El derbi de Tyne-Wear traza siempre una línea que no solo separa las ciudades de Newcastle y Sunderland, sino que también divide por un mínimo margen la felicidad completa y la tristeza más desoladora. Unos lloran de alegría, otros desprenden lágrimas como expresión de su lamento. El último choque entre estos dos enemigos íntimos ha dejado contrastes, detalles y unos vencedores que, más que nunca, ven la luz que da nombre a su Stadium of Light. El 1-0 del Sunderland es un golpe sobre la mesa, una dolorosa puñalada para el Newcastle y una sonora carcajada de la afición rojiblanca sobre la blanquinegra. Y tras la batalla, es tiempo de repasar los matices que un choque de semejante rivalidad ha dejado a su paso.

Llorar de emoción

Es la imagen del derbi y uno de los mejores goles de la temporada en Inglaterra. Cuando el duelo entre black cats y magpies parecía destinado a acabar los primeros 45 minutos con 0-0, Jermain Defoe pulió oro con su zurda. Fletcher prolongó un centro lejano con la cabeza y el veterano delantero inglés, curtido en mil batallas, ni siquiera esperó a que el esférico botara. Ejecutó una preciosa volea que dibujó una parábola perfecta para hacer inútil cualquier esfuerzo de Krul, tocó el cielo y bajó para caer en las redes de la portería visitante.

Tras marcar el gol de la victoria, Defoe se tumbó sobre el piso con las manos en la cara. Al levantarse, descubrió a las cámaras que estaba llorandoEl tanto de Defoe fue una maravilla que además sirvió a la postre para ganar el derbi. Sin embargo, lo mejor del gol fue la reacción de su autor. Tras desatar la locura en el Stadium of Light, corrió con la alegría de un niño por la banda buscando el calor de un público entregado. Después de descargar la adrenalina, se tumbó sobre el piso y se echó las manos a la cara. Al levantarse, descubrió a las cámaras que estaba llorando.

Quizás las lágrimas tenían como motivo la importancia de marcar en un derbi de Tyne-Wear. O quizás era la explícita expresión de los sentimientos de un jugador rejuvenecido que parecía destinado a pasar los últimos años de su carrera en Estados Unidos, hasta que dio un giro a la historia uniéndose a la causa del Sunderland en enero y volviendo a su Inglaterra natal. Sea cual sea la razón, no hay expresión más sincera para celebrar un gol que unos ojos vidriosos.

La sonrisa de la polémica

Mientras en un bando las lágrimas caían por la emoción de la victoria, en el otro lado de la contienda no se vio a nadie llorar de pena. Nada remarcable si no fuera por un gesto de Krul que ha despertado la furia de la afición del Newcastle.

Krul felicitó amistosa e incluso alegremente al delantero del Sunderland tras su gol, lo que ha desencadenado una ola de críticas de la afición hacia el porteroDespués del pitido del árbitro que significó el final de la primera parte, el portero del Newcastle se acercó al goleador Defoe y con una sonrisa felicitó al rival, estrechándole la mano e incluso aparentemente bromeando sobre su estratosférico tanto. Un gesto agradable, deportivo y sano entre tanta tensión. Sin embargo, la ocasión para hacerlo fue fatal: con los magpies perdiendo ante el eterno rival, la actitud del guardameta holandés ha dado lugar a infinidad de críticas por parte de la afición blanquinegra en las redes sociales. El equipo ha sido señalado desde hace semanas por su aparente falta de tensión, motivada por la lejanía del descenso, y esta escena ha reforzado aún más esa sensación en el sector crítico. La deportividad, en un derbi de Tyne-Wear, puede acabar jugando una mala pasada.

El pelirrojo más odiado de Sunderland

Si había un nombre propio al que seguir la pista durante el derbi, ese era sin duda el de Jack Colback. Ginger Pirlo es la tensión entre magpies y black cats personificada. Nació en Newcastle, pero desde los diez años militó en el Sunderland. Hasta que, en el pasado verano, cambió las rayas rojiblancas por las blanquinegras del eterno rival. Se trataba de su regreso a casa, pero lo hacía con la etiqueta de traidor.

