Los equipos emergen del túnel de vestuarios. Hoy no es un día cualquiera en la Premier. Esta semana no, al menos. La seriedad de las gradas minutos antes del inicio del partido se ve interrumpida por momentos cuando el speaker anuncia los onces iniciales de cada uno de los equipos. Ashley Young, que pasó su juventud en el equipo local, es el único que levanta los aplausos de Vicarage Road cuando se cita el once visitante.

Tras el lanzamiento de la moneda por parte del jovencísimo árbitro Robert Madley (apenas cuenta con 30 años), se procedió a escuchar La Marsellesa. El himno nacional que durante toda la semana se ha convertido en un canto por la libertad y las ganas de vivir frente al terror y la opresión. Todos los jugadores en el centro del campo, mezclados sin distinción de equipo, oyeron los acordes que nacieron durante la Revolución Francesa.

Buen inicio del United

Cuando el balón comenzó a rodar, las formalidades se dejaron a un lado 90 minutos. Bastian Schweinsteiger lo dejó claro desde el minuto uno: falló un pase e hizo dos inteligentes zancadillas a ras de suelo (apurando eso sí, al límite) que le valieron para recuperar el balón. Los diablos rojos empezaron sublimes el encuentro, atacando con intención y moviendo el balón de manera muy fluida.

A los cinco minutos de partido, el Manchester tuvo la primera. Herrera estuvo cerca de superar a Gomes pero Nyom, con los reflejos de un lince, estuvo rápido para sacar el balón a corner. Con las bajas de Rooney y Martial, Van Gaal apostó por primera vez por jugar con Depay y Lingard arriba. Ambos con mucha libertad de movimiento y cayendo en banda si así lo creían necesario.

Depay celebra el primer gol del Manchester United, en el minuto 11 (Foto: The Telegraph)

Y a los pocos minutos de empezar el choque, el técnico holandés comprobó que la jugada le salió bien. Memphis correspondió a las críticas que le llegaban sobre sobre su rendimiento abriendo el casillero de los visitantes en el minuto 11. Un pase largo, cruzado, de Herrera encontró al jugador tulipán que anotó el tanto con una sublime volea. 0-1 en el marcador y el United había conseguido espantar en los primeros compases del partido sus fantasmas de la sequía de goles.

Uno de los grandes méritos del United en la mitad inicial de la primera parte es que consiguió mantener fuera del partido al Watford durante un largo periodo de tiempo. Los de Sánchez Flores no conseguían disponer de ocasiones, siquiera llegadas con peligro a la meta de De Gea, y eso en el fútbol se paga. Los cuatro de arriba del Manchester presionaban de maravilla la salida de balón de los locales, que tuvieron problemas graves para distribuir el balón desde abajo y se veían obligados a recurrir al pelotazo.

La lesión de Herrera lo cambió todo

Por si no fuera poco, Herrera y Mata encontraban espacios para correr en la zona de tres cuartos visitante. Por lo que Schneiderlin y Schweinsteiger recurrían mucho a los dos españoles en las transiciones de juego. Pero en el minuto 25, esto se cortó. Herrera se echó al suelo haciendo señales de no poder continuar. El centrocampista fue sustituido por Marcos Rojo y abandonó el césped tocándose la zona trasera de su pierna.

Schneiderlin, un minuto después de aquello, tuvo una clara ocasión de ampliar la ventaja foránea, pero su ‘semivolea’ se fue por encima del arco de Gomes. Un minuto antes de llegar a la media hora de juego, el francés la tuvo de nuevo. Le faltaron centímetros para llegar en el segundo palo al corner botado por Young.

En los últimos minutos de la primera parte, el Watford miró un poco más arriba y empezó a poner por primera vez en dificultades los hasta entonces impolutos guantes de De Gea. Capoue en un par de ocasiones intentó en sendos disparos lejanos arañar el empate, pero fueron infructuosos y un balón acabó en la grada alta del Vicarage Road. Irrecuperable para los recogepelotas. El tempo del partido lo terminó llevando el Watford antes del descanso, con el Manchester errando demasiados pases en lugares, en principio, cómodos para no hacerlo. Así, con dudas en los que llevaban ventaja y ánimo en los que tienen que remar para neutralizarla, se llegaba a los 15 minutos intermedios.

