La insignia del Bayern de Múnich de Pep Guardiola esta temporada indica que, a pesar de todos los contratiempos, nadie ha sido capaz de derrotarlos en competición oficial. Sus nueve partidos de Bundesliga se cuentan como nueve victorias. Pero no solo queda el resultado de la victoria, sino cómo se ha llegado a ella. Sin contar al Schalke 04, le han ganado por cinco goles a uno a los dos equipos más peligrosos: Borussia Dortmund y Wolfsburgo.

Ya desde su llegada a la principal potencia alemana en el panorama futbolístico se creía que el equipo de Jupp Heynckes, el rey de esa temporada, el equipo del triplete, cambiaría totalmente en su forma de jugar. Y en ocasiones al principio no quiso retocar esa locomotora porque le funcionaba mejor que su planteamiento. La verticalidad que demostraba el conjunto de técnico alemán no era igual que el planteamiento del español.

El juego de posición ha sido el principal baluarte de Guardiola. Un tipo de juego que no define nadie mejor que Juan Manuel Lillo, un técnico al que nunca se le ha reconocido su labor en España como merecía. “No toques si no buscas generar nada. Tocar para superar líneas. Buscar el tercer hombre y la segunda acción (dejar de cara); dejar al más alejado. Generar superioridades en la línea siguiente. No tocar lateralmente si no provocas nada…”.

Desde la publicación de Herr Pep de Martí Perarnau sabemos de primera mano que el técnico español odia el tiqui-taca. Para él, tocar por tocar, enviar el balón de un jugador a otro con la pelota sin una intención de juego no tiene sentido. Quizá la mejor definición de este estilo de juego sea la idea del triángulo. Siempre se busca la superioridad mediante un hombre más mientras se posee la pelota. Buscar que el rival se quede mirando la pelota para que tarde ese segundo extra que te impide ver el desmarque del rival.

Thomas Müller busca el pase en el área del Werder Bremen. Fotografía. Bayern de Múnich.

De nuevo, de la mano de Perarnau en Senda de Campeones llega la definición del tercer hombre de Xavi Hernández, quizá el jugador que mejor ha practicado este tipo de juego: “El tercer hombre es imposible de defender, imposible… Imagina a Piqué queriendo jugar conmigo, pero yo estoy marcado, tengo a un marcador encima, un tío muy pesado. Bien, pues está claro que Piqué no puede pasármela, es evidente, con lo que yo me aparto y me llevo al marcador conmigo. Entonces, Messi baja y pasa a ser el segundo hombre. Piqué es el 1º, Messi el 2º y yo el 3º. Yo tengo que estar muy al loro, eh. Piqué entonces juego con el 2º hombre, Messi, que se la devuelve; y en ese momento aparezco yo, dejo clavado a mi defensor que se ha despistado, y Piqué me pasa la pelota totalmente desmarcado. Si el que me defiende está mirando el balón no puede ver que me desmarco, entonces aparezco y soy el tercer hombre”.

El avance del lateral-interior

“Ya hemos conseguido la superioridad. Eso es indefendible”, sentenciaba el de Terrassa. Está claro que no hay nada imposible pero este paradigma de juego le ha funcionado muy bien al español. En su etapa en el Bayern de Múnich ha buscado evolucionar con un equipo y estilo diferente al Barcelona. Sin dejar de lado su forma de jugar, ha buscado siempre generar superioridad en el centro del campo con los laterales como interiores cuando se tiene la pelota. Lahm y Alaba, sobre todo este último, han sido las principales armas del catalán.

No obstante, Guardiola ha tenido que lidiar y jugar con muchos activos en la enfermería. Franck Ribéry no podido participar en ningún partido por sus problemas de espalda mientras que Arjen Robben se lesionó en el tercer partido de la temporada pero ya ha vuelto a los entrenamientos. El fichaje de Douglas Costa del Shakhtar Donetsk buscaba jugar con la fragilidad de ambos jugadores. El brasileño ha sido uno de los mejores jugadores del equipo alemán y el que más desequilibrio genera en las defensas rivales.

En cuanto a equilibrio, la marcha de Bastian Schweinsteiger está muy bien solventada con la llegada del centrocampista defensivo Xabi Alonso. Uno de los jugadores que más uso la temporada pasada y que ha jugado casi todo en lo que va de temporada aunque es un jugador que lidia con la fina línea de la amarilla con sus entradas rasas. Además, la ayuda de Arturo Vidal, el sustituto real Schweinsteiger, complementa la labor de Alonso y le ofrece un gran apoyo a la hora de crear espacios de pase y defender cuando no se tiene la pelota. La tarea creativa en ese aspecto ha quedado solventada con la temporada de Thiago Alcántara que aún no ha tenido problemas con las lesiones y sus problemas en los ligamentos de la rodilla han quedado atrás.

Philipp Lahm es uno de los activos principales de Guardiola. Fotografía: Bayern de Múnich.

Pero la parte que más ha sufrido por la enfermería ha sido la zona defensiva. Jerome Boateng es el único activo en el centro de la defensa que le ha obligado a prescindir de la enorme importancia de Alaba en la lateral-interior izquierda. En ese aspecto, el recorrido de Juan Bernat soluciona muy bien esa papeleta pero no tiene la habilidad del austríaco con el balón en el pie ni la visión de juego de este. Rafinha es ese jugador que te permite cubrir bien el lateral derecho en las labores ofensivas, pero que te deja atrás algo descubierto. El lateral que usa Guardiola cuando necesita en el centro del campo la visión de juego de Philipp Lahm. Además, Guardiola siempre ha contado con la polivalencia de Javi Martínez y su capacidad para jugar como central o como centrocampista defensivo.

En la zona de tres cuartos, nadie va a descubrir ahora mismo a Mario Götze. Un jugador con una habilidad excepcional con el balón en el pie pero con falta de constancia y regularidad en su juego. Thomas Müller es ese tipo que todo entrenador querría tener. Antiestético con el balón pero una colocación táctica fenomenal en la zona de ataque, buena velocidad y una gran puntería. Y, por supuesto, que se puede decir de Robert Lewandowski que no se sepa ya. Muy habilidoso para su altura que le da la ventaja de una gran corpulencia para recibir la pelota. Además, nunca ha sido el típico delantero de área sino que busca ayudar en la salida de la pelota, moverla y generar espacios cuando puede.

Por último, Manuel Neuer. El portero alemán quizá sea el mejor jugador del mundo en su demarcación cuya concentración destaca sobremanera. Si te llegan una o dos veces al área por partido es muy complicado mantenerte alerta. Pero todavía suele ser peor si en los desajustes de la defensa te dejan solo y tienes un uno contra uno frente al delantero. Muy ágil y con excepcionales reflejos, la parte que le encanta también a Guardiola es su gran juego con los pies aunque en muchas ocasiones ha pecado de exceso riesgo al salir a por la pelota o regatear al delantero que le persigue.

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Sobre el autor
Pedro M. Peralta
Periodismo. Gran aficionado al deporte de motor y al fútbol.