Catar y Rusia. El petróleo como denominador común. Todo esto se esconde bajo los nombres de Nasser Al-Khelaïfi y Roman Abramovich, los máximos accionistas de PSG y Chelsea respectivamente.

Construyendo un gigante

El exceso de dinero de Roman Abramovich le permitió volcar gran parte de su fortuna en la mayor de sus aficiones: el fútbol. En el año 2003 decidió hacerse con el Chelsea, eliminando  toda la deuda que arrastraba e invirtiendo grandes cantidades de dinero en nuevos fichajes.

El entrenador de aquél primer Chelsea que tenía al ruso como máximo propietario era un tal Claudio Ranieri, un hombre sabio que está siendo la gran sensación del fútbol actual con su sorprendente Leicester. Los fichajes blues de aquella temporada fueron jugadores tan importantes como Makélélé, Duff, Verón o por el que se pagó casi 25 millones de euros, Damien Duff. En total, Abramovich invirtió 167 millones en contractar jugadores en su primer año.

Todo ello sirvió para que un equipo sumido en la mediocridad, como era aquél Chelsea, acabara la temporada en segunda posición. Pero Abramovich quería más, y por eso se hizo con el técnico que quería toda Europa, el recién Campeón de Europa, José Mourinho. Además del portugués, aquél verano se añadieron a la dinámica londinense cuatro hombres claves en el devenir de la historia del club: Robben, Ferreira, Carvalho y sobre todo Didier Drogba.

Drogba fue el alma del Chelsea | Foto: ElPaís
Drogba fue el alma del Chelsea | Foto: ElPaís

El resultado de aquellos dos veranos de tan grande desembolso económico fue la consecución de la Premier League 50 años después. El equipo se había establecido en la élite europea, y luego llegarían grandes fichajes como Shevchenko, Essien o Joe Cole.

La noche europea de los blues estaba tardando en llegar, pero apareció en Moscú, el 21 de mayo de 2008. La final de la Champions tenía acento inglés, pues la disputaban Manchester United y Chelsea. El partido fue apasionante, con goles de Ronaldo y Lampard, decidiéndose todo en la tanda de penaltis. Entonces, el capitán John Terry resbaló y su penalti golpeó en el poste. Finalmente, Anelka fallaría el decisivo y la Champions partió con dirección a Manchester.

Las heridas se cerraron 4 años más tarde, cuando practicando uno de los estilos de juego más pragmáticos de la competición, tuvieron de su lado a la diosa fortuna y eliminaron al Barça de Guardiola para plantarse en la final de la Champions. Allí les esperaba el Bayern, que además era el anfitrión. La suerte volvió a aliarse con los londinenses, y esta vez la tanda de penaltis le sonrió a los blues. El gol definitivo fue, como no podía ser de otra forma, de Didier Drogba.

La apisonadora francesa

En 2011, Nasser Al-Khelaïfi se hizo con el control del PSG. Que no iba de farol se pudo observar desde el primer mercado de fichajes en el que participó: en el verano de 2011 se gastó 107 millones de euros, firmando a Pastore por 42 millones.

Pese al desembolse inicial del jeque catarí, los parisinos cayeron en liga ante el sorprendente Montpellier de Belhanda y Giroud. Además, cayeron en cuartos de la Coupe de France, en dieciseisavos de la Coupe de la Ligue y no superaron la fase de grupos en la Europa League.

Nasser no quiso que esto volviera a pasar, y cuando se abrió el mercado en 2012 fichó a cuatro jugadores que serían claves en el proyecto parisino. Desde Milán llegaron Thiago Silva e Ibrahimovic, por 40 y 20 millones respectivamente, y también desde Italia vinieron los otros dos hombres, del Napoli llegó Lavezzi (30 millones) y del Delfino Pescara un jovencísimo Verratti por 14 millones. La sustancial mejora conllevó el título liguero, pero las dos copas se marcharon antes de tiempo. En la Champions, fue el Barça quién les apeó en los cuartos de final.

