A la tercera va la vencida. Este famoso refrán castellano tendrán que hacerlo valer los pupilos de José Mourinho mañana ante el West Bromwich Albion si no quieren que las alarmas empiecen a sonar en la cúspide directiva del club y las bombas de los tabloides británicos continúen hostigando el deteriorado -al menos por ahora- vestuario blue.

La preocupación por el equipo está generalizada. No hay ningún aspecto del juego del conjunto londinense que pueda calificarse como apto para un equipo de tal entidad como el Chelsea FC. Pese a todo, hay mucha esperanza si se analiza uno por uno los nombres de los jugadores que componen la plantilla que tiene a su disposición José Mourinho. El plantel tiene hombres de mucha capacidad ofensiva como Eden Hazard, Costa, Fábregas o el flamante fichaje Pedro y, además tiene trabajadores de juego de tanta calidad como Nemanja Matic o Ramires. En la zaga, el luso dispone de verdaderos muros como el incansable John Terry, Ivanovic o Gary Cahill. 

Confirmada la calidad y la actitud de un conjunto que la temporada pasada alzó dos títulos, las miradas acusatorias empiezan a enfocar hacia la preparación física.

La importancia de una correcta pretemporada

Para el correcto acople de los distintos engranajes de un equipo hace falta la puesta a punto de las máquinas, que en este caso son los futbolistas. El conjunto londinense tan solo ha disputado cuatro partidos amistosos durante este verano, en un periodo de tiempo de 13 días, desde la vuelta de las vacaciones. 

Normalmente los equipos de élite organizan giras, las cuales no son del todo recomendables por el cansancio que provocan tantos viajes, pero sirven para rodar al equipo, haciendo que éste llegue a la fase inicial de la competición con un plus físico. El Chelsea sólo ha participado en un torneo amistoso (hizo una gira, pero fue antes de vacaciones) donde se enfrentó a PSG (1-1), Barcelona (2-2), New York Red Bull (4-2 faborable a los americanos) y Fiorentina (1-0 para los italianos). 

Además de la mala imagen mostrada durante el verano, el equipo no hizo lo posible por aumentar esta carga de necesarios encuentros, y llegó a la Community Shield con una condición física bastante mejorable. Esta situación lleva lastrando semanas al equipo, pero afortunadamente para el cuerpo técnico es un problema con solución: con tiempo y paciencia, el rodillo londinense volverá a engrasarse y comenzará a aplastar rivales, demostrando que este Chelsea no es sólo el mismo equipo de la temporada pasada, sino que es una versión mejorada.