A sus 33 años, y tras 15 como futbolista profesional en la élite, Fabricio Tomás Coloccini, argentino de Córdoba y actual capitán del Newcastle United, puede considerarse, por méritos cosechados, uno de los grandes centrales sudamericanos de la última década y de los pasados por el fútbol inglés.

Son muchos los recientes rumores sobre el posible regreso de Fabricio Coloccini a Argentina, a fin de acabar allí sus años como jugador, pero lo cierto es que su nivel actual aún garantiza una o varias temporadas más capitaneando el navío magpie en la Barclays Premier League. Él ha decidido continuar en el equipo de Tyneside, al menos la temporada que empieza en este año 2015, postergando así una de sus intenciones, la vuelta a su país natal, y todos los seguidores locales lo agradecen de corazón.

Su madre, siempre presente en sus etapas por el mundo

Nacido el 22 de enero del año 1982, hijo del ex futbolista y entrenador de las inferiores argentinas Osvaldo Inre Coloccini, al que tiene como ejemplo e ídolo, el central, que entre sus múltiples apodos -como buen argentino-, es conocido como el "Peluca", es un jugador que ha dignificado el oficio, mostrando profesionalidad en cada lugar que ha estado y adquiriendo madurez a cada año transcurrido.

Padre e hijo. (Foto:ole)

Desde su infancia, siguió a su padre en destinos y aficiones, siendo por ello fiel seguidor futbolero y apasionado hincha de San Lorenzo de Almagro, club en el que jugó y destacó su progenitor en la temporada 1988/89. Sigue siendo una persona fiel a las costumbres argentinas, que gusta de quedar con sus amigos para las reuniones de los típicos asados, y disfruta de su familia, educando con atención a su hijo de seis años, a quien ya acompaña en sus primeros toques de balón.

Coloccini es una persona alegre y muy centrada, lo que ha demostrado tanto en las entrevistas concedidas a diferentes medios a lo largo de todos estos años como cada fin de semana sobre el terreno de juego, mediante su implicación, compañerismo y respeto. Creyente, lleva a su tristemente desaparecida madre tatuada en el pecho, a la que agradece lo que es y dedica cada éxito conseguido.

Pese a ser persona de raíces arraigadas en Argentina, los azares de la vida lo han curtido como cosmopolita, siendo difícil escucharlo decir alguna mala palabra de los países en los que ha vivido, habiéndose adaptado a la perfección tanto al carácter extrovertido y el clima apacible italiano y español, semejante al argentino, como a las personalidades y el estilo de vida frío y distante que suele predominar en Inglaterra. Walter Samuel fue el jugador referente en sus inicios, Ronaldo Nazario el delantero más temible al que se ha enfrentado y Lionel Messi el mejor futbolista con el que ha compartido terreno de juego.

Un defensa con genio, con temperamento

Como futbolista; su progresión, la evolución de sus facultades, y su madurez año a año han sido palpables. En las categorías inferiores se inició como mediocentro, hasta que uno de sus técnicos fetiche, José Pekerman, cuando lo dirigió en la selección sub-17 de Argentina, le dijo que le atrasaría a la posición de central, donde se aprovecharían mejor sus facultades. Así, principió al máximo nivel siendo un defensa central veloz, de buen trato de balón y expeditivo. Como él mismo dijo en una ocasión, "un defensa con genio", con temperamento.

En sus primeros años como profesional, pecaba de exceso de intensidad, siendo un defensor duro y acarreándole ello numerosas amonestaciones, lastrando su continuidad por momentos. Siempre le gustó disponer del balón, dominarlo y conducirlo, haciéndose partícipe del juego de su equipo y no limitando sus labores a cortar el ataque rival. Con los años fue adquiriendo entereza y basó más su juego en la buena colocación y el dominio del espacio, ganando en liderazgo, templanza y perdiendo las dosis de nerviosismo que mostró en sus inicios.

No ha destacado por ser un central goleador, pero en algunas de sus etapas ha participado en la aportación puramente ofensiva con algún que otro tanto. En cuanto a sus carencias, él mismo calificó, con tino, las principales: el manejo de la pierna zurda y los cambios de orientación del balón.

Su dilatada carrera le ha llevado a recorrer tres países europeos, probablemente las tres ligas más competitivas del momento: la Liga española, el Calcio italiano y la Premier League inglesa. Un detallado repaso por sus andanzas muestra la trascendencia en cada uno de los clubes de los que ha formado parte, así como su evidente evolución.

