El último partido de la jornada 1 de Premier League enfrentó a un equipo de zona media de tabla (que, además de conservar a su estrella, Berahino, está haciendo incorporaciones interesantes como la de Salomón Rondón) con uno de los más serios candidatos al título. Por todos es sabido que la Premier League es una competición que suele dejar sorpresas casi todas las jornadas. Pues bien, ayer la sorpresa fue el nivel del Manchester City, que ofreció una oda al fútbol de ataque, favorecida por la poca exigencia del conjunto local

El West Brom formó un 4-4-2 muy británico, compuesto por Myhill; Chester, Dawson, Lescott, Brunt; Morrison, Gardner, Fletcher, McClean; Berahino y Lambert. Dos líneas de cuatro muy juntas que esperaban el fallo rival para buscar la velocidad de Sadio Berahino, pero las ayudas llegaban tarde y la precisión mostrada por los citizen apenas les dejó una oportunidad para salir a la contra.

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Por su parte, el Manchester City dibujó un 4-2-3-1 con Hart, Sagna, Kompany, Mangala, Kolarov, Toure, Fernandinho; Navas, Silva, Sterling y Bony. La punta de ataque la ocupó Wilfried Bony, quien favoreció con su juego físico y de espaldas a la portería la actuación de David Silva como mediapunta. Navas abría el campo a la derecha, y Sterling se asoció bien con el canario e imprimió velocidad y chispa al juego skyblue

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En los locales no hay mucho que destacar. El acierto del portero de origen norteamericano Myhill evitó una machada mayor. En la idea de Tony Pulis estaba buscar el contragolpe, pero las pérdidas de balón del Manchester City fueron de una calidad superior a la que este equipo acostumbra. No fue por falta de vías, pues el equipo visitante se encontraba muy partido en la medular. Yaya Touré siempre va muy arriba, y Fernandinho, a quien se le viene asignando un rol posicional tanto en el City como en la Canarinha, tendió a quedarse muy abajo cuando su equipo atacaba. Esto dejaba una línea de pase casi perpetua en la que un receptor de cara solo tendría a tres rivales por delante del portero. No obstante, la estaticidad de Rickie Lambert y los movimientos de Berahino, más tendientes a la banda, evitaron que este hueco fuera aprovechado. Para colmo, la única oportunidad que el West Brom tuvo para contragolpear acabó en gol anulado. 

A la mitad azul de Manchester ya le ha envuelto la euforia. Hay quien piensa que es el primero de muchos golpes sobre la mesa para proclamarse, de nuevo, campeón de liga. Todavía es pronto para hablar de ello, aunque es obvio que se dieron cosas en este partido que no deben pasarse por alto. La sociedad Silva-Sterling empezó a entenderse. El juego interior de Raheem junto a la deliciosa zurda de David dejaron jugadas de bella factura, aunque ninguno de los dos obtuvo el premio del gol. Estos se vieron beneficiados de la lucha con los centrales de Wilfried Bony, quien aporta físico, garra y recursos en el juego directo que no aparecen cuando juega el Kun. Perfiles diferentes y, a priori, complementarios. No sería raro verlos jugar juntos. A todos ellos se sumó 'el Tanque Yaya', indomable en el borde del área rival y que anotó dos goles, uno de ellos de falta directa. Kolarov subía la banda aprovechando el espacio que Sterling dejaba y, junto a Sagna, ofrecieron soluciones en ataque desde los costados. Navas anduvo por la derecha, dando amplitud al ancho del campo, pero no aportó tanto como sus dos compañeros en la línea de tres mediapuntas. En defensa no se vieron exigidos.

En definitiva, fue un triunfo cómodo para los chicos del recién renovado Manuel Pellegrini. En este partido se vio más movilidad entre líneas que el año pasado y, en líneas generales, parece insinuar qué va a buscar el técnico chileno de los suyos. En clave baggie, cabe seguir trabajando ese sistema de ayudas que planteó Tony Pulis. Buscar el equilibrio y la solidez para ver de manera efectiva ese juego vertical tan propio de la competición.

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