De todos los equipos en los que ha militado Giovanni van Bronckhorst, el único con el que no ha logrado un solo título liguero es el equipo de su ciudad natal, el Feyenoord. Durante cuatro temporadas jugó en el equipo de Róterdam, pero en ninguna consiguió el ansiado trofeo; se tuvo que conformar con una segunda posición en la temporada 1996-1997. Solo cuando van Bronckhorst dejó el club consiguieron el que sería su título número 14 y el último hasta la fecha. Los feyenoorders llevan 16 temporadas sin levantar la ensaladera de la Eredivisie. Son un equipo ambicioso, y esta vez esperan no tener que conformarse con una segunda posición.

Van Bronckhorst y sus pupilos llegaron al Euroborg con la intención de sacar los tres puntos, y volver a lo más alto de la Eredivisie. Con los tropiezos del PSV y del Ajax, el Feyenoord estaba obligado a ganar si quería hacerles aún más daño a sus rivales por el liderato. El duelo no era nada fácil; el Groningen es un rival a batir. El Euroborg es su templo y pocos son los rivales que han conseguido arañarle puntos a los blanquiverdes en su feudo esta temporada. 

Pero el Feyenoord no iba a rendirse sin pelear. Querían ser el primer equipo en ganarle al Groningen a domicilio en el presente año. Saltaron al campo dominando el esférico, tal y como se esperaba. Las oportunidades provenían de las botas de los jugadores visitantes y rara vez el Groningen se atrevía a acercarse a la portería rival. Rusnak, superado el primer cuarto de hora, fue el primer blanquiverde que se aventuraba con un tiro, pero que se iba por encima de la meta de Vermeer.

No habían pasado ni cinco minutos desde la primera ocasión del Groningen y ya iban en cabeza. Se adelantaban gracias a un tiro de Maduro que paraba Vermeer en primera instancia pero que lograba convertir De Leeuw en el rebote. El Euroborg era una fiesta.

A partir del gol, y hasta el descanso, el partido fue un constante ida y vuelta. Ambos tuvieron ocasiones, pero el balón no quería entrar en ninguna de las dos porterías. Cabe destacar el gran trabajo de la defensa del Groningen, y por parte del Feyenoord, el de Vermeer, que lograba sacar un magnífico balón enviado por Drost con intención de colarse entre los tres palos.

El resultado, a pesar de ser negativo, no asustaba al Feyenoord. Sabían que dominaban y que las oportunidades no cesaban. Al inicio del segundo tiempo se vio recompensada su insistencia sobre la portería defendida por Padt. Kuyt ponía las tablas en el marcador a pase de Toornstra.

No pudo ser

La alegría generada por el empate les duró relativamente poco a los visitantes, pues en el minuto 52 van Boekel decidía expulsar al central van der Heijden por una durísima entrada sobre Drost. Van Bronckhorst tenía que rotar jugadores, y el elegido para hacer hueco al defensa Nelom fue Kramer. El delantero se marchaba al banquillo tras haber jugado un partido discreto.

El Feyenoord supo cerrarse bien atrás. Tener un hombre menos no hizo mella en la mentalidad del equipo, que supo responder muy bien ante la situación. Sin embargo, con la inferioridad quedaba más patente el dominio del Groningen en el Euroborg, pero los pocos huecos que les dejaba la defensa del Feyenoord no fueron suficientes para volver a adelantarse en el marcador. La ocasión de gol pudo haber llegado para el Groningen, en una jugada polémica en el área del Feyenoord, cuando Nelom rechazaba un balón con la mano. Sin embargo, ni el árbitro ni el juez de línea lo vieron y el penalti no se pitó.

Los últimos minutos fueron de infarto. El Groningen sabía que una victoria los acercaría aún más a los primeros puestos, y trataron por todos los medios de marcar, pero una vez más, una infalible defensa y un muy buen Vermeer salvaron a los suyos. Finalmente hubo reparto de puntos, algo que no satisfizo del todo a ninguno de los dos, que mantienen sus posiciones en la tabla. Una jornada más, y ya van ocho, el Euroborg sigue sin rendirse ante nadie.