Comenzó el partido en un abarrotado Goodison Park y el West Brom parecía no querer el balón. A los quince minutos de partido, cuando no había pasado casi nada destacable, el Albion consiguió un córner casi sin querer. En ese momento no sabían que ese córner iba a decidir el partido. Sessegnon la pone, Olsson la peina al segundo palo y el venezolano José Salomón Rondón la empujaba con el pecho a la portería de Joel. La defensa del Everton se comió la jugada, algo que les constaría el partido. Los Baggies consiguieron adelantarse en el marcador y apenas volvieron a ver puerta.

El Everton pareció reaccionar y empezó a asediar a la defensa del Albion. Barkley dio al palo en el 36’ y Cleverley estuvo a punto de marcar un centro chut tres minutos después. Foster ni las vio venir y parecía que el gol tenía que llegar por parte de los locales, que parecían empezar a desesperarse por el excesivo y rácano juego de su rival, replegados hasta el extremo y defnediendo con todo el equipo.

Rondón anotando el único gol del partido. Foto: @WBA

El West Brom se salvó en la primera parte, donde el Everton tuvo nada más y nada menos que catorce oportunidades, pero solo consiguió chutar a puerta una vez, lo mismo que los visitantes, que tuvieron más efectividad, todo sea dicho. Los locales eran dueños del partido y parecía mentira que no pudiesen ver puerta, aunque los Baggies estuvieron muy implicados en defensa hasta el último tramo de los primeros cuarenta y cinco minutos. Lo justo habría sido un empate, el Everton lo mereció. Lennon fue un peligro constante por la derecha y Lukaku se pegó con Olsson y Evans durante todo el juego.

El Everton comenzó la segunda parte igual que acabó la primera. Los de Roberto Martínez dominaron el juego y la posesión y consiguieron crear peligro a la defensa del WBA. McClean estuvo a punto de ser expulsado pero el colegiado le perdonó, y automáticamente fue sustituido por Chris Brunt cuando se cumplía la hora de juego. Eso sí, aunque el West Brom no consiguiese pasar de medio campo, seguía vivo. También entraba Koné por Cleverley al mismo tiempo.

Se produjo una tímida reacción del WBA. Rondón estaba de palomero y Brunt estuvo a punto de aprovechar una dejada del venezolano en el área. El tiro del inglés, cruzado, se fue ligerísimamente desviado del palo izquierdo de la portería del español Joel Robles, suplente de Howard. Y es que fueron contadas las ocasiones de los de Tony Pulis, que defendían con casi todos sus jugadores entre su portería y las proximidades del área, replegándose rápida y eficazmente.

Berhaino peleando por un balón con Gareth Barry. Foto: @WBA

El Everton comenzó a jugar sin medio campo cuando Barry y McCarthy se unieron al juego ofensivo. Lennon siguió comiéndose a Chester por su banda y Coleman siempre le acompañaba. Destacable también el trabajo de Barkley, aunque esta vez no pudo explotar sus habilidades en el campo. La defensa Baggie siempre estuvo encima suya.

Salieron Anichebe y Deulofeu y el Everton seguía perdiendo un partido que pudo haber tenido ganado mucho tiempo antes. La zozobra se apoderaba de los Toffees, que veían cómo se les escapaba el partido. Salía Leon Osman en detrimento de McCarthy en un intento de ir a por todas, pero los de Pulis seguían resistiendo. Los segundos corrían en contra de los locales.

Barkley conectó con Lukaku casi por primera vez en el partido, el belga se la dejó de primeras en el borde del área y el mediapunta inglés desaprovechó la mejor oportunidad que pudo haber tenido en todo el partido. No era el día del canterano del Everton, aunque lo cierto es que el West Brom consiguió elaborar un entramado defensivo que hacía imposible que el juego directo y asociativo que suelen practicar los de Roberto Martínez pudiera dar frutos. Eso sí, la estadística era clara: treinta y dos remates del Everton por tan sólo cinco de los visitantes.

Cinco minutos de añadido. Berahino dio paso a Sandro en el 92’, mientras Pulis pedía al cuarto árbitro la hora. La última de los Toffees fue un remate de Barkley, que se la quitaba a un Lukaku que llegaba solo y en mejor posición, pero que no pudo rematar a la portería de Foster. El partido acabó un minuto más tarde de lo previsto y Goodison estalló en abucheos.

El Everton no mereció perder, pero el fútbol es así. Poco consuelo le queda a Roberto Martínez, hay días que el balón no quiere entrar. Aunque hay que dejar claro que el West Brom se defendió con uñas y dientes, aunque demasiado replegado, durante todo el partido. Victoria del Albion, que se coloca en el puesto 13º, con 32 puntos, tres menos que el Everton, que ocupa la décima posición en la tabla de la Premier League. Es la sexta derrota en casa del Everton esta temporada, que demuestra más potencial del que reflejan las estadísticas.