Imagen: skysports.com

Colback regresó a la que fue su casa desde los diez años recibido como un traidorComo era de esperar, el recibimiento del feudo del Sunderland al que en otra época fue aliado se caracterizó por su alta hostilidad. Colback sufrió durante los 90 minutos un constante acoso desde la grada, y cada vez que el esférico entraba en contacto con el pelirrojo una atronadora orquesta de abucheos envolvía el momento. El jugador no solo vivió una tarde atípica en ese sentido, sino que además se vio obligado a jugar de lateral izquierdo, una posición totalmente antinatural para él, debido a las numerosas bajas en defensa del Newcastle. En definitiva, un infierno.

Los detalles más desagradables de la vuelta de Ginger Pirlo al Stadium of Light fueron obra de aficionados radicales del Sunderland, que mostraron pancartas con contenido violento en las que incluso se apreciaba un dibujo del jugador ahorcado con la camiseta de su actual equipo.

Foto: mirror.co.uk

Una guerra pacífica

La hostilidad que muestran sobre el campo Sunderland y Newcastle cuando se ven las caras también se ha trasladado a los aficionados desde siempre, pero en los últimos tiempos la nobleza del fútbol ha dado paso a lamentables incidentes violentos que han provocado que el derbi sea considerado como un evento de alto riesgo. Sin embargo, la tarde del 5 de abril fue una noticia agradable en este sentido: apenas hubo que lamentar disturbios.

Dejando a un lado las aisladas pancartas con contenido ofensivo, las dos aficiones vecinas se retaron desde la distancia y, en líneas generales, sin altercados. Siempre separadas, eso sí, por un despliegue policial a la altura del partido. Una gran cantidad de hinchas locales esperaron a sus enemigos a la entrada del estadio para infundir miedo escénico en ellos, dejando imágenes de un enfrentamiento limpio y leal a los colores.

El Departamento de Policía de Northumbria ha informado de que solo hubo 25 arrestos de aficionados que asistieron al evento. En palabras del superintendente jefe Steve Neill recogidas por la BBC, "25 detenciones entre 50.000 personas es poco; estoy agradecido porque la gran mayoría de hinchas asistieron para disfrutar del fútbol y no para causar problemas". Además, Neill definió a las dos aficiones como "apasionadas y pacíficas" en la tarde del derbi.

El fútbol salta muros que parecen inalcanzables: en el minuto 17, el Stadium of Light se unió a la afición del Newcastle para aplaudir en recuerdo de dos hinchas de los 'magpies', Liam Sweeney y John AlderLa magia del derbi fuera del césped no quedó ahí. Entre tanta rivalidad, el Stadium of Light vivió un momento de auténtica hermandad y humanidad más allá del amor fanático por unos colores. Durante la pretemporada del Newcastle, dos aficionados blanquinegros, Liam Sweeney y John Alder, se embarcaron en un avión que les llevaría hasta Nueva Zelanda para ver al club de sus amores jugar unos amistosos. Sin embargo, la aeronave nunca llegaría a su destino. Cuando sobrevolaba Ucrania, un misil tierra-aire derribó el aparato y asesinó a 283 pasajeros y 15 tripulantes, entre ellos Sweeney y Alder, víctimas de la guerra entre ucranianos y rusos. Desde entonces, la afición del Newcastle, ya sea como local o visitante, dedica una ovación de un minuto cuando el reloj del partido marca el 17 en su minutero, en recuerdo del vuelo 17 de Malaysia Airlines del 17 de julio de 2014 que se llevó la vida de dos compañeros de asiento en St. James' Park.

Cuando el minuto 17 entró en vigor en el estadio del Sunderland, la afición del Newcastle no rindió eterno tributo a Sweeney y Alder en solitario. Reconstruyendo durante 60 segundos la grieta emocional que separa a black cats y magpies, el Stadium of Light se unió al completo y aplaudió en pie honrando la memoria de dos rivales. Una bella demostración de que, a veces, el fútbol salta muros a priori inalcanzables.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Nacho González Rueda
Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Coordinador de NBA. Redactor de Real Madrid y Premier League. Creo en el ´where amazing happens´ del baloncesto americano, en la eternidad de los vikingos y en la magia de un campo de fútbol inglés. También fui redactor del Mundial de Fútbol Brasil 2014 y Mundial de Baloncesto España 2014. Contacto: [email protected] ¡Nos leemos!