Recurso: procedimiento o medio del que se dispone para satisfacer una necesidad, llevar a cabo una tarea o conseguir algo. Recursos es lo que le ha faltado a este Everton. Una plantilla confeccionada para ganar pero que no se ha utilizado de forma correcta. El equipo estuvo a punto de entrar en UEFA Champions League la temporada anterior. La 2014/2015 era la temporada en la que dar un golpe sobre la mesa, una temporada en la que las espectativas estaban por las nubes, algo que, quizá, jugó en su contra.

Ni siquiera se puede decir que el equipo haya competido. El mundial fue el primer gran problema. Gran parte de los jugadores de la plantilla viajaron con sus selecciones a Brasil, perdiéndose buena parte de la pretemporada. Este hecho quizá no hubiese sido tan problemático si el equipo no se hubiese clasificado para competiciones europeas. Buenos jugadores, buen grupo, pero una alta sobrecarga de trabajo desde verano.

Verano intenso

Barry, Besic, Lukaku y Eto'o llegaban como incorporaciones veraniegas

La pretemporada no pudo comenzar de mejor manera. Gareth Barry firmaba su continuidad en el Everton tras haber jugado como cedido la temporada anterior, siendo una de las gratas sorpresas del equipo. También se firmó a un ilusionante Mo Besic procedente del Ferencvaros húngaro. Pero el traspaso que desbordó la ilusión de Goodison fue el de Romelu Lukaku. Al igual que Barry, Lukaku también había vestido la camiseta toffee la temporada anterior como cedido desde el Chelsea. El club no lo dudó ni un momento y pagó 28 millones de libras por uno de los delanteros con mayor proyección en Europa. Romelu se convirtió en el fichaje más caro de la historia del club, superando con creces los 15 millones de Marouane Fellaini.

"Este traspaso no es importante para esta temporada, siempre quedará en la historia del club. Romelu en uno de los jóvenes con más proyección de Europa y estamos desesperados por disfrutar de él los próximos años." Quizá estas palabras de Roberto Martínez hayan sido parte del fracaso del club esta campaña. Unas palabras que llenaron de presión el cuerpo de un chico de apenas 21 años, que no supo justificar en el campo tan alta puja, alejándose mucho del Romelu de la temporada anterior.

La pretemporada ya hacía presagiar que las cosas no iban bien. Mal juego, cansancio y malos resultados. De cinco partidos jugados, no se ganó ninguno (dos empates y tres derrotas). En los últimos días de mercado llegaría el último fichaje veraniego del club. Sería Samuel Eto'o, que llegaba libre tras salir del Chelsea la temporada anterior. Un delantero con experiencia en las altas cotas europeas que parecía podría ser el mentor perfecto para Lukaku.

Inicio de temporada

Un 16 de agosto se abría la competición liguera para el Everton. Se abría ante un rival al que ya se habían enfrentado en pretemporada, el recién ascendido Leicester City. A diferencia del primer partido, en este las bajas ya habían hecho presencia. Ross Barkley, una de las mayores ilusiones toffees de los últimos tiempos ya se había lesionado y no volvería hasta el mes de octubre.

Realmente, el conjunto de Roberto Martínez dió una buena imagen a lo largo del encuentro. Aiden McGeady, uno de los hombres más criticados a lo largo del año, se inventó un golazo para abrir el marcador. El Leicester City no tardaría en empatar por medio de Ulloa, y pese a que Naismith volvió a adelantar al conjunto evertonian, finalmente el encuentro terminó en tablas. Fue un mal presagio. La temporada anterior se ganaba incluso cuando se tenía un mal día. En la inauguración ocurrió todo lo contrario.

El primer mes de competición terminaría de manera trágica. Un empate frente al Arsenal habiendo tenido el partido totalmente atado, y una contundente derrota en Goodison por 3-6 ante el Chelsea, comenzaron a generar incertidumbre en la ciudad de Liverpool.

El primer parón de selecciones le vino bien al equipo, aunque solo sería un espejismo. Una fácil victoria en The Hawthorns por 0-2 con, por fin, un gol de Lukaku a su exequipo, liberaba tensiones entre afición y jugadores. A los que realmente ven fútbol de forma habitual no les engañaron. Un movimiento de balón lento, sin ideas, sin recursos. El crear peligro a través de la posesión parecía ya no servir más. Y ahí estuvo uno de los grandes problemas. Pese a ver que no funcionaba, Roberto Martínez no dió su brazo a torcer. El fútbol es cíclico, cuando algo no vale hay que cambiarlo, y él no supo. O mejor, no quiso.