10 horas imbatidos

Durante la primera parte, en el minuto 45 concretamente, los red devils consiguieron una marca impresionante: 600 minutos, o lo que es lo mismo, 10 horas sin conceder un gol. Decía Herrera en la rueda de prensa previa al encuentro con el West Bromwich que las grandes defensas ganan campeonatos. Es cierto que este Manchester, al estilo que Van Gaal impregna, no es un equipo excesivamente goleador. Pero los resultados, como en todo en la vida, es lo que cuenta en el expediente. Y el Manchester, a falta de que jueguen los demás equipos, es líder de la Premier.

El Watford se viene arriba y el Manchester no controla

Nada más iniciarse la segunda mitad Lingard la tuvo para el Manchester. Un extraordinario pase de espaldas de Memphis dejó al joven jugador inglés del United cara a cara con Gomes, que hizo una parada vital para los intereses de su equipo y lo mantuvo en partido. Los diablos rojos empezaron la segunda mitad como la primera, con movimiento de balón rápido y preciso, que desequilibraba la férrea defensa del Watford.

Pero los locales no se dejarían avasallar tanto tiempo como en la primera mitad. En el minuto 50, De Gea detuvo con facilidad una buena contra lanzada que trató de culminar Abdi con un disparo cruzado. La primera estirada del cancerbero madrileño dejaba claro que los intereses de los de Sánchez Flores no pasaban por esperar atrás como los 30 minutos iniciales. Y solo un par de minutos después obligaron al portero del Manchester a estirarse, y de lo lindo. Una buena combinación de Ighalo y Deeney que el segundo no consigue aprovechar gracias al buen hacer de De Gea. “Casi consigue golpearle bien”, decía sobre la jugada el mítico Michael Owen desde la retransmisión de Sky Sports.

El United comprendió que necesitaba parar el partido y empezar a tocar, pero la mala precisión no lo permitía y el Watford se aprovechaba de ello muy bien. Un saque de esquina botado en el minuto 60 metió el balón en el área pequeña. Los aficionados locales contuvieron la respiración en el momento en que la pelota le llegó a Ighalo. Cuando estaban a punto de cantar el empate apareció la providencial pierna de Morgan Schneiderlin para desgracia de la hinchada del Vicarage Road.

Pocos minutos después, Van Gaal empezó a entender que la victoria iba a empezar a costar cara. Y no por la presión rival, sino por el alto precio que tendría que pagar el equipo. Phil Jones también sintió molestias y pidió el cambio. Entró por él el jovencísimo norirlandés Paddy McNair. A partir del minuto 70 en adelante el partido se convirtió en un toma y daca de ambos equipos, ante la incapacidad del Manchester para domar la situación.

Minutos finales de locura

Abdi y Deeney las tuvieron para el Watford antes de entrar en los minutos finales, mientras que Lingaard fue el encargado de fallar en el Manchester. En el 86, Rojo, que había entrado por el lesionado Herrera, derribó a Ighalo dentro del área y el árbitro señaló el punto de penalti. La cara de Van Gaal tras la torpeza de su jugador lo decía todo. Deeney no falló y el United se abocaba a un nuevo empate tras parecer en las últimas semanas que salía de esa racha tan anodina.

Pero solo un par de minutos después, cuando los red devils estaban completamente volcados en ataque, Schweinsteiger recogió un rechace y golpeó casi sin ángulo a la portería. Deeney, el anotador del gol local, intentó desviar el balón de su destino final, pero no consiguió más que asegurar que el gol entrara en su propia portería. La afición enmudeció y Van Gaal empezó a saltar como alma que lleva el diablo. Parecida fue la reacción de Ander Herrera, que empezó a golpear el costado del banquillo con rabia.

Finalmente tres puntos y liderato momentáneo a falta de todos los demás partidos. “Este tipo de partidos son los que deciden campeonatos”, finalizaba Michael Owen la retransmisión en Sky Sports. Si es así, el United ha salvado un primer match ball en la ‘batalla de Vicarage Road’.