El pasado 24 de mayo, y después de 15 años en la disciplina rojiblanca, Andy Wilkinson dijo adiós a la afición del Britannia Stadium tras el último encuentro de la temporada, el famoso 6-1 contra el Liverpool. Su contrato expiraba el 30 de junio y no iba a ser renovado, por lo que la etapa potter del lateral nacido a apenas siete millas de Stoke-on-Trent, un stokie de los de verdad, había concluido.

Wilkinson, que apenas estaba contando para Mark Hughes, se marchó cedido al Milwall en octubre de 2014 pero, tras varias lesiones en las filas del Stoke City, el míster galés decidió recuperarlo a principios de enero para contar con un efectivo más. A pesar de las bajas, el lateral derecho sólo participó en un encuentro en el retorno a su club y, para colmo, se lesionó.

Fue en la fatídica Quinta Ronda de FA Cup en la que el Stoke City desaprovechó la oportunidad de soñar en la competición más antigua del mundo tras caer estrepitosamente por 4-1 frente al Blackburn Rovers. Aquella tarde, en Ewood Park, ‘Wilko’ recibió un golpe en la cabeza que le ha mantenido apartado de los terrenos de juego hasta la fecha.

Wilkinson, un stokie de los de verdad. Foto: PA / Daily Mail

Ahora, con el defensor de 30 años sin contrato, el club de The Potteries ha decidido ofrecerle un contrato de corta duración, hasta el 31 de diciembre, para que pueda seguir tratándose con el equipo médico del Stoke City y pueda recobrar la forma al 100% para continuar con su carrera futbolística.

Un gesto, el de la entidad potter, que es digno de alabar y que, por desgracia, en los tiempos que corren supone una excepción en el modus operandi del fútbol actual. Una solidaridad y una calidad humana que, por lo poco habitual que es en este mundillo, se acaba convirtiendo en noticia.

Wilko, esta es tu casa.