Se notaba que este equipo era otro. Ya no ilusionaba, desesperaba. Una dolorosa derrota ante el Crystal Palace comenzaba a crear un fuerte rún rún del que no se saldría jamás. Entonces llegó el día. El partido más especial para la ciudad de Liverpool. Se enfrentaban en Anfield dos equipos que habían comenzado la temporada de manera caótica, en el que parecía un partido a partir del cual empezar de cero. Las dudas volvieron. Un golazo de falta de Steven Gerrard mediado el segundo tiempo hacía presagiar una nueva derrota, acompañada por el escozor de perder contra el máximo rival. Solo un heroico Phil Jagielka salvaría los muebles con el mejor gol de la temporada. Al menos, del Everton.

Tras el despeje de la defensa red, el balón quedó botando fuera del área de Mignolet. Entonces apareció él, un héroe sin capa que anotó el gol de todos. Un balón que empujaron todos los evertonians que visionaban el encuentro. Un zapatazo, a bote pronto y con el exterior que se coló por la mismísima escuadra de un iluso Mignolet, que se había lanzado con la ingenua esperanza de lograr detener semejante obús.

El portero belga lo intentó. De Gea lo logró apenas una semana más tarde. El Everton visitaba Old Trafford con la ilusión de lograr vencer por fin a un "grande". Una ilusión que se encargó de hacer desvanecer Ángel Di María con el 1-0. Naismith lograría empatar con un gran testarazo mediada la segunda mitad, pero entonces aparecerían Falcao y De Gea. El colombiano volvía a adelantar a los suyos, haciendo uno de los escasos goles que ha sido capaz de anotar esta temporada. El Everton no se rindió en ningún momento. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Pues bien, David De Gea se encargó cogerla y aplastarla en repetidas ocasiones. Primero con un penalti detenido a Leighton Baines y luego con, probablemente, la mejor parada de la temporada. Un zapatazo desde la frontal, dirección escuadra, se encontró con una mano del portero español que aún no se sabe bien de donde salió.

Octubre-Noviembre esperanzador

Tras la derrota en Manchester, el equipo se levantó de su profundo letargo

Pese a quedar eliminados de la Capital One Cup (3-0 ante el Swansea), el equipo se levantó con un debut soñado en Europa. Un fantástico 4-1 ante todo un Wolfsburgo hacía pensar en el resurgir europeo del club. Para más inri, Ross Barkley volvía a una convocatoria y la enfermería posaba vacía, hecho tan extraordinario como poco habitual. El equipo solo perdería un partido más entre estos dos meses, ante el Tottenham Hotspur en White Hart Lane y tras haber competido de manera muy digna. Tres victorias (Aston Villa, Burnley y West Ham United) y dos empates (Swansea y Sunderland) hacía relanzar la carrera del Everton por unos puestos europeos que nunca se llegaron a pisar. En Europa, en cambio, la cosa prometía. Tras la primera apabullante victoria ante el conjunto alemán, llegarían los empates en Krasnodar y Lille, acompañados de las victorias en alemania y en Goodison de nuevo ante el conjunto francés. Se había conseguido el liderato del grupo de forma matemática. Se había conseguido que Europa mirase hacia las islas de forma temerosa.

Carbón por Navidad

La Navidad, esa época de paz, amor y derrotas del Everton. Las familias se juntan y el Everton se separa. Los regalos llegan, y llegan, pero en forma de lesiones. El mal rollo se apoderó del grupo. Comenzaron a pasar cosas que jamás se creyeron que podrían pasar.

Roberto, con un estilo de juego previsible, cargante, fatigoso, incluso demasiado tendencioso, logró que el equipo se hundiera de nuevo. Una única victoria en los siguientes nueve partidos generaron los primeros "Martínez out" de la temporada. Y la victoria fue ante el Queens Park Rangers. Manchester City, Southampton, Hull City, Stoke City, Newcastle y Krasnodar serían los encargados de que el barco se quedase casi sin pasajeros. Posteriormente, empates ante Manchester City de nuevo y ante West Bromwich Albion, no harían más que prolongar la agonía liguera del equipo.

¿Año nuevo, vida nueva?

Pronto llegarían de nuevo las demás competiciones. Un telón sobre el que esconder el fracaso liguero. Pero poco duró. El West Ham United privó al equipo de pasar de ronda en FA Cup de la manera más cruel. En la tanda de penaltis y decidiéndose con el lanzamiento de los porteros. Joel falló. Adrián San Miguel fue héroe.

Foto: SkySports

Solo quedaba Europa. El sorteo había sido realmente benévolo, emparejando al equipo con el Young Boys de Berna. La eliminatoria fue tan fácil o más de lo que pintaba. Pese a que los suízos se adelantaron en ambos encuentros, el Everton logró llevarse ambos duelos con un 4-1 en casa y un 1-3 en Berna. El mejor Lukaku había vuelto, ya era el máximo goleador de la competición tras anotar cinco de los siete goles de la eliminatoria y dejando sensación de bestia dominadora.

