Dos equipos necesitados de puntos medirían fuerzas en Kerkrade. Posiblemente con prioridades totalmente distintas de cara al desarrollo de la liga, pero que en el momento estaban compartiendo sensaciones incómodas por la falta de un buen desarrollo de juego, situación que claramente llega a marcar la temporada de ambos como mediocre.

Empezar el año con el pie derecho era la misión a cumplir por parte de estos dos conjuntos, donde uno claramente partía como favorito sobre el otro, pero que la condición actual de ese llamado a triunfar hacía para el conjunto de la vereda de enfrente pensar que sumar de a tres no fuese simplemente un sueño utópico.

Instantes de euforia

Triunfar en casa era una premisa que sonaba muy ambiciosa para el Roda JC, que a pesar de haber tenido un arranque positivo en liga perdió por completo la dirección, llevándolo a meterse inevitablemente en la lucha por la promoción y el descenso, donde actualmente no se encuentran, pero que por la dinámica de la liga, será inminente que terminen peleando las mismas. Para hacerle frente a esto, los de Kerkrade han aprovechado el mercado de jugadores a coste cero para levantar el proyecto.

El primer reto era el conjunto de Alkmaar, que con sensibles bajas en ataque llegaba a este compromiso, pero que de todas formas llegaba con la convicción de hacer las cosas bien. Sin decepcionar, el empuje de los primeros minutos encontraría sus frutos.

Con tan solo cinco minutos en el marcador, llegaría el gol del AZ. Una movilización por la banda derecha permitía a Van Overeem aproximarse a la línea de fondo del área del conjunto local, logrando sacarse la marca de Faik de forma relativamente sencilla para poner el centro al área, donde Vincent Janssen lograría cabecear entre tres defensores hacia el ángulo inferior derecho del guardameta Van Leer, logrando así su tanto número siete de la temporada y dándole un verdadero baño de agua fría a los de Kerkrade en su propio feudo.

Seguir y sufrir

Fue un duro golpe en lo anímico para el Roda el tanto de la visita. Recomponerse fue la misión de toda la primera mitad, en donde el cuadro de Alkmaar fue superior pero sin llegar a profundizar tanto como para esperar el segundo gol. En cierta forma administraron el tiempo y su ventaja hasta que el central Allard Lindhout indicase el final de la primera parte, no sin antes llevar peligro en los pies del delantero iraní Jahanbakhsh, el cual a pesar de no ser el habitual, debía aprovechar las bajas para convencer a su entrenador. 

Las faltas habían sido constantes por parte de la visita, pero en el minuto 56 tomaron una connotación más especial tras la segunda tarjeta amarilla que presenciaría Luckassen, la cual dejaba sin un central titular al AZ. Se había perdido de esta forma la tranquilidad que presumían tener los pupilos de Van den Brom durante el transcurrir de los primeros 45'. La misión ahora era totalmente distinta.

Valiéndose de la experiencia de Ron Vlaar y sacrificando a un delantero para modificar el esquema táctico desde ese preciso instante, los visitantes veían las incesantes aproximaciones locales, así como las recuperaciones cada vez más constantes en el centro del campo, pero la desesperación primaba sobre el equipo recién ascendido y el peligro lo desperdiciaban con remates desviados, aunque en algunas ocasiones el uruguayo Rochet tuvo que emplearse a fondo para mostrar sus capacidades ante la baja del titular bajo los tres palos Coutinho.

Más y más ríspido se volvía el juego del conjunto visitante, el cual tuvo el reloj a su favor y vio como se frustraban las aspiraciones de los aficionados locales y de los propios jugadores que en el complemento hicieron todo lo posible para revertir una situación que por la manera en la que se continuaron presentando las cosas, llegaban a sentirse hasta injustas.