Inicios en Argentina

Como tantos otros talentos sudamericanos, su participación en el campeonato nacional argentino fue fugaz, dada su pronta explosión. Criado en las categorías inferiores de Argentinos Juniors, despuntó con apenas 17 años, lo que atrajo las miradas de los ojeadores locales, en concreto desde el todopoderoso Boca Juniors. A tan temprana edad recibió la llamada del responsable de fichajes del citado club: "Me dijo que tenía que decidir entre quedarme o luchar por ser importante en un grande".

Gol con Boca Juniors.(Foto:historiadeboca)

Tan gran reto se le presentó siendo aún adolescente; sería el primer paso a dar en su naciente carrera. Consultado con su principal asesor, su padre, decidió asumir la responsabilidad y decir sí a la oferta bonaerense. En el año 1998, en compañía de otros compañeros de cantera, como "un tal" Juan Román Riquelme, llegaría a Boca Juniors, donde todo comenzó.

Su paso por el equipo xeneize fue tan exitoso como esporádico, ya que las cualidades que exhibió en su debut valieron para que los captadores de talento llegados desde el viejo continente lo apuntaran en primer lugar de sus libretas, subrayado con marcador amarillo. Disputó un encuentro con el equipo de Buenos Aires, anotando un gol y conquistando el Torneo Apertura de 1998.

Hasta ahí duró su segunda parada en Argentina, sólo eso sobró para llamar la atención de los monstruos europeos. El AC Milan, una de las entidades más prestigiosas del panorama futbolístico, insistió en su fichaje, contactando en multitud de ocasiones con su representante y con los encargados de Boca Juniors.

Primera parada, Italia

Finalmente, Coloccini cogió la gran maleta y emprendió el trayecto trasatlántico de ida hacia Europa, recalando en el gigante italiano en el mes de marzo del año 2000, sin aún cumplir la mayoría de edad. Su fichaje fue previsto para ser el relevo generacional de la zaga milanesa, en la que Costacurta y Chamot flaqueaban por su edad y Roque Junior no había dado el nivel esperado como pareja de Maldini. Por ello, se buscaba un defensa central de garantías y con larga vida profesional por delante.

Las ilusiones y expectativas del cordobés y sus familiares eran muy elevadas, pero el devenir de varios acontecimientos precipitó situaciones difíciles, impidiendo que Coloccini cuajase en los cuatro años que se mantendría en Milan.

Presentación con A.C. Milan. (Foto:acmilanturkiye)

Fabricio llegó allí en compañía de su madre, a la que amaba con la locura de un crío, pero esta, tristemente, falleció una vez en Italia, siendo el primero de los problemas a afrontar por el chaval que pretendía convertirse en hombre. Años después, el gran central recordaba lo sucedido: “Aún tengo una deuda de gratitud con el Milan, ellos la trataron fenomenal cuando enfermó”.

Los primeros meses en su nuevo club no fueron lo esperado, ya que el entrenador, Alberto Zaccheroni, no contó con él en las alineaciones y siguió apostando por las piezas que tenía en plantilla antes de su fichaje.

Esto fue un duro revés, un gran contratiempo. Se aproximaba el Mundial sub-20 que se disputaría en su país natal, Argentina, al cual Coloccini deseaba acudir a toda costa. Para el a la sazón entrenador de la inferior albiceleste, José Perkerman, Coloccini siempre había sido un fijo en las convocatorias, pero viendo que no disfrutaba de minutos, decidió hablar con él. El técnico quiso dejarle claro que entraba en sus planes para disputar el citado Mundial, pero que para ello necesitaba jugar.

Fabricio tanteó las posibilidades, y viendo que en Italia -al menos en aquella temporada- era improbable que tuviera minutos, presionó al club para que le dejara salir cedido en retorno al campeonato argentino, donde tenía un gran cartel y ya le llovían ofertas.

Seis meses de emociones en Almagro

Antes de culminar su primera salida de Milán, tuvo que afrontar otro de los debates internos importantes en su vida. Los equipos interesados en él eran, principalmente, dos: uno de los mejores clubes del momento y de la historia argentina, el River Plate de Gallego y figuras como Saviola, que podría asegurarle el éxito; y el club de sus amores, el San Lorenzo de Almagro, del entrenador chileno Manuel Pellegrini.

La balanza se volcó de la parte pasional -nuevamente pesó el carácter argentino-, su decisión fue jugar en San Lorenzo y convertirse en un cuervo más. Y así, finalmente, consiguió salir cedido por un período de seis meses, para disputar la temporada 2000/01 en Argentina.

