Decepción y desgana. La primera la provocó el Hull en todos sus aficionados; la segunda la demostraron los jugadores, encabezados por un entrenador que demostró una incapacidad evidente para variar su esquema y revertir la situación. Pese a que tuvieron el mismo problema durante todo el año, Steve Bruce no pudo hacer más que ser un mero espectador del despropósito en el que se convertían los del condado de Yorkshire.

Las Copas, una señal inequívoca de lo que acabaría pasando

Merced a su condición de subcampeón de la FA Cup, el Hull tuvo acceso a la tercera ronda de la fase previa de clasificación para la Europa League. Eliminaron al Trencin eslovaco tras empatar a cero fuera de casa y lograr una victoria por 2-1 en el KC Stadium, con remontada incluida. Aún así, ello no les sirvió para entrar en la parte definitiva de la competición, ya que no pudieron con el Lokeren belga pese a ganar en casa 2-1 y perder 1-0 fuera. La crueldad de valor doble de los goles lejos del feudo propio les dejó sin posibilidad de aspirar a más.

El periplo de los tigers por la Capital One Cup también terminó pronto, ya que cayeron eliminados a las primeras de cambio a finales de septiembre ante el West Bromwich Albion por un ajustado 3-2. La mala suerte volvió a cebarse con ellos en el sorteo de la FA Cup, en la que quedaron encuadrados con el Arsenal a partido único, a disputarse en el Emirates Stadium. Perdieron 2-0 en un encuentro dominado por los londinenses de principio a fin, por lo que sus sueños de llegar lejos en los torneos coperos quedó finiquitado.

(Foto: AFP)

Empezar con ilusión para acabar sucumbiendo

La temporada en el torneo doméstico no pudo empezar mejor, con un triunfo fuera de casa en Loftus Road, que se había convertido en estadio de Premier League unos meses atrás tras ascender de la Championship. Un cabezazo de Chester al comienzo de la segunda mitad sirvió para que sumasen los tres primeros puntos y se colocasen en los puestos de cabeza. En cambio, el estreno ante sus aficionados no fue el deseado, ya que, cuando ya estaban celebrando la segunda victoria en otros tantos partidos, en el tramo final Shawcross estropeó la fiesta y rascó un empate para los de Stoke-on-Trent. El mes de agosto -el que servía como campana de comienzo de una larga travesía- finalizó con una mala actuación en Villa Park, donde una primera parte muy sólida bastó a los de Paul Lambert para quedarse con el triunfo y continuar su brillante andadura en el tramo inicial.

Septiembre fue un mes negro para el Hull. Las cosas empezaron a complicarse, y llegaron dos empates consecutivos a dos goles (ante West Ham y Newcastle United) antes de perder -como entraba dentro de los planes- ante el vigente campeón Manchester City (2-4). Los de Steve Bruce plantaron cara a los todopoderosos citizens, pero no pudieron hacer frente a su tremendo potencial ofensivo y acabaron claudicando.

Tras un mes negro, la luz se hizo en octubre, donde los tigers no perdieron ningún encuentro. Empezaron ganando al Crystal Palace por 2-0, para, posteriormente, firmar sendos empates en dos campos harto difíciles como el Emirates (2-2) y Anfield (0-0). Pese al punto obtenido, salieron del feudo londinense con un mal sabor de boca, ya que el tanto de la igualada local llegaría en el tiempo de prolongación por medio de Welbeck. Ante el Liverpool apenas sufrieron, ya que, sabedores de la nula capacidad ofensiva de los de Merseyside, un buen esquema táctico sobre el tapete les bastó para frenar las acometidas de los hombres de calidad de segunda línea de los reds.

Extradeportivamente, el propietario del club, Assem Allam, se encontraba inmerso en una pelea institucional contra la FA y los propios aficionados del Hull City. Su empeño en cambiar el nombre del equipo a Hull Tigers encontró continuamente la negativa tanto de Federación como de socios y gente de a pie.

Una de cal y otra de arena

La temporada de los de Bruce era una montaña rusa absoluta, con picos y bajos alternándose sin fin. Así pues, si octubre había sido un mes altamente positivo, nefasto fue noviembre. Cuatro derrotas en cuatro partidos (ante Southampton, Burnley, Tottenham y Manchester United), con sólo un gol marcado. El Hull no dio una buena imagen y no pudo igualar las fuerzas ante ninguno de sus cuatro rivales, saliendo con la cabeza baja ya desde el minuto inicial. Ello derivó en una bajada de puestos que empezaron a hacer preguntarse a propios y extraños si realmente había que temer por un posible descenso.

El último tramo del año 2014 se presumía tortuoso para los de Steve Bruce. Seis partidos en un mes para un equipo que pedía a gritos un “tiempo muerto”. Empates en Goodison Park y ante West Bromwich Albion hacía sumar a los de amarillo y negro, pero no lo suficiente. El fracaso en Stamford Bridge era esperado y justificado, ya que el Chelsea se estaba mostrando intratable desde la jornada uno. Pero el de la semana posterior ante el Swansea no lo justificaba nada, y el Hull salió abucheado del KC Stadium por primera vez en lo que iba de campaña. El Boxing Day hizo gala a su nombre y trajo consigo un regalo para ellos en forma de victoria (1-3) en el Stadium of Light de Sunderland, en un duelo que se puso cuesta arriba en el primer minuto de juego con un gol de Adam Johnson, pero con paciencia y buen hacer el marcador fue volteado a favor de los visitantes por mediación de Gaston Ramírez, Chester y Jelavic.

