de una depurada técnica, de la que hace gala tanto en los gestos con el balón, controles, recortes... como en los pases, ya sean en corto o al espacio, entre líneas o en largo, dispone de un amplio rango de pase que le convierten en un magnífico conductor de juego.

Su mayor virtud es su depurada técnica, mostrando también buena capacidad de llegada al área rival

Su centro de gravedad es bajo, y pese a no destacar por su envergadura (no llega a 1.75m y su físico no es imponente), gracias a su buena colocación en el momento de recibir, su facilidad para el giro, faceta en la que recuerda a Xavi Hernández y su capacidad para proteger el esférico, comete pocas pérdidas por robo del rival. Muestra una importante capacidad de llegada al área rival, siendo activo en la zona de tres cuartos, donde su preciso calibre técnico le permite superar rivales, filtrar pases al hueco y hacer goles. Su mayor defecto es, sin duda, su irregularidad. Algo que ayer, en De Kuip, no mostró en absoluto, pero de lo que sí ha adolecido durante su corta carrera. Es tendente a desaparecer de los partidos.

Adam Maher está, junto a Jordy Clasie, llamado a liderar el centro del campo con la camiseta oranje, en la selección que ha visto jugar en ese puesto, entre otros, a Neeskens. De momento, tanto Adam como Jordy ya han debutado a las órdenes de Louis Van Gaal, y son dos de las máximas promesas de una constante fábrica de talento como es la Eredivisie. Adam ya demostró ayer su valía, en una final de copa ante el PSV, equipo que, sobre el papel, era superior y partía como favorito. Fue la tarde de Maher en De Kuip.

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Sobre el autor
Alejandro Rodríguez
Una persona es juez de sus actos, y árbitro de su destino. Un cabezazo de Basile Boli en Munich, una volea de Zidane en Glasgow. Escribo sobre fútbol internacional en VAVEL.