Pasión en el "Ciclón".(Foto:larevistadelciclón)
Mundial Sub-20. (Foto:mercadolibre)

Por fortuna, las previsiones se cumplieron, y Coloccini lideró la defensa del equipo dirigido por el "Ingeniero", siendo todo un baluarte y colaborando decisivamente, con tres goles y 19 partidos jugados, en la conquista del deseado campeonato Clausura 2001.

Dichos méritos igualmente le valieron para acudir a la cita mundialista, en la que la selección de Pekerman se alzaría con el trofeo del Mundial sub-20 de Argentina en 2001, torneo en el que tuvo una importancia capital. Pero todo ese cuento de hadas duraría poco. Al finalizar la cesión regresaría a Italia, donde nuevamente no sería tomado en cuenta. La temporada siguiente, su club decidió obviar las exhibiciones del "Rubio" en Argentina, y le volvió a ceder. Esta vez a España, donde acabaría recalando en el primero de sus cuatro clubes del país peninsular, y quizá el recordado por él con mayor nostalgia al ser su primera aventura triunfal: el Deportivo Alavés.

Viajes peninsulares: España

"El mejor jugador del Milan juega en Vitoria", acabarían declarando, enfervorizados, los aficionados del equipo blanquiazul. Junto a Téllez en el centro de la zaga de una línea de cuatro defensores, o en formación de tres centrales y dos carrileros en multitud de ocasiones, Coloccini se convirtió en ídolo local, disputando 33 partidos y anotando seis goles en la que sería una fenomenal temporada personal y global.

Sus virtudes no pasaron desapercibidas en ningún lugar del globo. El seleccionador argentino Marcelo Bielsa lo estuvo siguiendo muy de cerca para una posible convocatoria de cara a la cita mundialista de Corea del Sur y Japón 2002. Hecho que finalmente no se consumó, ya que el "Loco" apostó por defensas más experimentados como Pochettino, Ayala, Samuel o Placente, quienes venían dándole un fenomenal resultado en una línea de tres zagueros centrales, perfeccionada hasta el extremo durante la brillante ronda clasificatoria.

Con el Alavés, contra su Milan.(Foto:mundodeportivo)

El Alavés poseía una opción de compra cifrada en alrededor de 2,3 millones de euros, pero las arcas de un club tan humilde no pudieron afrontar tal pago pese a los deseos de toda la directiva, y al finalizar la temporada 2001/02 Fabricio regresó a Milán nuevamente ilusionado al mostrar sus facultades durante todo un año y otra vez enfrentado con la cruda realidad de su club.

Su regreso al Calcio en la temporada 2002/03 tuvo el mismo sino que las dos anteriores; Fabricio Coloccini no entraba en los planes del entrenador. Esta vez Carlo Ancelotti, quien prefería confiar en la veteranía y los galones de Nesta y Maldini. Como él mismo manifestaría después, una de las causas por las que no triunfó en Milan fue porque lo que quería y necesitaba era jugar.

Así pues, una nueva temporada y una cesión más. Se decantó por continuar en la liga española, a la que tanto cariño había cogido y a cuyas gentes tanto apreciaba. Un grande reverdeciendo laureles, el Atlético de Madrid, con el siempre ortodoxo y tradicional Luis Aragonés en el banquillo, fue su nuevo equipo. Pese al gran nivel mostrado en el Deportivo Alavés, el estilo y los objetivos del club del Manzanares eran diametralmente opuestos a los del equipo de Vitoria-Gasteiz. Aquí se jugaba y se perseguía vencer, no valía con defender y mantenerse.

Los métodos y la personalidad del entrenador, a quien le costó confiar en un jugador joven para la línea defensiva y mantuvo inicialmente a la experimentada dupla García Calvo-Hibic, hicieron que Coloccini comenzara la temporada desde el banquillo: “Luis me dijo que aún no estaba integrado y me costaba interpretar su juego”. En relación a ello, posteriormente manifestaba: "Este equipo siempre va a buscar los partidos. Al principio me sentía muy solo y con unos espacios enormes, pero poco a poco te acostumbras y los acabas controlando".

"Colocho" mostró nuevamente responsabilidad, respeto y coraje, y siguió trabajando día tras día para ganarse la confianza del míster. El esfuerzo tuvo su recompensa, y la segunda mitad de la temporada fue diferente, haciéndose con un puesto en el once titular, disputando finalmente 26 partidos y convirtiéndose en pieza clave en los últimos siete u ocho encuentros, donde mostró la seguridad exhibida en sus años anteriores.

