Cada entrenador decidía combatir las bajas de su conjunto o hacer las rotaciones debidas al encuentro. Mark Hughes dejaba en punta a Walters ante la ausencia de Diouf, con Bojan en la mediapunta. Claudio Ranieri decidía formar Inler, Mahrez y Okazaki en la mediapunta mientras que bajó a Kanté al centro del campo junto a Drinkwater. Pronto se sabría quién habría planteado un mejor equipo.

El encuentro discurrió por derroteros que aburrían al público y explotó con abucheos por el continuo juego de toque del equipo de Claudio Ranieri. A pesar de ello, las ocasiones más peligrosas llegaron desde el cuadro local con acciones muy verticales que buscaban la banda izquierda sobre todo. Un disparo lejano de Whelan dejaba a Shaqiri solo pero el ligero toque de Bojan impedía al suizo poder hacerse con el balón.

Pero poco pudo aguantar la defensa del Leicester City. Una espléndida carrera de Marko Arnautovic propició que este se zafase de De Laet, que le perseguía en carrera, para encargar un balón perfecto para Bojan Krkic por el interior de la defensa que tan solo tuvo que empujar con la izquierda ante la atónita mirada de Kasper Schmeichel.

Parecería una situación extraordinaria. Pero no era así. Jack Butland recibía un balón en su área y con su potente zurda la mandaba a zona de tres cuartos. Huth decidía cubrir el salto de Bojan, algo sencillo, mientras el balón llegaba hasta Morgan. Sin embargo, el débil pase del capitán era aprovechado por Walters para definir por el lado izquierdo de Schmeichel y colocar el segundo gol del partido.

Bojan Krkic reaparició e hizo el primer gol. Fotografía: Stoke City.

En cambio, sus rivales eran incapaces de aventurarse en el área de Jack Butland. Poco tuvo que aparecer el internacional inglés ya que el poco peligro que crearon los foxes vino propiciado por disparos lejanos. Lo poco que llegó con verdadero peligro desde esa distancia lo despejó sin mayores problemas. La ocasión más peligrosa de los visitantes llegó con el disparo a bocajarro de Okazaki, en fuera de juego, que paró de manera magistral Butland aunque la bandera del juez de línea ya estaba levantada.

A partir de ahí, el partido cambió de panorama para regresar a un estado muy parecido al de la primera parte. Cada equipo intentando hacer su juego. Mientras el Leicester busca llegar con el balón, tocando y generando espacios a su pase, el Stoke buscaba esos espacios con pases en largo que tenían como objetivo la banda izquierda donde Schlupp ha estado bastante gris. Johnson y Shaqiri han sido unos puñales para el lateral izquierdo aunque le faltó ayuda de Okazaki. De esta manera, los jugadores se marcharon a los túneles de vestuarios tras el doble pitido final de Andre Marriner.

Arnautovic revive al zorro

Todo parecía bastante abocado a la primera victoria del Stoke City esta temporada. Habían llevado el control del peligro durante todo el partido y canalizaron muy bien los intentos de sus rivales. Pero un problema apareció cuando le toca defender a un juego ofensivo. Arnautovic derribó en el área a Okazaki, obligando al árbitro a señalar penalti. El mejor jugador de esta temporada para los foxes decidió lanzar el penalti. Riyad Mahrez lanzó con maestría para engañar al portero de los potters y rebajar la diferencia a un único gol.

La tendencia empezaba a revertirse. El Stoke City estaba más atascado atrás mientras Mahrez seguía haciendo de las suyas. El contragolpe cambiaba de bando. Vardy se zafaba de forma excepcional, sentando a Pieters, aunque su disparo lo paró muy bien Butland y el rechace acabó en la grada tras el disparo de Drinkwater.

Jamie Vardy fue el autor del gol del empate. Fotografía: Leicester City.

Y, de nuevo, a la contra. Los potters empezaban a hacer aguas en la transición ataque-defensa. El pase en largo llegaba al reciente internacional Jamie Vardy, que se iba de forma fantástica de Erik Pieters, otra vez, para colocar el balón por encima de la entrada rasa de Jack Butland, que no puede ser siempre el héroe de su conjunto. Cada cambio supuso un gol para el Leicester City. El primer salió Albrighton por Inler al inicio de la segunda mitad; el segundo fue Ulloa por Okazaki.

Steven Ireland salía al rescate de nuevo para el Stoke City. Segundos antes de ingresar en el terreno de juego por Van Ginkel, Shaqiri dispuso un balón magnífico pasado el punto de penalti para que Cameron rematase. Sin embargo, su golpeo se marchó rozando el palo izquierdo de la meta de Schmeichel. Y, otra vez, Shaqiri, en una jugada que él mismo había generado, lanzó directo una falta en el borde del área que solo salvó una espectacular mano de Schmeichel.

La última parte del encuentro sería para los potters, que tendrían la mayor parte del peligro en sus botas pero incapaces de meterle miedo a Schmeichel. La defensa funcionó bien para frenar cualquier cometida de Odemwingie, Shaqiri o Walters. Hasta Jack Butland se permitió el lujo de regatear a Vardy cuando corría por una pelota. La estrategia parecía clara. Surtir balones al interior del área para que Peter Crouch cabecease alguno. Sin embargo, Schmeichel lo sabía y procuraba salir al balón para evitar esto.

Andre Marriner pitó el final del encuentro. Todo indicaba que sería la primera derrota del Leicester y la primera victoria del Stoke. Pero no. El conjunto de Mark Hughes desperdició un dos a cero a favor al descanso en el Britannia Stadium contra la revelación de la liga. Pero por algo es la revelación de la liga. En veinte minutos fantásticos de los de Claudio Ranieri en la segunda mitad pusieron el empate y podría haber llegado hasta el tercero sino hubiese sido por la intervención de Jack Butland.

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Sobre el autor
Pedro M. Peralta
Periodismo. Gran aficionado al deporte de motor y al fútbol.