El PSV de Phillip Cocu y el Groningen de Ernest Faber se vieron las caras en esta cuarta jornada de la Eredivisie. Todo parecía indicar que el PSV se llevaría los tres puntos y sumaría su cuarta victoria consecutiva, mientras que el Groningen mantendría la última posición y su cuarta derrota seguida. Pero todo esto cambio en el terreno de juego.

Los locales mandan en el inicio

El PSV comenzó dominando, con oportunidades para sus delanteros, la defensa del Groningen no sabía cómo parar las embestidas de los locales. El Phillips Stadion veía como su equipo pasaba por encima a los de Faber, los primeros diez minutos fueron de asedio total. En el minuto 12 llegaría la primera amarilla del partido, favorable al PSV; la tarjeta mostrada por el árbitro Bas Nijhuis, fue para el interior derecho del Groningen, Bacuna.

Trató de despertar el equipo de Faber pero la defensa de los de Cocu no les dejaba avanzar. Willems y Arias, los laterales del PSV, se sumaban continuamente al ataque, algo que hacía que los de Cocu contasen con muchos más efectivos arriba. De Jong tuvo varias ocasiones de cabeza, acompañadas por grandes jugadas de Narshig y Locadia, ninguno de ellos con fortuna, se encontraron con Padt, que cuajó el que, hasta ahora, es el mejor partido de la temporada con el Groningen.

Las cosas no cambiaron, la posesión era del PSV, los tiros, los córners… el Groningen solo ganaba en faltas y como no podía ser de otra manera, en el minuto 32 llegaría la expulsión de Bacuna por una falta sobre Narshing; las protestas también le costarían la amarilla al arquero visitante, Padt. La situación se complicaba y la cosa era cada vez más fácil para el PSV. Continuó el asedio, pero sin puntería; Hendrix tuvo las más claras, pero sus disparos salieron desviados.

Llegando ya al descanso, Hateboer cometería un infantil penalti sobre Luuk De Jong, todo parecía perdido y el 1-0 estaba al llegar, pero saltó la sorpresa y las esperanzas del Groningen; De Jong falló y el marcador finalmente no se movería antes del descanso.

Lance del partido entre PSV y Groningen | Foto: PSV
Lance del partido entre PSV y Groningen | Foto: PSV

Ernest Faber sabía que podía ser la oportunidad para llevarse un punto, el PSV no estaba acertado de cara al gol y el Groningen tenía que aprovecharlo encerrándose atrás. Así fue, la segunda parte fue un total control del PSV, pero una defensa a ultranza del Groningen. Gastón Pereiro y Steven Berjwing entraron en el terreno de juego para dar un poco más de velocidad, pero no tuvo ningún efecto, los balones seguían estrellándose en la defensa o contra Padt.

De Jong tuvo varias ocasiones más, pudo hacer incluso un hat-trick, pero no era el día, todo parecía estar predestinado al empate. Phillip Cocu se desgañitaba en la banda pidiendo cabeza a los suyos y más intensidad, pero el partido se escapaba y ahí comienzan las imprecisiones. Las contras que lanzaba muy de vez en cuando el Groningen consiguieron cargar con amarilla a Arias, el lateral derecho que fue sustituido por Ramselaar. En el 90' entraría para el Groningen el delantero Drost, aunque de poco sirvió.

El PSV se quedó sin tiempo

Siete minutos de añadido, siete minutos para que el PSV marcase, las pérdidas de tiempo del Groningen podían haberle pasado factura en el descuento, pero no fue así. Bas Nijhuis pitó el final dejando a todo el Phillips Stadion helado por el empate, viendo cómo el Feyenoord se iba dos puntos más lejos y el ADO Den Haag se acercaba si ganaba. Los de Faber y su afición todo lo contario, aunque no felices por la clasificación, si por el empate, por sacar un punto en uno de los campos más difíciles de la liga.

Con diez puntos y segundo en la tabla se coloca el PSV, por su parte el Groningen se mantendrá colista con un punto que vale oro. Atendiendo a las estadísticas del encuentro, se puede apreciar que son muy dispares y favorables a los de Bosz; 37 tiros frente a cuatro, 69% de posesión ante un 31% y nueve corners frente a uno. Este es un fiel reflejo de la esencia del fútbol, no importa quién se mida a quién porque el deporte rey no entiende de imposibles.