Anfield volvió a vivir una de las tardes más dolorosas de su historia. El West Ham goleó (0-3) al Liverpool en un partido en el que todos los cambios tácticos que hizo Brendan Rodgers quedaron absolutamente neutralizados por el conjunto londinense. Slaven Bilic introdujo dos cambios en el once inicial respecto al partido contra el Bournemouth, mientras que Brendan Rodgers prefirió mantener el esquema que dio sus frutos en el empate ante el Arsenal. 

La victoria hammer

El once inicial del West Ham era un claro 4-2-3-1, con Sakho como nueve y Payet como mediapunta trabajando mucho en la presión y robando balones en campo del Liverpool. Además, la sanción de Jenkinson permitió a Tomkins ocupar el lateral derecho. El lateral hammer fue regular, constante y anuló a un Phillipe Coutinho que acabó desquiciado. Por otra parte, el otro cambio que introdujo Slaven Bilic fue el de Nolan por Lanzini, el cual marcó el primer gol del partido en el minuto dos.

Llevábamos tan solo dos minutos jugados cuando Skrtel falló en el despeje y regaló el balón a Cresswell. El lateral izquierdo del West Ham controló el balón y dio un pase medido a Lanzini que solo tuvo que empujarlo. Previamente, el argentino realizó un gran desmarque dejando en evidencia a un Joe Gómez que no pudo hacer nada por evitar el gol. El gol ante el Liverpool fue el segundo como hammer (anteriormente había marcado un gol en Europa League) para Manuel Lanzini que, además, debutaba también como titular en Premier League.

Tras el gol, el conjunto londinense retrasó las líneas y empezó a presionar en campo propio, dejando a Sakho como única referencia ofensiva, mientras que Payet realizaba tareas defensivas. El partido entró en una fase de dominio para el Liverpool, donde la posesión del esférico era únicamente para el cuadro `red´ y las ocasiones se sucedían una tras otra. Aunque el West Ham estuviera en sus peores momentos, el cuadro londinense siguió muy bien colocado y defendiendo muy bien. A pesar de ello, el West Ham no tardó mucho en marcar el segundo gol, ya que en el minuto 28 un error de Lovren (y otro error defensivo colectivo) dejó solo a Lanzini. De nuevo, el jugador argentino fue fundamental y asistió a Mark Noble, que estaba solo en la frontal del área, para poner el balón en el palo largo de Mignolet. Cero a dos y el Liverpool que naufragaba en su propio estadio.

Con el segundo gol el partido entró en una fase tranquila, con el Liverpool intentando llegar al área de Randolph con posesiones largas y transiciones muy lentas. Así llegábamos al descanso, un descanso que nos dejó varias cosas claras: la primera es que la presión que ejerció el West Ham en la salida de balón del Liverpool dejó sin soluciones al centro del campo `red´; la segunda, Cresswell y Tomkins fueron auténticos puñales por la banda y, además, secaron a Firmino y Coutinho; por último, que el centro del campo formado por Noble y Obiang empieza a dar frutos tras cuatro jornadas jugadas.

El descanso le vino mal al West Ham, aunque la temprana expulsión de Coutinho en el minuto 52 dejó vía libre para la sentencia del partido. A partir de entonces, el partido se puso muy cuestaarriba para los chicos de Brendan y entró en una fase tranquila, casi sin ocasiones a destacar. Sin embargo, antes de que llegase el tercer gol, Mark Noble fue expulsado y Slaven Bilic hizo dos cambios. El equipo de Slaven Bilic no cambió el dibujo táctico y, en el minuto 91, Sakho puso el 0-3 con una gran definición con la pierna izquierda. 

La derrota red

Brendan Rodgers repitió once y dibujo táctico. El 4-3-3 con Coutinho, Benteke y Firmino en la parcela ofensiva, mientras que Lucas Leiva sustituía al lesionado Henderson. El partido del Liverpool fue bastante discreto debido al pésimo planteamiento que hizo Rodgers y a la posterior lectura que hizo del partido tras el primer gol de Lanzini. El Liverpool quería el balón, quería posesiones largas para buscar algún hueco, pero lo único que se encontró fue a una gran defensa. 

El primer gol del West Ham llegó pronto,a los dos minutos de juego. El conjunto de Anfield empezó algo dormido el encuentro y el gol en contra despertó al equipo. Firmino, ayer jugando en la banda derecha, se echó el equipo a las espaldas y fue clave en los momentos posteriores al gol. Por otra parte, Coutinho se internaba poco a poco al centro del ataque red, ubicándose casi de mediapunta. 

El inicio de la segunda parte  estuvo marcado por el cambio en el dibujo táctico del Liverpool: Emre Can se marchó al vestuario y dio entrada a Alberto Moreno. El dibujo cambió a un 5-2-3, con Alberto Moreno y Clyne actuando más como zagueros ofensivos que como laterales. Este hecho permitió ver a Joe Gomez de central y al Liverpool en sus mejores momentos del encuentro.

No obstante, el dibujo se vio frustrado por la expulsión de Coutinho, que dejó al cuadro red sin posibilidades de pelear por la remontada y con un Brendan Rodgers que agotaba los cambios con Ings e Ibe.