El año acabó de la peor manera posible: con una nueva derrota y mal partido en casa ante un recién ascendido como el Leicester City. La posibilidad de resarcirse no tardaría en llegar, ya que en período navideño en Inglaterra engloba varias jornadas en un corto espacio de tiempo. Así pues, el día de Año Nuevo de 2015 lo festejó la parroquia tiger con un triunfo por 2-0 ante un mediocre Everton, inmerso en su más que decepcionante temporada. En cambio, esos tres puntos serían un mero espejismo en pleno desierto, ya que acabarían siendo los tres únicos puntos que se consiguieron en enero. Derrotas ante West Bromwich Albion, West Ham United y Newcastle United, encajando siete goles y marcando ninguno.

Siguiendo en la línea de una de cal y otra de arena, febrero fue un mes muy fructífero para el Hull. Recuperaron algunos lesionados y encadenaron -por primera vez en la campaña- dos triunfos consecutivos, tras vencer en casa a Aston Villa (2-0) y Queens Park Rangers (2-1). También rascaron un empate del Etihad Stadium, y podrían haber sido más puntos si James Milner no llega a marcar un gol de falta directa en el minuto 92. No se pudo terminar el periplo con una victoria más, ya que cayeron derrotados en el Britannia Stadium.

(Foto: Express)

Se acababa el tiempo. Agosto ya quedaba muy lejos, y se encaraba la fase final de la temporada, en la que todos los deberes estaban aún por hacer, tras haber rendido muy por debajo de lo esperado. Marzo tampoco deparó alegrías, y las igualadas ante Sunderland y Leicester precedieron la derrota ante el Chelsea (2-3). El líder llegó a Kingston upon Hull muy destacado al frente de la tabla clasificatoria, y buscando amarrar el título de manera definitiva. A los diez minutos ya disponían de dos goles de ventaja, pero los de Bruce no bajaron los brazos y consiguieron empatar antes del descanso por mediación de Elmohamady y Hernández. Pese a ello, la calidad blue se terminó imponiendo, y un gol de Rémy a trece minutos para el final desequilibró la balanza definitivamente.

El descenso era una realidad prácticamente tangible

Para el comienzo de las últimas ocho jornadas del campeonato liguero, el Hull ya estaba metido de lleno en los puestos de descenso. Las derrotas como visitante ante Swansea City y Southampton hacían presagiar lo peor, pero sendos triunfos ante Crystal Palace y Liverpool hicieron levantar la moral de jugadores y aficionados. Parecía que se había tomado el impulso definitivo para salvar la categoría, pero precisamente aquella victoria fácil y por la mínima ante los de Rodgers sería la última del curso futbolístico.

Tres derrotas consecutivas marcaron la tragedia final. El hecho de que el descendido Burnley fuese capaz de sacar los tres puntos del KC Stadium hundió a todos los integrantes de la entidad, y a partir de ahí se asumió el descenso de categoría de una vez por todas. Los de Dyche se despidieron de la Premier League pese a ganar con tanto de Danny Ings, y lo que le quedaba al Hull era esperar un milagro que, lógicamente, no se produjo: el Newcastle ganó al West Ham en la última jornada e hizo inútil el empate de los tigers ante el Manchester United.

(Foto: Lee Smith / Action Images)

El Hull City terminó el 18ª posición de la tabla clasificatoria con 35 puntos en 38 jornadas. Cosecharon ocho victorias, 11 empates y 19 derrotas, con , significando un balance evidentemente negativo.

El espíritu de Phil Brown, que condujo al Hull a la Premier un lustro atrás, se había perdido por completo. Un equipo con plantilla para acabar en mitad de la tabla acabó descendiendo a la Championship, tras un año donde no demostraron ningún tipo de carácter ni voluntad. Ahora deberán luchar nuevamente para recuperar un puesto en la máxima categoría del fútbol inglés.

Las claves

El mal hacer de los dos porteros predominó durante todo el curso. Las actuaciones de Allan McGregor despertaron las críticas de todo el país, hasta tal punto que se hizo con la titularidad el veterano Steve Harper, de 40 años.

La defensa de tres fue lo mejor del equipo, pero el poblado centro del campo no colaboró en absoluto en las labores de contención, por lo que las llegadas del rival al área eran constantes. La lesión de Gastón Ramírez a principio de temporada lastró al equipo, perdiendo a uno de sus hombres clave y acusándolo fuertemente.

El fichaje de N'Doye en el mercado invernal insufló optimismo en las filas tigers, pero él solo fue incapaz de tirar del equipo entero. Su disposición como mediapunta, detrás de Jelavic, fue magnífica, pero no encontró en absoluto la ayuda del atacante croata, que deambuló por los campos de la Premier aportando más bien poco.

Steve Bruce. Un entrenador capaz de irse a las playas de Barbados en plena temporada teniendo al equipo en descenso, y, en cambio, incapaz de hacer algo distinto que lavase la cara a su equipo, como sí hicieron otros como Pearson y Pulis. Lo demás, ya es historia.

Once ideal