Ibrahimovic, la antítesis de Drogba en el PSG | Foto: TheStar
Ibrahimovic, la antítesis de Drogba en el PSG | Foto: TheStar

Esperando asentarse en Europa es dónde se encuentra el PSG. Actualmente es el total dominador de la competición doméstica, aventajando en 24 puntos al segundo clasificado en la jornada 26 y siendo el ganador de los tres últimos trofeos. La llegada de hombres como Di María, Cavani o Motta han supuesto un plus para el equipo parisino que está viendo afianzada su idea de juego bajo la batuta de Laurent Blanc.

Rivalidad millonaria

En 2004 PSG y Chelsea se enfrentaron en la Champions League por dos ocasiones. Entonces, los londinenses apabullaron al PSG en el Parque de los Príncipes, con un doblete de Drogba y un tanto de John Terry. En cambio, en Stamford Bridge no pasaron del empate a cero. Era el inicio de la era Abramovich, y aun quedaba mucho para que el PSG se convirtiera en un equipo grande.

Con ambos equipos ya convertidos en potencias futbolísticas, la Champions League nos deparo unos apasionantes cuartos de final en la temporada 2013-2014. Entonces, los parisinos dominaron el partido de ida con un 3-1 con goles de Lavezzi, David Luiz y Pastore, aunque la clave del encuentro fue el solitario tanto de Hazard. En la vuelta, llegaría la magia de la Champions. Con todo perdido, y con un equipo como el Chelsea que no se prodiga en exceso en jugadas ofensivas, los británicos necesitaban de un gol a falta de tres minutos para la conclusión. Entonces, apareció el senegalés Demba Ba para marcar el gol más importante de su carrera y dar el pase a los ingleses.

Demba Ba bate a Sirigu para marcar el gol definitivo | Foto: DailyMail
Demba Ba bate a Sirigu para marcar el gol definitivo | Foto: DailyMail

En la pasada campaña vimos como la máxima competición continental quiso que PSG y Chelsea volvieran a verse las caras. Si la Champions es la Champions es por eliminatorias como la del pasado curso. En la ida jugada en el Parque de los Príncipes, el PSG fue muy superior, pero un tempranero gol de Ivanovic solo fue contrarrestado en la segunda mitad por un tanto de Cavani. La vuelta en Stamford Bridge sería espectacular.

Un partido que tuvo absolutamente de todo. La eliminatoria empezó poniéndose muy de cara para el Chelsea, que en el minuto 31 veía como expulsaban a Ibrahimovic de forma injusta. A falta de 10 minutos para el final, Cahill desempataba el encuentro y ponía muy cuesta arriba la eliminatoria para los parisinos. Pero en un saque de esquina, David Luiz conectó uno de los remates de cabeza más potentes de la historia para subir la igualada a falta de cinco minutos para la conclusión.

Ya en la prórroga, Thiago Silva cometió un penalti absurdo, evitando el remate a priori inofensivo de un jugador del Chelsea, con la mano, y Hazard no lo desaprovechó para marcar el segundo de los suyos. Con uno menos y de nuevo por debajo en el marcador; parecía el fin del PSG. Pero en el 112, el propio Thiago Silva se eleva en el interior del área rival y conecta un testarazo impresionante que bate por encima a Courtois. El marcador ya no se movería más y el PSG se tomo su venganza en una eliminatoria de órdago.

La roja a Ibra fue un ingrediente más para la apoteósica eliminatoria del pasado curso | Foto: Mirror
La roja a Ibra fue un ingrediente más para la apoteósica eliminatoria del pasado curso | Foto: Mirror

El sorteo de la Champions League 2015-2016 ha querido que Chelsea y PSG se vuelvan a ver las caras. Una rivalidad que se acrecienta cada temporada, y que esperemos que no tenga incidentes tan vergonzosos como los ocurridos el año pasado en los que los hinchas del Chelsea no dejaron subir al metro un aficionado negro del PSG. Dos grandes sin tradición que volverán a medirse las caras en una eliminatoria que promete ser apasionante.