La English Premier League, o Braclays Premier League si nos metemos en patrocinios, es una de las ligas más importantes económica y deportivamente a nivel mundial, eso lo sabe todo el mundo. Esta liga recibe por derechos televisivos la estratosférica cifra de 7.000 millones de euros por temporada desde 2015, pero aún así, los ingresos televisivos de la Premier triplicaban los de la Liga BBVA, es decir, la liga española. Además, el reparto de estas cantidades es mucho más equitativo que en España, lo que permite que el colista reciba el mismo dinero por bajar a la segunda división inglesa que el Valencia o el Atlético de Madrid por acabar en puestos de Champions League.

En Inglaterra prima el bienestar del aficionado, por lo que sus gradas siempre se muestran llenas -el porcentaje de asistencia a los estadios en Inglaterra ronda el 92%- lo que ayuda a que los clubes tengan ingresos extra que en otros países no tienen. Sin contar el merchandising y los patrocinios individuales, que hacen que los clubes ingleses sean los más potentes económicamente a nivel mundial.

Hasta aquí, todo muy bonito pero, ¿tiene parte negativa? Por supuesto que sí. Los clubes ingleses, al verse con dinero suficiente, han comenzado a primar a los jugadores extranjeros sobre los propios. "El jugador de fuera está sobrevalorado y el futbolista inglés infravalorado. Se está tapando el ascenso de jugadores jóvenes con el dinero de la televisión", expone Gordon Taylor, presidente de la Asociación de futbolistas profesionales ingleses.

Aquí comienza el meollo de la cuestión: en Inglaterra, desde hace unos cuantos años, han comenzado a sobreponer al jugador extranjero en lugar de dar la oportunidad a los jugadores ingleses, y eso, la selección lo ha pagado caro. Ante la falta de jóvenes talentos que den una bocanada de aire fresco al conjunto nacional, Inglaterra sigue haciendo el ridículo en las competiciones internacionales y tan sólo queda el recuerdo de cuando la selección inglesa dominaba el fútbol.

El último fracaso de los Pross fue el Mundial de Brasil en 2014, lo que volvió a poner el foco de atención sobre un problema identificado desde la Football Association (Federación Inglesa, FA) y el sindicato de jugadores profesionales. En la pasada campaña, tan sólo el 32% de los jugadores que saltaron al campo como titulares en los partidos de Premier eran ingleses. En España, por ejemplo, los jugadores nacionales en los onces iniciales en las últimas tres camapañas roza el 60%, números prácticamente idénticos a la Bundesliga alemana. De cara a la próxima temporada, ha habido una caída del 7% respecto a los jugadores nacionales en los equipos de la Premier. Son datos que de ningún modo benefician a la selección nacional, que desde 1996 no alcanza ni tan siquiera las semifinales en un gran torneo. 

La gran culpa de esto la tienen los grandes clubes ingleses, que prefieren tener en sus filas jugadores extranjeros a dar la oportunidad a los jugadores ingleses. En la última jornada, el Manchester United utilizó de inicio tres jugadores ingleses (Rooney, Smalling y Shaw) los mismos que el Arsenal (Walcott, Ramsey y Oxlade-Chamberlain); el City dos (Sterling y Hart) al igual que el Liverpool (Clyne y Milner) y el Chelsea tan sólo usó a uno (Cahill). "El seleccionador necesita más talento a su disposición si queremos ser exitosos", reconoce Greg Dyke, presidente de la FA. Para fomentar el acceso de jugadores locales, tanto la FA como la asociación de jugadores plantean sistemas de cuotas de ingleses.

"Yo he sugerido que debería haber cuatro jugadores formados en Inglaterra y uno de cantera en el campo", explica Taylor. El portavoz federativo reconoce que desde la Asociación de Futbolistas Ingleses (AFI) se han presentado varias propuestas a los clubes. Las leyes de inmigración hacen que sólo un acuerdo con los clubes pueda posibilitar este tipo de modificaciones. "Algo tiene que cambiar", apuntan desde la federación. "Hay que encontrar oportunidades para que los jugadores de entre 18 y 21 años puedan probar lo que valen en la Premier League".

El presidente de la AFI no es optimista respecto a un acuerdo con los dirigentes de los clubes. “Muchos propietarios son extranjeros y no miran por el bien del fútbol en Inglaterra, sólo por su club. Además, hay mucha presión por conseguir los resultados de manera inmediata y ahí no hay espacio para la paciencia con los jóvenes”. Taylor resume el efecto negativo de la Premier League sobre el fútbol inglés con dos argumentos. De 600 jugadores que firman contratos profesionales con 17 años, sólo 100 siguen jugando al fútbol a los 21. "Y luego están nuestros equipos de categorías inferiores, que lo hacen bien pero esos jugadores no llegan a la selección absoluta".

Problema de base

No sólo está el tapón que los futbolistas tienen para alcanzar la Premier League, además, hay otro factor que subyace al nefasto modelo de fútbol inglés: el freno que sufren los jóvenes. “Hay que cambiar muchas cosas desde la base”, explica Taylor, que en su etapa como futbolista entre los 60 y 70 jugó más de 500 encuentros como jugador profesional en el fútbol inglés. "No se trata de lo que está pasando en tu casa, es tener las miras abiertas para ver hacia donde va el fútbol mundial, que está evolucionando constantemente. Los entrenadores que estamos formando ahora están más preparados y al tanto de estas innovaciones y esperamos que se note ya en la próxima generación". En la FA reconocen que es necesario tener más entrenadores mejor preparados para devolver al fútbol nacional a la cúspide.

Taylor pone los modelos español y alemán como ejemplo a seguir, por cómo se apuesta por los jóvenes que han ido cogiendo experiencia internacional gracias a sus respectivas federaciones. El Barcelona, España y Alemania son el modelo a seguir en el fútbol profesional que ha marcado la última década. "A veces se ha intentado copiar el sistema de pases, pero la gente aquí quiere fútbol más directo", asume Taylor.

Mientras, durante el debate interno sobre lo que Los Tres Leones son actualmente y lo que podrían llegar a ser, con una liga que tiene dinero por castigo y con unos clubes que sólo quieren beneficios, se encuentra la crisis del fútbol inglés, que no parece tener solución a corto plazo.