Emocionante partido el que se iba a vivir en St Mary's Stadium, estadio del Southampton que se enfrentaba a un poderoso Liverpool que acumulaba un gran número de partidos ganados fuera de casa en 2016 y que acababa de eliminar en Europa al Manchester United apenas dos días antes.

Coutinho volvía a abrir la lata red, como ya lo haría contra el United en Europa

Arrancaba el partido con los reds presionando muy arriba, asfixiando al rival. Daba la sensación de que querían encarrilar el partido rápido. Las ocasiones de peligro se sucedían hasta que llegó el gran Coutinho y de nuevo, como ya hiciera contra el United en la UEFA Europa League, abría el marcador visitante con un gran gol desde fuera del área. Corría el minuto 17 cuando el brasileño Coutinho mandaba un obús al lado derecho de la portería. 0-1 para el Liverpool y controlando totalmente el partido.

Pocos minutos después, Origi se inventaría una jugada en el área para ceder el balón a Sturridge y que este abriese una brecha en el marcador. Marcaban el 0-2 para los de Klopp que parecían sentenciar el partido muy pronto, o eso entendió Ronald Koeman, el técnico del Southampton, que mandó a los suyos a una muerte anunciada yendo con toda la artillería arriba a por el partido en el minuto 23, con casi todo el partido aún por delante.

El Southampton atacaba con todo. Mucho corazón pero poca precisión y propiciaba numerosos desajustes defensivos en su propia defensa. Estaban completamente al ataque los rojiblancos intentando recuperar esa desventaja en el marcador olvidándo todo el partido que restaba aún. Esta situación daba como resultado multitud de ocasiones claras para los de Jürgen Klopp que jugaba a casi a placer.

Mucho dominio visitante que jugaba cómodo y con rápidas transiciones cercanas al área que volvían loca a la defensa rival. Las pocas ocasiones de las que disponía el Southamptom eran frustradas por la zaga sólida que defendía al Liverpool.

El Liverpool se iba al descanso con una sensación de dominio absoluto, liderado por Coutinho y Sturridge, sus dos grandes estrellas. Mucho tenían que mejorar los de Koeman para hacer daño a este gran equipo que en las últimas jornadas está intratable. 

El Southampton fallaría un penalti que le podía meter en el partido

Arrancaba el partido con un penalti para el South. Mignolet tenía que hacer la primera grandísima intervención del partido para el conjunto red parando esa pena máxima a Mané. Klopp se enfadaba mucho ante esta situación sabedor de que un gol de los locales hacía que entrasen de nuevo en el partido. Volvía el ida y vuelta típico del fútbol de las islas inglesas porque, segundos después, Origi tenía otra grandísima oportunidad que sacaría el guardameta local, Foster.

A balón parado el conjunto de Ronald Koeman conseguía hacer daño a los reds con muy buenas jugadas ensayadas. En el minuto 64 robaba el Southampton en tres cuartos de cancha un balón peligroso que recepcionaba Mane y enmendaba su error en el penalti con un gran chut cruzado. Los locales recibían un impulso con este gol del delantero nigeriano del conjunto inglés, 1-2. A partir de este instante llegarían los nervios para el equipo de Anfield. Los pases ya eran menos precisos, las ocasiones llegaban con cuentagotas y corrían más para despejar el balón que para crear.

El equipo de St Mary's Stadium apretaba y los 33.000 aficionados alentaban a su equipo al que veían con posibilidades de remontar al Liverpool. Y así fue, en el minuto 83 conseguían empatar gracias a Graziano Pelle que marcó con un gran disparo por la izquierda. 2-2 que obligaba al Liverpool a ir a por el partido después de esa gran fase de relajación que habían sufrido en la segunda parte.

Los de Klopp intentaban despertar del letargo con posesiones cerca del área rival pero no podían hacer daño al torbellino rojiblanco que, pocos minutos después, en el minuto 86, dejaría la remontada de la jornada. Sadio Mane, de nuevo, anotaba para dibujar el 3-2 final y borrar la felicidad de la cara de los jugadores red que estaban pensando ya en el próximo partido.

Final de un encuentro que cumplió lo que prometía, emoción. Los locales nunca se rindieron y con, quizás, más corazón que cabeza dieron la vuelta a un 0-2 que parecía casi irremontable ante la superioridad del Liverpool en la primera parte. No estará Jürgen nada contento con los suyos que han perdido una ocasión inmejorable para acercarse a Europa y sabiendo que no quedan muchas jornadas ya para lograrlo.