No corren buenos tiempos para la selección que hace unos años fue definida como La Naranja Mecánica por el preciosista juego de sus predecesores. Holanda sigue buscando su identidad y volvió a tropezar, esta vez contra Turquía en el Amsterdam Arena. Los que un día fueron el Imperio Otomano exhibieron nobleza en el arte de la guerra futbolística, y a punto estuvieron de asaltar la casa de los tulipanes si el reloj no hubiese sido tan caprichoso dejando tiempo para el gol del empate local. Yilmaz y Huntelaar fueron los autores de los dos tantos que colocaron un 1-1 final que no sirve a ninguno: Islandia y República Checa siguen a más de un partido de distancia en la tabla del grupo A.

Sin magos no hay magia

Holanda controló el esférico y Turquía se replegó atrás, con Babacan como seguro de vidaAmbos conjuntos acusaron dos bajas fundamentales en sus esquemas de cara al enfrentamiento en Amsterdam: Robben por parte de los locales y Arda Turan en el bando visitante. Los dos jugadores más desequilibrantes no pudieron pisar el césped del estadio del Ajax, y ambos equipos lo acusaron. Además, Van Persie tampoco estuvo disponible para Hiddink, restando aún más potencia de fuego. En la oranje, Sneijder fue el director de un juego ofensivo desafinado por el poco atino de Huntelaar, Afellay y Depay. Por parte de los turcos, renunciaron al esférico y optaron por protegerse atrás, firmando unos porcentajes de posesión muy bajos mientras esperaban su oportunidad de pillar por sorpresa a los holandeses.

La propuesta de Turquía dio pie a varias ocasiones de gol de Holanda, que pudo manejar el esférico y moldear sus ataques con la portería otomana como objetivo. Sin embargo, los tulipanes se toparon con un muy convincente Babacan, que se erigió como el gran muro otomano.

Arde Amsterdam

El dominio estéril es uno de los mayores peligros en el balompié, y Holanda lo supo de primera mano gracias a sus estimados enemigos turcos. Haciendo uso del contraataque, el mejor arma para un equipo que espera replegado, Turquía consiguió llegar a los dominios de Cillessen hasta poner el balón en botas de Yilmaz. Un mal despeje de De Vrij hizo que el esférico fuese controlado por Sen, y este cedió entre líneas al delantero turco dentro del área. Yilmaz, a pesar de estar rodeado de tres defensores, ejecutó una soberbia maniobra con la que encontró el espacio suficiente para armar su pierna derecha, y colocó un potente disparo al lado izquierdo del marco de Cillessen, imparable para el portero. Minuto 37, y un 0-1 mortal para Holanda. El grito turco se hizo oír entonces en un Amsterdam Arena enmudecido.

El dominio estéril condenó a los holandeses con el inesperado gol de Yilmaz, al más puro estilo de 'killer'Tras el descanso, Hiddink comenzó a mover su banquillo en busca de alternativas que sacaran a su equipo del tremendo apuro en el que se había metido. Narsingh entró por Wijnaldum para añadir pólvora a la línea ofensiva en la segunda mitad, y el jugador neerlandés tuvo una clarísima ocasión que pudo haber supuesto el empate. El siempre atento Babacan chocó con Huntelaar en una acción fortuita, y Narshing dispuso de un disparo sin portero que, sin embargo, no encontró las redes turcas.

La suerte del grande

Pasaron los minutos y la desesperación holandesa se acrecentó hasta el sufrimiento. Con 0-1, el planteamiento conservador de Turquía pasó a ser radical, y los visitantes concedieron aún más terreno a Holanda con el objetivo de proteger su portería con uñas y dientes. A su vez, Babacan siguió blocando los intentos de una oranje que no veía la fisura por la que introducirse en el muro.

Con todas las naves de ambos entrenadores quemadas al tener los dos sus tres cambios hechos antes de los últimos diez minutos, solo la épica decidiría el resultado final de la contienda. Resistencia otomana o fe holandesa: uno de los dos bandos encontraría la recompensa. Hasta que Huntelaar quiso aliarse con la fortuna para romper la tendencia reinante.

Un disparo desde la frontal de Sneijder rebotó en Huntelaar y se coló en la portería turca en el descuentoCon el tiempo reglamentario cumplido y metidos de lleno en el agónico descuento, los tulipanes consiguieron su premio. Un disparo desde la frontal del área de Sneijder fue desviado por la cabeza de Huntelaar, y Babacan esta vez no pudo hacer nada para evitar el tanto de Holanda. El Amsterdam Arena celebró, esta vez sí, un gol que salvó los muebles a su equipo con la vista puesta en la clasificación del grupo A.

Con el pitido final del colegiado, el 1-1 final dibujó rostros de decepción en Turquía y alivio en Holanda. Los visitantes habían dejado escapar una ocasión de oro para dar un golpe sobre la mesa en su grupo de clasificación, mientras los locales mantenían así a raya a sus perseguidores, aunque a cinco puntos de la segunda posición ocupada por Islandia. Y para terminar, esa sensación amarga en el paladar del aficionado holandés, que hoy ve sobre el verde a una selección que no asusta como antaño.