La transición entre enero y marzo fue, con toda seguridad, el peor tramo de la temporada, el más doloroso. Empate sin goles en el Merseyside Derby, derrotas ante equipos de la parte alta durante toda la temporada (Arsenal y Chelsea en este tramo), derrota ante Stoke City y, la puñalada final, Europa.

El infierno de Kiev

Las bolas del sorteo dictaron sentencia, el Dinamo de Kiev. Un rival subestimado, no se entiende porqué. Ni siquiera hacía falta haber visto ningún partido durante la temporada. Se sabía que sería duro, sobre todo en Ucrania. Un equipo plagado de talento desaprovechado o por aprovechar. Antunes, Veloso, Dragovic o Yarmolenko eran solo algunos de los nombres que se deberían haber tomado más en cuenta en el vestuario inglés.

El partido de ida en Goodison ya se presentó harto complicado. Gusev adelantaba a los visitantes con un gol en los primeros veinte minutos, pero el Everton reaccionaría. Impulsado por su gente, Naismith logró el tanto que le daba el empate a su equipo. Ambos conjuntos tuvieron sus chances, pero sería el Everton el que se llevaría este primer asalto con un gol de penalti de Romelu Lukaku en los últimos compases del partido.

Foto: Liverpoolecho

El Dinamo de Kiev llenó el Olímpico con entradas a un euro

Llegaba la vuelta apenas una semana más tarde. El Dinamo de Kiev quería que el estadio ardiese, casi literalmente, así que tuvieron la brillante iniciativa de vender entradas a un euro. Entradas a un euro en un estadio con aforo para más de 70000 personas. Lógicamente, el Olímpico se llenó. Cuando los de Roberto Martínez se quisieron dar cuenta, los locales ya le habían dado la vuelta a la eliminatoria con un tremendo golazo de Yarmolenko. El Everton fue una marioneta en manos de los ucranianos, aunque Lukaku quiso emular el primer tanto local, anotando el empate de forma muy similar. Se las prometían muy felices los toffees, o quizá no tanto. Teodorczyk primero y Miguel Veloso después, ponían de cara la eliminatoria antes del descanso.

El partido se terminó. Se terminó realmente. El Everton no sabía ni que hacía sobre el césped. Otros dos tantos, esta vez de Gusev y Antunes, dejaban en evidencia a un Everton que solo se pudo consolar con otro gol de Phil Jagileka con el que maquillar el resultado.

Foto: BBC

La temporada se había acabado, era algo que había que asumir. No quedaban competiciones del KO. Únicamente quedaba la Premier y ya no había ningún modo de enderezarla. Lesiones infinitas, malos rollos entre entrenador y jugadores, el siempre respetuoso (más aún con su equipo) aficionado toffee en contra del equipo, etc. Demasiados problemas. Es cierto que en las últimas jornadas se tomó el rumbo correcto, pero cuando la presión ya no existía y los resultados solo eran números vacíos.

Los mejores

James McCarthy: el alma incansable. Si alguien se merece reconocimiento por encima del resto es él. Pese a la nefasta campaña del equipo, ha sabido dar una lección coraje, trabajo y ganas sobre el césped. Lo ha hecho todo y todo bien.

Phil Jagielka: elegido por los aficionados como mejor jugador de la temporada. Ha tenido momentos mejores y peores a lo largo del curso, pero ha sabido defender unos colores y demostrar porqué es el capitán del equipo. Lección de casta, orgullo y pundonor.

Joel Robles: una de las pocas sorpresas positivas. El ex del Atlético de Madrid se vió obligado a cubrir la portería por la baja de Tim Howard. Pese a crear dudas entre los aficionados, rápidamente supo ganárselos y demostrar que si el meta estadounidense falla, él estará esperando con hambre su oportunidad.

Romelu Lukaku: el fichaje más caro de la historia del club. Una presión que le pesó demasiado en varias fases de la temporada. No fue el mismo de la 2013/2014, pero ha sido de lo poco salvable en este curso. Sus goles hicieron que el descenso fuese realmente una utopía y que Europa se convirtiese en una ilusión.

Los peores

Roberto Martínez Montoliú: ha habido decepciones, pero nadie se ha ganado más este galardón que el entrenador. Un fútbol de toque. Un fútbol pesado, lento y tendencioso que no sirvió para absolutamente nada. La afición se le echó encima, pero él no cambió su estilo pese a las derrotas. Una defensa que ha sido un flan, sobre todo en las jugadas a balón parado durante toda la temporada. El técnico catalán no se molestó en cambiar nada. Gran parte de la culpa del fracaso evertonian cae sobre sus hombros.

Equipo ideal 2014/2015