Finalizó la temporada y el club rojiblanco decidió no formular el pago de la opción de compra que tenía sobre el argentino, dado que era costoso y el equipo venía de ascender de la Segunda División, no teniendo aún, pese a su gran tradición, liquidez suficiente.

En una entrevista concedida en noviembre del año 2003, Coloccini dejaba sus impresiones de lo que fue su paso por la capital española: “Deportivamente no pasé un año todo lo bueno que esperaba, pero en lo personal no lo olvidaré nunca. El Atleti queda marcado en mi vida”. El "Rubio" destacó que la afición colchonera es la más semejante a la de los equipos argentinos, ya que los seguidores transmiten calor a los futbolistas, a quienes tratan de una manera especial. Era la hinchada argentina en España.

La última temporada que continuaría teniendo contrato en vigor en el AC Milan sería la siguiente, pero igual que las anteriores, la pasaría lejos de Italia, concretamente al calor de la costa mediterránea, en el nuevo equipo sensación de la liga española, el Villarreal CF. La que fue su última aventura como cedido comenzó en julio del año 2003, de cara a afrontar la temporada 2003/04, y terminó siendo una de las más gratas experiencias de su trayectoria.

En la plantilla se encontró con muchos compatriotas, como Arruabarrena, Battaglia o su ex compañero Riquelme, y juntos formaron un equipo que maravilló a la crítica y se ganó el respeto a base de buen fútbol, tanto en la competición doméstica como en Europa, donde compitieron en la Copa de la UEFA por primera vez en su historia, tras ganar la Copa Intertoto y acceder a ella mediante tal vía.

En la competición europea quedaron a las puertas de la final que se disputaría en Goteborg, al caer en semifinales en el derbi disputado contra el Valencia CF., equipo que en aquella época se mostraba sólido como líder de la liga española a manos del técnico Rafael Benítez y que acabaría levantando el trofeo europeo al vencer al Olympique de Marsella en la final.

Competición europea. (Foto:infodeportes)

Su participación en el "submarino amarillo" fue destacada, jugando 35 partidos y anotando un gol. Tenía 21 años, y aún mostraba ligeros defectos temperamentales que hicieron que ese año acumulara ocho cartulinas amarillas y dos rojas, pero entrado en la veintena adquirió la experiencia a primer nivel que necesitaba y que se pretendía obtener con sus repetidas cesiones.

Todo su buen hacer se vio reflejado en la primera convocatoria con la selección absoluta Argentina, el 30 de abril del año 2003, en la victoria de la albiceleste por 3-1 contra Libia. Al finalizar el año parecía, ahora sí, estar listo para jugar al más alto nivel, en Milán o donde se terciase. En su haber atesoraba convocatorias nacionales, títulos en Argentina e importantes participaciones en Europa, siendo fundamental en prácticamente todos los equipos en los que había jugado.

Regresó a su club de pertenencia en busca de la deseada oportunidad. En principio, Carlo Ancelotti confió en él como componente de su plantilla, pero a medida que se entraba en la temporada quedó demostrado que las opciones para exhibir sus cualidades serían escasas. Allí seguían las vacas sagradas, los Costacurta, Maldini, Nesta o Kaladze, quienes nuevamente le cerraban las puertas, ya no de la titularidad, sino de las oportunidades.

En el mercado invernal de la temporada 2004/05, el club italiano lo traspasó definitivamente al Deportivo de la Coruña a cambio de tres millones de euros. Atrás quedó un bagaje de tres partidos disputados como milanista en cuatro años y ni la más mínima posibilidad de mostrar sus atributos a los aficionados rossoneri.

En su partida hacia Europa arriesgó, en su paso por Milá y las repetidas cesiones se curtió y creció, y en La Coruña alcanzó, probablemente, su mayor nivel futbolístico, madurando posteriormente en Newcastle upon Tyne. Aterrizó en el equipo gallego en diciembre del año 2004, con 23 años, firmando un contrato de seis años de duración.

Finalmente, pasó allí cuatro temporadas, en las que estuvo bajo las órdenes de tres entrenadores: Irureta, Caparrós y Lotina, y donde conquistó la Copa Intertoto del 2008. En todas las temporadas fue importante en las alineaciones de su club, siendo asimismo un habitual de las convocatorias argentinas, con la que conquistó el oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y fue subcampeón de la Copa Confederaciones un año después.

En La Coruña atemperó su carácter, y dio con ello un paso adelante en su carrera. Comenzó siendo fundamental con Javier Irureta, pasó por un período de falta de entendimiento que le acarreó suplencias con Joaquín Caparrós y alcanzó su cénit con el último técnico que le dirigió en el equipo del noroeste español, Miguel Ángel Lotina.

Tras su gran primera temporada, la 2004/05, en la que disputó 15 partidos, anotó un gol y vio tres tarjetas amarillas y dos rojas -aún seguía este defecto-, habiendo llegado en el mercado invernal, en su segundo año, con la llegada de Caparrós, el rumbo de los acontecimientos viró sorpresivamente. El técnico pareció no ser partidario de las características del argentino, y por contra decidió apostar por la contundencia de la pareja de centrales formada por el siempre fijo Andrade, y la sorpresa Juanma.

Dado que se trataba de la temporada 2005/06, en cuyo verano se disputaría el Mundial de Alemania 2006, el representante de Coloccini se quejó en repetidas ocasiones al entrenador, ya que se veía peligrar su, hacía escasos meses, segura participación mundialista. Finalmente jugaría más, llegando a disputar un total de 26 partidos, y acudió al Mundial, donde, eso sí, no actuó como titular. En la temporada 2006/07 volvió a jugar la misma cantidad de partidos, muchos de ellos desubicado en la posición de lateral derecho, y sus estadísticas reflejaron, por primera vez desde su llegada, el casillero de las tarjetas rojas sin rellenar, lo que sería el comienzo de un sustancial cambio en su manera de controlar la intensidad sobre el terreno de juego.

Aterrizó Miguel Ángel Lotina en La Coruña, y con él resurgió la brillante melena leonada del astro argentino. La temporada 2007/08 fue probablemente la mejor de su carrera. Coloccini disputó todos los partidos del campeonato, 38 en total, anotó cuatro goles y no vio ninguna cartulina roja. Estadísticamente, sin duda, la mejor. Pero lejos de los datos, y basado únicamente en su aportación al equipo y el nivel exhibido, el "Rubio" estaba, a sus 26 años, indiscutiblemente al nivel de los mejores centrales del mundo.

El primer club trascendente, el Deportivo. (Foto:uefa)

Lotina alabó sus virtudes en repetidas ocasiones: "La gente se fija en él porque ha jugado todos los minutos. Pero también es el que más ha entrenado, y siempre al cien por cien. Nunca pierde los papeles, no ve amarillas por protestas y elige bien las faltas que comete. Ahora mismo, con su nivel, en el mundo se cuentan con los dedos de una mano". No le faltaba razón en nada de lo que decía al técnico vasco.

Coloccini había eliminado sus fallos de concentración a la hora de realizar entradas, ya sabía elegir la opción correcta y mostraba sus galones de liderazgo en cada partido, siendo totalmente fiable como jefe de la zaga y del equipo. Sus exhibiciones quedaron reflejadas en la historia de la competición, siendo designado entre los once mejores futbolistas de la temporada 2007/08.

Su nivel estuvo a punto de llevarlo al FC Barcelona, y sólo diferencias en cuanto al valor del traspaso final hicieron que la directiva azulgrana, presidida por aquel entonces por Joan Laporta, reculara y las negociaciones no concluyeran favorablemente. Tras peticiones de múltiples equipos, el que finalmente se llevó el gato al agua, en las arduas negociaciones con el señor Lendoiro, fue el Newcastle United, club que contrató sus servicios a cambio de 16 millones de euros y que acabaría marcando su vida para siempre.

Desenlace en Inglaterra

En el año 2008, Fabricio Coloccini firmó, con una duración de siete años, el que, hasta la fecha, es el contrato con el último de los clubes para los que ha jugado, el Newcastle United.

A lo largo de las siete temporadas que lleva en el equipo londinense, el argentino ha sido titular indiscutible, disputando una media de alrededor de 35 partidos cada año, viendo escasas tarjetas rojas, concretamente tres en dicho período de tiempo, y habiendo marcado un total de seis tantos.

Llegó con la vitola de crack a un equipo con una dilatada historia, que contaba con futbolistas de la talla de Michael Owen, Damien Duff o el nigeriano Obafemi Martins y que aspiraba a situarse en los puestos altos de la clasificación. Desde el primer partido, asumió la responsabilidad de ser el futbolista que generara la salida de balón y dominara la línea defensiva.

Los resultados futbolísticos no han sido lo buenos que se esperaban en las urracas, pero a nivel personal se puede decir que Coloccini alcanzó la madurez como persona y como jugador en el equipo rayado. Tras su primer año, el castillo de naipes creado por directivos, jugadores y aficionados se derrumbó. El equipo blanquinegro descendió a la Championship en una lamentable temporada.

Año del descenso.(Foto:zimbio)

Ese paso atrás, por contra, sirvió para aumentar el sentimiento de unión entre club y afición, así como para hacer ver la dignidad profesional de varios de sus futbolistas, entre ellos el argentino. La temporada 2009/10 fue la única que se pasó en el infierno, conquistándose la Championship ese mismo año y retornando el equipo a la máxima categoría inglesa, con Coloccini como principal figura y el cariño de la afición ganado para el resto de los años que se enfundara la elástica blanquinegra.

La temporada del ascenso, con 28 años, disputó 40 partidos y anotó dos goles, volviendo a llamar la atención de muchos clubes europeos, entre ellos el Real Madrid.

En los años siguientes asentó su puesto inamoviblemente, jugando a gran nivel, siendo convocado en multitud de ocasiones con la selección Argentina y quedando a las puertas de disputar su segundo Mundial, el de Sudáfrica 2010, donde estuvo entre los 30 preseleccionados por Maradona, pero no en la lista final. "Es un duro momento, pero voy a ser el hincha número uno de Argentina. Todavía soy joven y puedo volver a jugar un Mundial tranquilamente. Son decisiones del entrenador y hay que respetarlas", fue la actitud del central ante la comunicación de su no convocatoria.

Muchos fueron los rumores de salida, a clubes como el Valencia, Sevilla, o los todopoderosos Manchester City dirigido por Roberto Mancini o Liverpool de Kenny Dalglish. Pero el argentino se mantuvo fiel a su club y declinó las opciones de abandonar la nave. Desde el año 2011, cumplidos los 30 años, es el capitán del equipo magpie.

Su larga etapa en las gélidas tierras británicas le ha hecho añorar en más de una ocasión el regreso a su país natal. En la temporada 2012/13, con 31 años, insinuó que la situación personal le pesaba y que en no demasiado tiempo le gustaría regresar a Argentina para finalizar allí su carrera, en el club de sus amores. El por entonces entrenador Alan Pardew habló con él y tranquilizó después a los aficionados: "Se queda y seguirá como capitán. Hemos conseguido convencerlo de que se le necesita".

Su rendimiento siguió siendo estable, y la afición continúa dispensándole sus mayores atenciones y halagos, lo que queda demostrado en los cánticos que le dedican cada fin de semana, en cuya singular letra en lengua inglesa, recitan algo así como: "Coloccini, eres el amor de mi vida... Te entrego a mi mujer, Coloccini...".

La pasada temporada, 2014/15, tras un año convulso y a falta de tres jornadas para el final, el equipo blanquinegro estaba nuevamente al borde del precipicio, temiéndose su descenso. El capitán ejercería como tal en un comunicado dirigido directamente a la hinchada, a la cual pedía el aliento que necesitaban para conseguir la permanencia: "Jugadores y cuerpo técnico hemos decidido dejar atrás nuestras diferencias y permanecer unidos. Este sábado pido por favor que los aficionados creen un gran clima en St James' Park, porque lo más importante es el Newcastle United. Hoy te necesitamos más que nunca, debemos estar unidos estas tres últimas jornadas, ser una gran familia".

Finalmente, la afición, como no podía ser de otra manera, respondió, el equipo se salvó en la última jornada y las aguas volverían a su cauce durante el verano. La junta directiva ha decidido apostar fuerte en este mercado estival, contratando a un entrenador reputado e invirtiendo grandes sumas en jugadores de nivel. Coloccini seguirá siendo el líder e intentará colaborar con sus compañeros en sus últimos años en Tyneside para conseguir aspiraciones elevadas y poder regresar a Argentina a un retiro dorado.

Cerca de mediar la treintena, y con cada vez menos años deportivos por delante, el '2' de las urracas ha manifestado su amor incondicional a la ciudad que le acogió, al club que le ha dado estabilidad y a la afición que le trata con cariño. Como a todo gran jugador, el tiempo se le agota, y los seguidores locales deben disfrutar de los últimos años de su capitán antes de su vuelta a sudamérica. A día de hoy, mantiene con orgullo un legado de casi 250 partidos, siete temporadas y cuatro años como capitán magpie.

(Foto:topmercato)